El burocratismo es el peor enemigo de la eficiencia en cualquier acto humano, pero es letal cuando se trata de llevar adelante un proceso de transformaciones profundas, una revolución. Este vicio humano consiste en retardar todo trámite, impidiendo que las actividades de oficina fluyan libremente, y deteniéndose en insignificancias, mientras se dejan de lado asuntos fundamentales. Queda claro que en la crítica aquí expresada no están incluidas las personas que, teniendo labores de oficina, la cumplen a cabalidad, a tiempo y con eficiencia. Que no son la mayoría, pero sobreviven estoicamente, calándose muchas veces el mandato de un burócrata vicioso.
Este vicio es también el mejor aliado de los saboteadores y, aunque deja huellas por todas partes y evidencias fáciles de comprobar, nadie se atreve a confrontarlo porque, al igual que el pirata Jack Sparrows, los burócratas viciosos no respetan las leyes y hacen lo que se les viene en gana, prevalidos del poder que les otorga un puesto desde donde operan como si de una propiedad privada se tratara. Si denuncias y el burócrata vicioso se entera, te va a retardar todo, tus papeles se van a perder, tus procesos no van a salir, y verás cómo todos los demás disfrutan de sus derechos mientras tú te quedas como la guayabera: por fuera.
Se trata de una mafia que trasciende los partidos políticos, los “equipos” de los altos funcionarios y todo aquello que no sea enquistarse en un puesto y sabotear, mantenerse en el mismo y parar la maquinaria del progreso. Se conocen y se llaman unos a otros, aplican listas negras donde estamos anotados todos los que protestamos y denunciamos a la burocracia y, en caso de que no caigas en sus chanchullos, te levantan un acta falsa, buscan testigos falsos para que firmen, y estás pendiente de que la persona mediocre que aparece figurando como protagonista del hecho doloso (generalmente es sólo un mascarón de proa, porque otra persona la está manejando desde atrás), estás pendiente de que esta persona disfrute de buena salud porque, si sale a echarse palos y en una discoteca la asesinan, te van a buscar a ti, porque te denunció con todos los papeles.
Porque los burócratas viciosos no saben nada de nada, no saben hablar, ni escribir, ni cumplir con su trabajo. En lo que son eficientes es en adular al funcionario o la funcionaria que se deja manipular, “halar” para lograr sus objetivos, mentir, manipular, lucrarse muchas veces de los retrasos burocráticos que protagonizan. No es raro, por ejemplo, que un jefe de personal -que es un cargo de poder, que tiene tu empleo en la mano y eso le proporciona una corte de adulones que tienen miedo a perder el puesto y les resulta más sencillo decir que si- que ese jefe de personal te retarde un crédito, un adelanto de prestaciones, una liquidación, y te ofrezca en voz baja darte un préstamo al tanto por ciento mientras llega tu dinero. Eso es un ilícito, pero como lo que saben los burócratas viciosos es de trámites, se aseguran de que no puedas probarlo, por si no caes. Y si caes, estás frito.
Allí están incluidos los que cobran comisión por los créditos, por la aprobación de proyectos, por la firma de un título de bachiller o universitario, por cualquier trámite, o, si no cobran, desaparecen tus documentos para que les ofrezcas algo. Y si no ofreces, bueno...
Lo más extraño de todo es cómo estos sujetos se atornillan a los puestos. Todos saben la clase de saboteadora o saboteador que es, todos saben de su ineptitud, de su despotismo y de su falta de principios, y sin embargo nadie denuncia, y sobre todo sus superiores, lo mantienen allí, con toda su mafia, a pesar de que sus desafueros son justificados con:
_”Tus papeles están en el escritorio del Ministro (O del Director, ¡O del Presidente!)”, “es política del Ministerio” y muchas otras excusas, que echan en manos de sus superiores la responsabilidad por el entrabamiento de las funciones que les corresponde hacer fluir, por el sabotaje de un proceso revolucionario que dicen apoyar, a veces con franela roja y todo, pero que en la realidad están parasitando y socavando.
Este tipo de burócrata es corrupto por naturaleza y se reproduce casi por generación espontánea, porque las condiciones están dadas: -autonomía de funciones, impunidad, tolerancia- Sobre todo la impunidad. Y sólo caen cuando alguien tan poderoso como el Presidente Chávez toma cartas en el asunto y manda a cortar el mal de raíz, como ocurrió recientemente con el Banco Industrial de Venezuela, cuyo presidente fue preso y toda su mafia, hasta donde sé, estaba siendo cuidadosamente vigilada y controlada. (ojalá que con el silencio sobre el caso no haya llegado el olvido y el retorno de la impunidad), y con la empresa nacional de electricidad.
Tan bravo es el ataque de los burócratas viciosos en el proceso revolucionario que el Presidente ha planteado, en varias oportunidades, las tres R, buscando que el gobierno bolivariano se deslastre de semejantes rémoras. Y los parásitos siguen allí.
Ese problema está en todas las instancias del Estado y el gobierno y, al igual que los ateromas en las arterias de los ancianos (sobre todo los adictos a las hamburguesas), tal como las inflamaciones reumáticas en las articulaciones, amenazan con echar abajo un proceso pujante, joven, revolucionario, que destaca en el mundo como una luz de bengala por su legitimidad, su oportunidad y su justicia. Y si, quienes pueden remover estos obstáculos, quieren hacerlo, seguramente contarán con mucho apoyo en las bases. El apoyo de los obstinados, de los que en silencio adversan esos errores, de los que soñamos con que el proceso revolucionario es un Proceso Revolucionario y no más de lo mismo, de los que creemos que otro mundo, el mundo del Socialismo, es posible.
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