Hace muchos años, salidos de la lucha armada y aún no entrados en revolución, conocí a un dirigente del MIR a quien le habían robado su carro que, después de desvalijarlo, habían arrojado al mar por un barranco. “Y eso que vieron las publicaciones del MIR en la maleta…” se quejaba, “esto es deterioro social porque antes los malandros respetaban a los revolucionarios”. Le pregunté que clase de carro era, y respondió sin pestañear, “Un Mercedes Benz nuevecito, no joda…”
En el escenario de la Sala 1 del CELARG, después del evento en el que había sido panelista, en el momento de abrazos, felicitaciones (dame tu correo, tengo un proyecto, queremos invitarte, etc.) justo cuando el panelista se bañaba en su propia gloria, le tumbaron la computadora portátil a María Alcira Matute. Tremenda arrechera…Su artículo (“Mensaje a un Miserable” publicado en Aporrea 27/05/09) requiere un comentario.
CON CAMARADAS ASI…
Que Matute no piense que apruebo al o la culpable: le deseo la madre muerta, un hijo enfermo o suscripción vitalicia a El Nacional. Pero anda equivocada María Alcira (con el debido descuento por su explicable furia) cuando dice que el ladrón era “un camarada que tuvo el interés de asistir y la paciencia de oír las exposiciones de la mesa y del público; luego (subió) al escenario para hurtar mi computadora portátil de la silla al lado de donde me encontraba recibiendo junto a otros compañeros, sobre el escenario de la Sala 1 del CELARG, el saludo y el afecto de otros camaradas”.
1) ¿De dónde sacas, Maria Alcira, que se trata de un camarada? ¿Ignoras o ignorabas que existen profesionales especializados en robar computadoras en festivales, encuentros, conferencias, etc.?
2) ¿Cómo sabes que no fue algún empleado del CELARG? Es lo más probable, por la facilidad de esconder el botín sin riesgo de ser descubierto al salir, o que no fue alguien (quizás la misma persona) que trabaja para la inteligencia colombiana que monitorean estos eventos. El problema ahora es de Roberto Hernández Montoya y su servicio de seguridad porque ¿y si en vez de robar ponen un niple? Además, Matute:¿Por qué no tienes uno o dos copias (“backups”) de tus archivos y trabajos?
En cuanto a tu lapidaria sentencia “El hurto no es sólo un delito, sino un acto de inmoralidad” debo añadir, parafraseando a Thomas de Quincey: “porque conduce al asesinato, éste a la mentira y la mentira a la pereza que, como se sabe, es madre de todos los vicios”.
EL GRUESO DE MARIA ALCIRA
Lo que si no me calo, y por eso escribí este mensaje, es que María Alcira diga “conservo la fortaleza en el conocimiento de que el grueso de nuestros camaradas bolivarianos jamás haría algo semejante”. ¿El grueso? El grueso y el no-grueso somos demasiada gente para tu sospecha genérica. Si así nos llevas, dejo constancia de que no quiero estar entre quienes merecen tu confianza.
Ningún ladrón se arrepiente como resultado de un insulto y la computadora no será devuelta porque no es moto de médico de Barrio Adentro. Salvo que la devuelvan “aliñada” después de copiar su contenido.
Con que moralina ingenuidad María Alcira expone su delicada virtud al temible grueso del humor latino, hasta se podría sospechar de una travesura de los panelistas Earle Herrera, Luis Britto y Fernando Buenabad, serios pero jodedores…
SE RESERVA EL DERECHO DE ADMISION
Después de rociar de insultos, amenazas y maldiciones al ladrón, Matute remata diciéndole “No merecías siquiera estar en el evento”. No seas tan indulgente, Maria Alcira, no merece ver tu programa de televisión.
Tranquila María Alcira, no desesperes, aún no estamos en el socialismo pero falta poquito.
rotheeduardo@hotmail.com