Pensé que nunca más me iba a ocupar de la gestión del alcalde Bernal, pero lo sucedido con el mamotreto de los Cohen en la parroquia La Candelaria me obliga. En la insegura Caracas los centros comerciales se han convertido, para beneplácito de la sociedad de consumo, en los principales centros de recreación de la ciudad. No importa lo feo o lo bonito que sean: siempre están llenos. El Sambil de Chacao es particularmente asfixiante, ruidoso y terriblemente generador de sensaciones claustrofóbicas. Pero asómese y vea como lo visitan.
Fue a principios de 2007 cuando supe del nuevo Sambil pues vivo en la zona. Decía la valla, si mal no recuerdo: gran inauguración de Sambil La Candelaria, en diciembre de 2008, más de 300 locales comerciales, más de mil puestos de estacionamiento"… Y más de 500 mil infartados agregué yo. La insólita obra se construyó en una zona donde destacan dos inmensas torres financieras, un conjunto residencial que parece diseñado por los arquitectos de los Cohén, una universidad, un mercado popular, un hospital, una clínica, un centro comercial y la parroquia la Candelaria. Un poco más allá está la sede la Comandancia General de la Armada, la sede la de La Electricidad de Caracas y la parroquia San Bernardino. Al ladito está la avenida Urdaneta, la misma que llega a Miraflores. Una pelusa.
Un gentío sabía pues, incluyendo a funcionarios del ex alcalde Bernal, que allí se construiría un Sambil. Supe de algunas protestas y también supe de acuerdos ya que los constructores ofrecieron "mejoras viales". Supe en qué consistían las mejoras, recuerdo no haber entendido como las harían y recuerdo que no pasó nada. Es decir, los vecinos también dejaron (mos) que se construyera el mamotreto.
Lo demás es historia conocida. El Presidente lo ve o alguien se lo informa ( ¿quién sería? ¿el comandante de la Armada o el titular de Infraestructura?). Y es que si hay verdadera "voluntad de enmienda" debería ser demolido para construir una plaza para los caraqueños, para escarmiento de funcionarios ineficientes, de ciudadanos indiferentes y de constructores inescrupulosos. Lo otro, convertir un centro comercial en cualquier otra "cosa", que ni se sabe, es tan irresponsable como lo que hoy se exhibe para vergüenza de todos.
*Periodista
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