Un cáncer: los Infiltrados

Paralela al progreso de la Revolución, vemos radiante, enérgica y en espléndido ataque a la Contrarrevolución. No existe una sola institución, una oficina, alcaldía, gobernación o ministerio donde no encontremos, a la Contrarrevolución, mandando, pedante, fiera y audaz. Dudosos “líderes de boina roja” se complacen con retocar con mano muy suave lo que los adecos dejaron, ofreciéndoles sin ningún temor y bajo el más grande desparpajo regresar las instituciones a “lo que eran en el pasado” cuando ellos gobernaban e incluso llaman a éstos para que gobiernen, para que asesoren y colaboren con los planes educativos y sociales.

Los adecos ahora pintados de rojito han dejado de serlo de puro nombre, pero seguirán con sus libertinajes y malandanzas por muchas generaciones más.

La altivez y jactancia de algunos funcionarios y mandatarios regionales llega a ser tan exagerada, que profesan que es por sus “propios méritos, por sus elevadas dotes, mas que políticas, curriculares” por las que llegan a ser elegidos, sin reconocer que su posición se debe innegablemente al apoyo, a la mano y al carisma que les brinda Chávez, asociado al entusiasmo popular que ha despertado el proceso que él lidera.

“De manera tal que recogidos en sus nichos “todopoderosos”, se ensoberbecen, y administran y disponen de sus cargos como de parcelas privadas, solo para satisfacer a sus “amigotes” y a partir de allí levantar estructuras clientelares al estilo de los pícaros polítiqueros de la IV República. ¿Cómo puede proyectarse en las comunidades la Revolución Bolivariana con gente como esta? ¿Qué se puede esperar que haga en los cuatro años por venir, frente a una agresión permanente del imperialismo y del voraz escualidismo infiltrado en todas las dependencias del Estado, y en especial en el Ministerio de Educación Superior? A esta gente, en verdad, ni le va ni le viene el ser revolucionario. Y algo que observamos de manera escalofriante es la destitución o eliminación de aquellas personas que en un cargo puedan mostrar alguna posición de decisión y de coraje para reformar de manera tajante la administración pública”.

“El que se atreva a enfrentar a los mafiosos contratistas y oportunistas sindicaleros, a los “dirigentes tarifados” de los viejas y anacrónicas federaciones, a los jeques de la vieja y podrida estructura adeca, es mal visto y se expone al aislamiento, a la desconfianza, y a ser señalados de saboteador y hasta de enemigo de la revolución bolivariana. Observamos con asombro como en algunos casos nuestra revolución no consigue ni madurar ni fortalecerse en algunas instituciones, porque pelotones de bandidos tarifados y ladrones la están minando, desfigurando, por ignorancia, maldad y desidia. Los valores fundamentales no consiguen consolidarse. El choque de intereses mantiene en desorden y caos los programas sociales. El espíritu conservador domina a muchos de los funcionarios públicos, hasta el punto que algunos se vanaglorian de manera pública en decir “¡LOS ADECOS NO VOLVERÁN!…. porque en verdad que no nos hemos ido”. Por primera vez, llega a Venezuela una revolución con un verdadero programa de dignidad humana y de compromiso con nuestra soberanía nacional, pero las viejas costumbres polítiqueras son una permanente amenaza para avanzar, para profundizar el proceso, y en la mayoría de las gobernaciones y ministerios no se vislumbra a un sucesor, por lo menos”.

Se está permitiendo, para desgracia, que sobrevivan y persistan los valores adecos, la degeneración de los partidos del pasado, que como en toda revolución son los que luego de la manera más impúdica se pasarán al enemigo, porque realmente nunca tienen sensibilidad ni valor para aceptar ni creer en los cambios ni mucho menos en el pueblo. Estos son los escenarios que prefiere el Imperio para montar sus planes criminales y provocar horribles confusiones. Mientras no se inicie un verdadero proceso de limpieza dentro de las instituciones y en la revolución, no podremos decir que Venezuela está cambiando para siempre. Chávez batalla incansable y valientemente, pero detrás de él existen muchos enanos, muchos infiltrados, muchos pérfidos arribistas.

Ya es hora de que la Asamblea Nacional se aboque a cumplir con la ineludible misión de establecer los mecanismos necesarios que den al traste con los planes de los infiltrados que pretenden acabar con esta Revolución. Los señores diputados deben abandonar sus comodidades de ahora y salir adelante con ímpetu a enfrentar a los que actualmente se dicen revolucionarios pero que a leguas se les nota que no son más que infiltrados de corazón adeco, aunque asistan a marchas con franela y gorra roja o funjan de funcionarios públicos, ya que en sus fingidos y mal aprendidos discursos explayan sus mal ocultas intenciones que no son otras que las de dar al traste con la Revolución Bolivariana e implantar de nuevo el mafioso sistema adeco de pasado reciente. “De que vuelan, vuelan”.

enmanuel1@cantv.net>


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Luís Daza


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