Es incomodo utilizar como ejemplo la posición asumida por un canalla para explicarles mejor a nuestros lectores los peligros y desvíos a los que se enfrenta el noble proletariado (entiéndase como por obreros y trabajadores en general) para la consecución de su liberación final. Pudiéramos, con este artículo, estar cometiendo el error de adjudicar a nuestro personaje aludido mayor importancia de la que merece, o por hacerle una especie de publicidad gratuita a su reencuentro con sus siempre cómplices de la difunta CTV. Y es que, la historia del liderazgo del proletariado de todas las revoluciones han padecido de los mismos problemas por cargar con "el peso de mierda" como sacos sobre sus espalda; por contar con muchos oportunistas y traidores que han vivido de ella como parásitos que intentan dañar sus nuevos frutos. Orlando Chirino representa justamente eso. Hoy, este siniestro personaje es el instrumento perfecto que necesitaba la burguesía para manipular a los trabajadores y enfrentarlos a la revolución, y en especial, al Comandante Chávez. Orlando les ha servido para reforzar las macabras y falsas ideas que pretenden hacer ver a la Revolución Bolivariana como autoritaria que buscará “comerse a sus hijos críticos”.
Orlando Chirino pudo engañar a muchos trabajadores y revolucionarios en su buena voluntad. Revolucionarios de la talla de Alan Woods y Celia Hart (ambos trotskistas, esta última hija del intelectual cubano Armando Hart, quien falleció en un accidente automovilístico en Cuba) se solidarizaron con este hábil personaje cuando fue despedido de su último trabajo en PDVSA. Alan y la siempre luchadora Celia, así como muchos otros luchadores internacionalistas quienes lo apoyaron fueron engañados en su buena voluntad. Algunos veían en él “liderazgo” y “sinceridad”. La memoria cortoplacista de muchos venezolanos pudo haber olvidado su verdadero origen en las filas del corrupto sindicalerismo adeco-copeyano y sus posiciones a favor de la privatización de las industrias básicas (la CVG) a cambio de algunas migajas.
A Orlando siempre lo identificamos como un militante de la pequeña burguesía que sólo perseguía algunas mejoras económicas salariales para los trabajadores que permitiera aplacar el espíritu revolucionario del proletariado despertado por su revolución. El Show mediático concedido por este personaje al canal privado Goebbelvisión nos facilitó el trabajo. Ahora nadie puede ser engañado, ni tener dudas, acerca de este personaje y de su verdadera posición ideológica.
Escribía Marx en su Manifiesto Comunista que, “el lumpen proletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad. Puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras.” Orlando Chirino no se vendió a la burguesía, se regaló a ellos. La mierda fue a parar a la cloaca.
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