El modo de hacerse popular y gobernar bien, es el de emplear hombres honrados aunque sean enemigos
Simón Bolívar
En el comienzo del libro “El cachorro Juan Vicente Gómez” por Rafael Gallegos Ortiz se cuenta que el Cabito Cipriano Castro en sus años mozos en su pueblo natal mantuvo amores con la hermana del cura de almas del pueblo… amores que terminan en una desfloración y en un “duelo por honor” entre el cura y él; duelo en el cual el Cabito es quien saca el mejor partido ya que hiere, en un brazo, de un balazo al cura… ¡escándalo! –“pueblo pequeño infierno grande”- sale Cipriano en huida y termina en Colombia (por cierto donde conoce a JVG) mientras, por lo “notorio” del hecho, el juicio se radica en Caracas… ¿Por qué les cuento eso?... bien, Cipriano le escribe ya en la segunda mirad del 1800 a sus abogados en Caracas y en la carta hay un párrafo que es una joya y dice algo así como:
“Es que no hay nada más corrupto que la Justicia en Venezuela”…
Y es verdad, la corrupción campeaba por los suelos venezolanos desde las épocas de la independencia… “los amos del valle”, fortunas venezolanas, nacidas del contrabando, latrocino y saqueo de la cosa publica después de la muerte del Libertador, son las mismas que llegan a nuestros tiempos enorgulleciéndose de ser “descendientes” de los libertadores… Hay que recordar que la “Guerra a Muerte” acaba dentro de Venezuela con aquellas fortunas tradicionales coloniales y que todas las “nuevas” fortunas fueron mal habidas en un comienzo; éstas se hibridan con las del los “Doce Apóstoles” quienes a lo largo de la Cuarta República saquean el erario nacional para conformar los que es hoy la casta oligárquica venezolana que adversa la Revolución.
Leyendo un artículo de prensa nicaragüense de hace casi un par años me saltan a la vista los siguientes párrafos:
En un país donde la corrupción política se tolera abiertamente podemos estar seguros de que sus pobladores están faltos de moralidad. La pregunta de fondo es: ¿Cómo la corrupción política alimenta la inmoralidad en la población?
De muchas maneras, aquí presentaré tres:
A) Al aceptar la corrupción política como un modo de vida, la gente también acepta la deplorable realidad de que la única forma de acceder a un modo de vida decente es haciendo trampas y chanchullos de toda clase. Se adopta así un patrón de comportamiento de hacer riquezas en el corto plazo y de cualquier manera aunque sea violando la ley. El arreglismo, el eliminismo o exclusionismo, el egoísmo y el consumismo materialista se convierten en un modo de vida. La gente mira exclusivamente a través de la lente que enfoca únicamente lo que la afecta en lo individual sin importar lo que le suceda a los demás. Y así, el individuo pierde el don de la solidaridad y su capacidad de protesta frente a los abusadores del poder, pues responde aisladamente y solitariamente (si acaso lo llega a hacer) hasta cuando le pisan sus callos.
B) La gente llega a despreciar el lenguaje político sensato que pide moralidad (pues sienten que ellos quizás ya la perdieron), y que también pide solidaridad hacia los problemas de otros (incapacidad de ver que eventualmente esos problemas de los otros lo afectarán a él o ella), y así, se tornan fácil presa de quienes controlan los instrumentos de poder. Pedro X Molina expresó magníficamente en su caricatura del sábado 3 de mayo en END, que “así como hay revolucionarios de escritorio, hay demócratas de sofá”, quienes dicen: que lo hagan otros, o que no quieren asolearse, y tienen boluda, o no les gusta darse color, o que la cosa no es para tanto. En su desfachatez estos cínicos creen que no harán ninguna diferencia o simplemente les vale!
C) El individuo que acepta el status quo del Pacto y la corrupción acepta la ilegalidad y la injusticia. Como carece de compromiso moral, esto es, de hacer lo que se debe hacer independientemente de uno mismo y sus intereses personales, considera normal proceder con “arreglismos”, argucias legales, sobornos, exclusionismos, etc. Lo que el sistema le enseña es que puede ser mediocre y recibir premios, ser extorsionador, “piñatero” o ladrón de bancos y del erario, y hacerse rico impunemente, y sus hijos codearse con los hijos de la oligarquía en las mejores escuelas, y más. Estos son algunos efectos perniciosos que la clase política corrupta produce en la población, a la cual le hace creer que ésa es la manera normal de funcionar en la sociedad, convirtiendo así sociedad en suciedad.
De algo debemos estar claros, y es que los políticos corruptos continuarán actuando con objetivos puramente personales o de gremio y en salvar su pellejo. Una vez implantada la corrupción como modo de vida es prácticamente imposible cambiar hábitos, e inculcar ideales sanos. El político corrupto es degenerado e irredento. Los sapos que comieron sapos ahora son comidos por el sapo que se comieron. No obstante lo anterior existe una esperanza. La esperanza está en la capacidad del pueblo de reaccionar con inteligencia. La situación del país es inquietante y se agrava día a día. Las inversiones se caen. Los países donantes se retiran, las empresas maquiladoras levantan campo. El desempleo aumenta. La inflación empieza a galopar. Los precios de la canasta básica suben hacia el cielo. Hay desconfianza en el sistema. Esta desconfianza esperamos golpee de una vez la cabeza dura de la población para que recapacite y se ilumine de que no hay que votar por el menos malo sino por el mejor, que es la corrupción política y la inmoralidad social, lamentablemente aceptada ya por muchos como su modo de vida, la que está generando el caos que vivimos, y que solamente un retorno a la moralidad y a un sistema político sano, honesto, equilibrado, alineando las acciones con los objetivos deseados de crecimiento y desarrollo para el país, podrá resolver los problemas y generar los resultados que todos queremos.
Corrupción política e inmoralidad social
Por: Alejandro Bolaños Davis
Artículo completo en: http://www.elnuevodiario.com.
¿Cuán cierto, y que parecido a mi querida Venezuela, verdad?...
Decía Domingo Alberto Rangel (el Jorunga Muertos no el hijo) que Venezuela era como un gran caldero donde se hacía un hervido, a ese caldero se acercaba todo el mundo, la diferencia era que algunos se acercaban con una cucharita, otros cuchara, algunos con una escudilla pero algunos con una olla; agregaba que un hervido repartido así no alcanzaba para todos, porque pocos se hartaban y muchos quedaban con hambre.
Lo he dicho otras veces, nuestra Revolución no llegó con un personal completo al poder… nuestra fuente originaria fue el celebre “chiripero” que acompañó a la Cucaracha de Sagrario de Caldera, algunos sí, buenos Revolucionarios, pero la mayoría “Robolucionarios” simplemente… Muchos, los más ambiciosos, como el tarro de porquería de Ismael García y varios de los que juraron en el Samán de Güere se han bajado del autobús al no ser satisfechas sus locas ambiciones y a otros –por nuestras propias debilidades- aunque marginados medran dentro del Proceso premiados con cargos “ad honoren” embajadas, asesorías o quien sabe qué.
Pero tenemos además a la pléyade de empleados públicos heredados de la Cuarta República, que si bien no son ladrones, son excelentes cómplices, o simplemente se hacen de la vista gorda cuidando su “cargo”. Esta gente dentro de la Revolución forma una barrera dificilísima de romper; un par de ejemplos: La corrupción dentro del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales… ¿alguien ha visto algo más ineficiente y corrupto? No se quien fue quien dijo “Si a Jesús Cristo lo nombran director del IVSS se corrompe” y pienso que tenía toda la razón… La otra, ¿Qué cosa más ineficiente y corrupta que Identificación y Extranjería –o como se llame ahora-?... ¿Cuántos han fracasado allí y cuanto dinero se ha despilfarrado en ese mamotreto inútil e ineficiente?... y así amigos me faltaría espacio para enumerar esos monumentos a la corrupción cuarto republicana que la Revolución no ha podido resolver.
La solución está únicamente en manos de la Revolución, este proceso no avanzará si no se purga a si mismo, si no sale de toda la escoria alojada en él; el juicio y la cárcel como castigo debe ser el único fin de los corruptos, debemos comenzar por limpiar nuestra propia casa, no importa que sea hijo o hermano de “alguien”… o ministro, o presidente de lo que sea: testaferros, peculadores, népotas, sobornadores, encubridores o cómplices deben tener el mismo fin juicio y cárcel… pero antes –y regresemos al principio de este escrito, hay que purgar, hay que sanear a nuestro Poder Judicial Venezolano tan, o más, corrupto que todo lo antes mencionado…
Me pregunto: ¿quién le pone el cascabel al gato?...
Nos vemos en las teclas…
jwekker@gmail.com
Con Chávez siempre,
con un chavismo incapaz y corrupto nunca...