El Desfalco a la Nación que expusimos en nuestra investigación anterior y que continúa, lleva hoy al país a las puertas de una profundización despiadada de la crisis. Los vencimientos de Deuda Soberana y de PDVSA y otras obligaciones de este año plantean la alternativa de pagar deuda (dudosa como demostramos en aquel trabajo) o importar bienes esenciales. El endeudamiento que vence este año, se está cancelando en octubre y es, como demostramos, altamente especulativo y sospechoso de ilegitimo por el diseño de sus instrumentos.
Para clarificar nuestra afirmación presentamos el estado actual de las reservas disponibles. Tuvimos que bucear en la complejidad de la información oficial, y de la prensa, intentamos develar la disponibilidad de liquidez, en dónde se encuentran esos recursos, y las condiciones para su uso.
De esa investigación surge el cuadro que presentamos. Él demuestra la debilidad crítica de las posiciones de nuestras reservas y la situación de insolvencia en que quedará el país de pagar esos vencimientos. Incluimos en el cuadro: El oro monetario, las reservas operativas, la (sorprendentemente escasa) disponibilidad del Fonden y los Fondos Chinos. El efectivo restringido y el efectivo ampliado que surge de los Estados Financieros de PDVSA, los recursos de que dispone la Oficina Nacional del Tesoro y la disponibilidad (también sorprendente) de Bandes. Estos son todos los recursos que pueden ser considerados Reservas Brutas. Con la limitación de los Fondos Chinos que solo pueden ser usados en situaciones extremadamente excepcionales.
Visita guiada a las bóvedas del Banco Central para tranquilizar al Bank of América
Durante septiembre Francisco Rodríguez, del Bank of América Merrill Lynch y Ricardo Hausmann de la Universidad de Harvard, desarrollaron un debate en el que triunfó Rodríguez y el Bank of América. En él, cada uno se posicionaba sobre qué hacer frente a estos vencimientos. Mientras Rodríguez afirmaba que no pagar esos vencimientos provocaría una situación de aislamiento del país. Hausmann aconsejaba declarar el default de la deuda externa para cumplir con las importaciones para resolver la crisis de abastecimiento que enfrenta venezuela. Hay preguntas que necesitan respuestas que ellos no han dado: ¿Por qué habría que elegir entre una u otra opción? O dicho de otra manera ¿No se puede cumplir con los vencimientos y al mismo tiempo resolver el tema de abastecimiento de mercancías imprescindibles para el mercado local? Y otra es ¿hay otra salida para esta situación? En todo caso no las responden porque no les interesa a los sectores del capital para los que trabajan y a los que defienden.
Francisco Rodríguez, como Jefe de la región andina de Bank of América Merrill Lynch, presentó dos informes para sus clientes que aclaran en algo la situación. En estos informes, en inglés, editados en el papel de trabajo denominado Venezuela in Focus, Rodríguez hace dos afirmaciones: la primera es que ve una firme disposición del gobierno nacional a pagar los vencimientos. La segunda es que se está produciendo una reducción drástica en las importaciones, en lo que él llama el camino elegido por el gobierno del presidente Maduro para transitar un fuerte ajuste a través de reducir significativamente la importación de mercancías.
Mientras que en el primero de esos informes, llamado El Ajuste Maduro, intenta llevar tranquilidad a los inversores financieros, en el sentido de que no se producirá un default de la deuda venezolana por las características del ajuste que señala. En el segundo escribe que se había tranquilizado luego de que el Vicepresidente Económico Rodolfo Marco Torre y el presidente del Banco Central Nelson Merentes, lo trataron como un Virrey, y le brindaron una visita guiada por las bóvedas del Banco Central, allí donde se atesora el Oro Monetario, que hace parte fundamental de las reservas del país. Además de otras consideraciones, sugiere con esta anécdota, la disposición de los funcionarios económicos, a entregar el oro en el caso de ser necesario, para cumplir con las obligaciones de deuda.
Frente al silencio que ha mantenido el ejército de economistas, asesores nacionales y extranjeros, y otros “expertos” que asiste al gobierno nacional sobre el tema; y la falta de respuesta a aquellas preguntas, aportamos esta nueva investigación y nuestras propuestas. Y, sobre todo, advertimos que se ha iniciado un proceso que llevará a una crisis de liquidez de consecuencias impredecibles para la vida del pueblo que vive de su trabajo.
No alcanza para el pago de la deuda y las importaciones.
Octubre tiene dos fechas clave para el pago de deuda venezolana. El 8 de octubre, es decir, hoy mismo, cuando se cancelaron según el cronograma de deuda previsto para este año, un total de $1.563,75 millones: $1.500 millones en capital y $63,75 millones en intereses por el Venezuela 2014, en un proceso que se inició el 7 de octubre con la transferencia de unos 1700 millones de dólares a cuentas del exterior. A aquella cantidad se le debe sumar una cifra de $3.073,5 millones que debe pagar el Estado venezolano por el Pdvsa 2014. Este título vence el 28 de octubre próximo. Y se compone así: $3.000 millones de capital y $73,5 millones de intereses. El total de los dólares que el Estado deberá abonar durante este octubre asciende a 4.637,25 millones de dólares. (Estas cifras son las que corresponden al pago de capital e intereses de los bonos que vencen en 2014 – Mientras que el total a cancelar en el año es una cifra superior a los US$ 7.000 millones que corresponden a otros compromisos) Rodríguez afirma que hay liquidez suficiente para el pago de los vencimientos que se concentran en este mes de octubre. Sin embargo, en su informe: La Cuenta regresiva hacia octubre, insiste que esto es así porque el gobierno del presidente Maduro, decidió no importar productos, incluso esenciales, para cumplir con Wall Street y la banca. Hausmann y su colega en el país Miguel Ángel Santos, sugieren, en un artículo común, lo mismo, al afirmar que hay que declarar el default para resolver el abastecimiento. ¿Qué es lo que saben ellos que al pueblo venezolano se le oculta? Veamos.
Según nuestra investigación, con los datos públicos a disposición, el total de reservas liquidas sin contar el Oro Monetario ni los recursos de los Fondos Chinos, que no se pueden tocar sino en situaciones excepcionales, representa en total, 7.634 millones de dólares. Es decir, que si se cancelan los vencimientos de este mes de octubre entraríamos en noviembre con la escuálida cifra de 2.996,75 millones de dólares de reservas líquidas. Y entonces habrá que elegir entre alguna de las mercancías esenciales. Lo que de todas formas agudizaría el desabastecimiento. Esto es: habría que elegir entre medicamentos o alimentos o artículos sanitarios esenciales como pañales para adultos, que profundizarán su ausencia en el mercado local, en una época del año tan particular para los venezolanos como la navidad.
Pero además, este pago obligaría a gastar gran parte de los escasos recursos que hoy se encuentran en el Fonden, en la Oficina Nacional del Tesoro, y las reservas líquidas en moneda que hoy tiene el Banco Central de Venezuela y las de Bandes.
Si es cierta nuestra investigación y además es cierto lo que sostiene Francisco Rodríguez, cuando señala que el gobierno ha elegido el camino del ajuste a través de limitar en extremo las importaciones, presenciaremos, desde mediados de diciembre y sobre todo a partir de enero un salto en el desabastecimiento. Y, por consiguiente, un aumento enorme en el mercado negro y una carestía creciente, todavía más grave que la actual, con números de hiperinflación. El ajuste siguiente obligado por esta lógica (aumento del precio de la gasolina, reducción presupuestaria en términos absolutos, híper devaluación, ajuste de los precios relativos de la economía, etcétera) sumado al ya realizado por la vía de drástica reducción de importaciones, llevará a una fuerte caída en la liquidez interna en bolívares y por esa vía estaríamos al borde de una probable crisis bancaria. La tormenta perfecta diseñada por el gran capital, en complicidad por sectores responsables de funcionarios del gobierno, para continuar apropiándose de la Renta Petrolera.
Antes de que sea demasiado tarde
La coyuntura actual está cruzada por el impacto que provocó el asesinato del diputado Robert Serra, y es lógico que así sea, por la barbarie con la que fue ejecutado. Sin embargo es imprescindible abrir el debate sobre la tormenta económica que se avecina. Y tomar decisiones que preserven al pueblo que vive de su trabajo.
Porque la cancelación de estos vencimientos prepara una tormenta perfecta sobre nuestra economía en crisis. La decisión de pagar en octubre acelera la insolvencia del país. Profundiza la iliquidez en las reservas y hará más fuerte el golpe ya cruel sobre el nivel de vida de nuestro pueblo. Esta elección que al día de hoy parece tomada irreversiblemente, acelerará la situación y podría convertirla en inmanejable. Es la lógica económica del capital, a no ser que se tomen medidas correctivas de inmediato. Nuestras propuestas para la emergencia son:
a) Incorporar a las Reservas de la Nación las cuentas por cobrar de PDVSA. Según nuestros cálculos, que obviamente son aproximados, las cuentas a cobrar por parte de PDVSA, alcanzan los 36.000 millones de dólares. Estos dólares deben ser incorporados, a medida que se hagan efectivos, a las Reservas de la Nación, y deben quedar claros registros de ello en las cuentas del BCV, para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho al control social. Otro debate aparte merece el Convenio Cambiario Nº 30 recientemente sancionado y que habilita a PDVSA a vender dólares a cualquier tipo de cambio. Lo que desde nuestro punto de vista podría preparar una híper devaluación como la recomendada por Francisco Rodríguez y el Bank of América.
b) Suspensión del pago de todas las deudas y auditoria pública ya. En el documento Sinfonía de un Desfalco a la Nación: Tocata y fuga… de Capitales, demostramos, y nadie nos ha contradicho, que el volumen aproximado de la fuga de capitales en los últimos 15 años fue de alrededor de 259.000 millones de dólares. Allí mismo reclamamos la suspensión de las deudas en dólares del país y la realización de una auditoria publica con participación ciudadana de esas deudas y la sanción de los responsables de la fuga de capitales. Insistimos en esta propuesta, que adquiere carácter de urgente. A esa propuesta genérica agregamos hoy que las primeras deudas a suspender su pago son las que vencen este octubre.
b) Planificación de las importaciones de acuerdo a las necesidades urgentes: medicamentos, alimentos y monopolio estatal del comercio exterior con control ciudadano. El desabastecimiento adquiere ya niveles de epidemia. No hace falta repetir que, No Hay, es la frase más escuchada en los comercios. Escases y carestía son el castigo cotidiano que sufre nuestro pueblo. A nuestra propuesta de no entregar más dólares a la burguesía y de monopolio del comercio exterior, le agregamos, con más fuerza, la planificación de las importaciones para solventar las urgentes necesidades del pueblo trabajador.
c) Nacionalización de la Banca y financiamiento para la producción agrícola e industrial. La situación de iliquidez y los ajustes programados desde el gobierno, que la agudizan, preparan, más allá de los deseos de los funcionarios, una crisis bancaria de proporciones no conocidas en estos quince años, sólo comparable a la abierta por la caída del Banco Latino en 1994. En esta situación, la nacionalización de la toda la banca es una medida preventiva para evitar las consecuencias que traería tal crisis, como por ejemplo: el saqueo a los ahorristas pequeños y medianos, a los trabajadores que tienen allí sus cuentas nóminas, a los recursos del Estado depositados en esas instituciones, a los puestos de trabajo y a los clientes. El crédito y el ahorro nacional deben ser colocados para impulsar la producción agrícola de los pequeños y medianos productores y la producción industrial de bienes de consumo popular, controlada por los trabajadores de las empresas. Este financiamiento debe ser seguido por un estricto control social.
Mientras tanto la situación financiera se desarrolla peligrosamente. Y el llamado sector productivo presiona por aumentos de precios desmesurados y coopera con el desabastecimiento, incumple la Ley Orgánica del Trabajo, cierra empresas, despide, reduce salarios, las empresas del sector público actúan de manera similar. Ante estas presiones el gobierno también cede. Y el pueblo trabajador presencia con un mal humor creciente como el poder de compra del salario se evapora y la vida cotidiana se complica hasta hacerse imposible resolver los problemas mínimos de sobrevivencia. Todo esto está creando un caldo de cultivo para fuertes confrontaciones sociales. A la que ahora habría que sumarle un espiral de violencia que parece desatarse. El presidente Nicolás Maduro tiene la responsabilidad de actuar a favor del pueblo que lo eligió a pedido de Chávez y del país. Y debe hacerlo. Antes de que sea demasiado tarde.