En nuestro transitar cotidiano utilizamos ambos términos como sinónimos, incluso intercambiables. El término ética “Es el nominativo plural neutro sustantivado del adjetivos ethikos y el sustantivo de que proviene es ethos, cuyo significado es forma de ser o carácter. Entre tanto, la palabra moral viene de moralis, adjetivo, el cual también procede de un sustantivo latino mos moris. El significado se relaciona con la costumbre. Después de este acercamiento etimológico, “tendríamos que afirmar que las palabras “ética” y “moral”, en sus respectivos orígenes griego (ethos) y latino (mos), significan prácticamente lo mismo: carácter, costumbre”. “…es verdad que la etimología de ambos términos, de ambas palabras, es similar y por eso está sobradamente justificado que en el lenguaje cotidiano se tomen como sinónimos” (Zapata, 2004).
No obstante, existen dos niveles, dos instancias diferentes, dos planos: el cotidiano y el filosófico. La forja del carácter en la vida cotidiana es la moral vivida y la ética es la moral pensada. La ética vendría hacer una reflexión filosófica sobre moral vivida. La moral se expresa en el lenguaje de la vida cotidiana mientras que la ética es reflexión filosófica sobre esa moral. La moral es un conjunto de principios, normas y valores que cada generación trasmite a las más jóvenes. La moral per se implica un legado de orientaciones sobre como comportarse. Entre tanto la ética es la parte de la filosofía que reflexiona sobre la moral. La ética es la filosofía moral.
Una conclusión ahora epistemológica nos dice que los términos, las palabras “ética” y “moral” no son sinónimos pero sí, necesaria e inexorablemente, confluyen, convergen y desembocan en una misma problemática:”La moral se refiere a la conducta del hombre que obedece a unos criterios valorativos acerca del bien y el mal, mientras que la ética estudia la reflexión acerca de tales criterios, así como de todo lo referente a la moralidad” (Rodríguez, 1998).
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