La jefa Carolina y su esposo, a finales de enero, cogieron las de Villadiego… hacia la frontera con Colombia (San Antonio del Táchira), cargados de bultos, maletas y muchas ilusiones. Dejaban atrás a una Mérida ardiendo en protestas, con dos chamos muertos, saqueos y docenas de policías heridos. Tras esta cortina de humo “la bella y dulce pareja”, podría coger avión, llegar a una importante ciudad de Colombia para luego dar el salto glorioso a Madrid. En el aeropuerto de Barajas, no la fastidiarían -como a los cientos de venezolanos que de allí devuelven cada mes-, al ver que llegaba forrada en euros. A ella no llegaban las espantosas lloronas, las delirantes arrecheras que estaban en la viejas oficinas de Gonzalo & Asociados.
Carolina Gonzalo Herrera de Uzcátegui es una mujer de la “high merideña” (sobrina de Chicho Herrera, aquel diputado que fue acusado de incendiar el Mercado viejo; mercado al que le dedicara tan hermosas páginas poéticas don Mario Picón Salas). Y por otro lado esta señora Carolina Gonzalo Herrera de Uzcátegui se daba el tupé de ser considera con “pedigrí académico” porque sabía muy bien que por la plata bailan los perros y las perras. A estas alturas de sus menesteres poco le importa que haya tenido que huir como una horrible zorra, junto con su marido y sus hijos, estafando a unos 900 “ahorristas” e incluso llevándole los ahorros a su propia criada poco antes de abandonar su casa; qué era eso para ella, honorabilísima miembro de la Fundación Chanús, en la cual se encuentran, creando una universidad privada los orondos patriarcas merideños de las letras, de la ciencia y de la democracia venezolana, señores como: Baltazar Enrique Porras Cardozo; el ex vicerrector Académico de la ULA, Humberto Ruiz Calderón, y el ex rector de la ULA Miguel Rodríguez, así como también Asdrúbal José Baptista Troconis, Carlos Luis Consalvi Bottaro, Edgardo de Jesús Cuevas Serva, Marinella Docampo García, José Orlando Dugarte Albornoz, Bernardo Fargier Delgado, César Augusto Guillén Lamus, Edgar Francisco León Burguera, Julio César Antonio Marcolli, Luis Enrique René Marcolli, Mario Molinari Andueza, Wilmer Ramón Morán Parra, José Luis Moreno Zambrano, José Ramón Rangel Montiel y Hebert José Siria Ramírez. Qué era eso para ella, digo.
Doña Carolina Gonzalo Herrera de Uzcátegui creyó y cree que su nombre y sus apellidos valen oro, que son de rancio abolengo. Con alcurniales escudos y gonfalones adornando los frontispicios de sus señoriales títulos. Nadie sabe qué estudio esta víbora, pero eso ya poco importa en la bella ciudad de los caballeros (ignorantes). Ella buscó el expedito camino que da “grandeza y prestigio” y se emparentó con un pelucón de medio pelo, hijo del dueño de Automotriz Ciro, hombre “bueno, dulce, amable”. Estas gentes llegan a ser tan buenas, tan santas y profundamente generosas que hay quienes sienten placer y un altísimo honor llegar a ser estafados por ellos.
También el esposo es considerado, digo, personaje de elevado pedigrí social, un tal Ciro Uzcátegui, insisto. La pareja nada dispareja y perfecta. Por allí uno de los afectados decía: “pobrecito Ciro que se casó con tamaña ladrona y zorra, porque verdaderamente él es un dechado de virtudes, todo un ser angelical”. Por cierto, yo debo hacer una corrección en relación con mi artículo anterior sobre esta estafa: no se trata del Ciro el viejo quien está casado con la susodicha estafadora, aunque en definitiva viene dando igual.
El domingo 31 de enero, por la tarde, me acerqué a ver a la gente concentrada frente a las oficinas de Gonzalo & Asociados por la avenida Urdaneta en una tarde muy soleada y solitaria; me refirió uno de los afectados, que cuando en días pasados se le acercaron al viejo Ciro para saber algo de lo que pasaba con sus ahorros, él se les indigno y les dijo: “¿Quién los mandó a ustedes a meter esa plata allí?” Y me acordé de lo que dijo el presidente de la línea aérea española Air-Comet, Gerardo Díaz Ferrán (del Grupo Marsans), que cuando se prendió la sanplablera de la quiebra, dijo: “A mí nunca se habría ocurrido viajar en esa mierda”. ¡Tomen nota, pro-neoliberales imbéciles, pendejos y arrastrados!
Los apellidos todavía valen mucho en la ciudad de los caballeros (de mierda). Unida la pareja Gonzalo Herrera-Uzcátegui, en segundas o terceras náusea, muy felices, crean su banca, ilegalmente, pero desde las alturas de sus rutilantes apellidos, regaron que sólo personas de reconocida trayectoria moral, intelectual, financiera y humana podían depositar su dinero en tan distinguida y reputadísima banca. Aquello daba mucho caché. Es decir, que para llevar plata allí, a esa banca, no lo podía hacer cualquier pelabolas. Entonces comenzaron a discurrir por las oficinas de Gonzalo & Asociados C.A. -debidamente inscrita por ante el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida, en fecha 18 de abril de 2001, bajo el N° 41, Tomo A-9, empresa mercantil- emperifollados doctores de la ULA, ricos ganaderos del Sur del Lago, políticos de partidos y ya, cuando se habían degradado los delicados principios de la institución y aquella vaina se volvió como una pila de agua bendita, comenzaron a aceptar billetes de cualquier bicho de uña con más de 50 millones en adelante. Unos 900 emperifollados incautos cayeron en las garras de esta delicada y honorable perra. Hubo gente que metió allí 3.500.000.000 Bs, y profesor de la ULA quedó ensartado con mil millones. Pero no quieren que los identifiquen. Es decir, que la bandida está ciertamente feliz porque cuenta con que muchos de los estafados - pro-neoliberales imbéciles, pendejos y arrastrados-, por vergüenza, nunca aparezcan protestando, porque también son demasiados honorables, para tener que rebajarse por tal minucia y apetastante vulgaridad de tres lochas.
La bella pareja de los Uzcátegui ya se encuentran en Madrid, alojada provisionalmente en un hotelito de las afueras de la ciudad, mientras le ubican un piso por la zona de la Castellana. La tía como hemos dicho, llegó forrada de euros, que los venía acumulando desde hace un año, y cómo carajo les iba ella a pagar en euros a sus clientes. Ni loca. Las locuras de ella son para otras cosas.
Pues bien, no sé si alegrarme o arrecharme. Carolina Gonzalo Herrera de Uzcátegui con el porte descomunal de sus bellas prendas, con un abrigo de visón y trajes hechos a la medida y altura de damas del PRIMER MUNDO, llega a la capital de sus sueños, para darse la gran vida en el fenecido imperio de los godos. Lo que lleva en la bolsa producto de una gran estafa los gachupines de Zapatero y Rajoy lo necesitan en medio de la terrible crisis que atraviesa España. También hubiera podido coger a Miami a donde fue a parar Eligio Cedeño, el “preso del reeeeeeeeeeeegimen”, directivo del Banco Canarias. La meca de los ladrones escuálidos. Qué país, que “genios”, qué “académicos”,… Qué cosa.
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