Juana de Arco, llamada "la Doncella de Orleans" es considerada por muchos historiadores como la heroína francesa, nacida en una pequeña villa de la Republica francesa de nombre Domremy hacia el año de 1412 en el seno de una familia humilde de labradores, fue una niña muy soñadora según relataban sus padres y vecinos, se extasiaba contemplando el ocaso y el firmamento "sembrado" de estrellas, el rumor del viento entre las ramas o el murmullo de los manantiales.
Aproximadamente desde los 13 años de edad decía escuchar voces de San Miguel, de Santa Catalina y Santa Margarita según sus propios relatos, todos estos personajes fallecidos desde siglos atrás, Expresaba experimentar fenómenos de visión, audición y premonición que se le repetían de manera recurrente "ve, ve que te ayudaremos", "hay que partir", fue así como un día se decidió viajar a la ciudad de Vaucouleurs, distante de su pueblo natal donde vivía, e iniciar su etapa de guerrera en defensa de su patria, Francia.
Para aquel entonces se libraba una guerra entre Francia e Inglaterra conocida como " la guerra de los 100 años "’, que más que guerra, era una especie de trifulca entre dos ramas de una misma familia, los Valois y los Lancaster; la sucesión del trono en disputa para aquel entonces dependía de los grandes vasallos dueños de los feudos medievales más importantes de Europa, entre ellos los de Bretaña, Normandía, Anjou y Bergoña, Juana de Arco participó activamente en la liberación del territorio de Orleans bajo el accedió de los ingleses, Juana poseía un genio militar increíble a pesar de ser apenas una adolescente, comando tropas y dirigiendo acciones bélicas, su predilección por la táctica y su habilidad para servirse de la artillería era extraordinaria, no conocía ni el miedo ni la fatiga, dormía enteramente armada, poseía un don maravilloso para entusiasmar a las tropas, su elocuencia y carisma eran notables, las batallas en las que participó determinaron un cambio sustantivo en la orientación táctica y estratégica de los combates, en el marco de la denominada "guerra de los 100 años", ella defendió al Rey Carlos VII, a quien por cierto para conocerlo personalmente tuvo que disfrazarse de hombre, para aquella época eso era un soberano acto de audacia y valentía, estamos hablando del siglo XV, Carlos VII se dispuso a entablar una política de negociaciones entre Francia e Inglaterra para ponerle fin a la guerra, a la cual se opuso tenazmente Juana, ella no admitía conciliación, había que seguir luchando y conseguir La Paz "a punta de lanza", era su posición irreductible y radical, nada de acuerdos, ni de capitulaciones de ninguna naturaleza, pero ocurrió un hecho inesperado un soleado día del mayo de 1430, en una extraña escaramuza militar, en Compiegne, fue apresada, y cayó en manos del Duque de Bergoña, quien militaba en el bando inglés, siendo trasladada seguidamente al Castillo de Bouvreil, residencia para aquel entonces del Duque de Bouvreil, quien finalmente la entrego al "Tribunal Eclesiástico de Rouen", cuyos sacerdotes la condenaron a muerte alegando "herejías y brujería", en plena ignorancia de sus facultades mediunicas, luego entonces haciendo uso del poder inquisidor como era norma del poder absolutista de la iglesia católica durante la Edad Media, en fecha 29 de mayo de 1431 Juana de Arco fue condenada a la pena capital, fue quemada viva en la plaza del mercado viejo de Rouen, transcurrido veinticinco años de aquel abominable hecho, el propio Carlos VII reconoce su inocencia, en 1909 fue beatificada y posteriormente convertida en Santa (1920), Es decir cinco siglos después por la misma Iglesia católica, cuyo tribunal inquisidor la había condenad a una muerte horrible, el recuerdo de la vida y la leyenda de Juana de Arco ha perdurado durante siglos y ha sido fuente de inspiración de muchas obras literaria y artísticas, hoy se le conoce como la Libertadora de Francia, el valor y la templanza de Juana de Arco, siendo una joven adolescente, se erige como ejemplo para siempre en la defensa de las causas justas y trascendentes contra los poderes hegemónicos de las sociedades.