Hoy se conmemora 237 años del Natalicio de unos de los hombres más importante e influyente del planeta, solo con decir su nombre se entiende lo que significa LIBERTAD.
Tomado de archivos históricos.
SIMÓN BOLÍVAR
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte Andrade y Blanco (Caracas, 24 de julio de 1783-Santa Marta, 17 de diciembre de 1830), más conocido como Simón Bolívar, fue un militar y político venezolano, fundador de las repúblicas de la Gran Colombia y Bolivia. Fue una de las figuras más destacadas de la emancipación hispanoamericana frente al Imperio español. Contribuyó a inspirar y concretar de manera decisiva la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
En 1813 le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela, que, tras serle ratificado en Caracas ese mismo año, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era «el hombre de las dificultades» en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825.
Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el Hombre de América y una figura de la historia universal, ya que dejó un legado político en varios países latinoamericanos, algunos de los cuales lo han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas, monumentos, parques, plazas, etc.
Genealogía
El padre de Simón Bolívar, Juan Vicente Bolívar y Ponte-Andrade, y su madre, María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a la aristocracia caraqueña. Cuando se casaron en 1773 había una gran diferencia de edad entre ambos cónyuges, Juan Vicente tenía 47 años en ese momento y Concepción 15 años. Tuvieron cuatro hijos más, tres de ellos, mayores que Simón y una menor, sus nombres fueron María Antonia, Juana Nepomucena, Juan Vicente y María del Carmen (esta última murió a poco tiempo de nacer).
La familia Bolívar provenía de una población llamada La Puebla de Bolívar en Vizcaya (País Vasco, España), ubicada entonces en la merindad de Marquina. Además de esta ascendencia vasca, hay que destacar su origen gallego, ya que su tatarabuelo, Jacinto de Ponte y Andrade, era oriundo de Santiago de Compostela. A mayores, y ya desde los inicios de la colonia sus miembros realizaron acciones destacadas en Venezuela.
El primero de los Bolívar en arribar a Venezuela fue el vizcaíno Simón de Bolívar, el cual, junto con su hijo Simón de Bolívar y Castro (nacido en Santo Domingo, Higüey, actual República Dominicana, de quien Bolívar era chozno), llegó a Caracas treinta años después de la fundación de la ciudad, hacia 1589, y por tener el mismo nombre se les distinguió como Simón de Bolívar el Viejo y Simón de Bolívar el Mozo.
Bolívar el Viejo destacó como contador real, por privilegio especial del rey Felipe II, quien en el título de nombramiento le reiteraba su amplia confianza como velador de la Real Hacienda, cargo que ejercieron tanto él como posteriormente su hijo, en Margarita y Caracas.
Fue, además, procurador general de las ciudades de Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, El Tocuyo y Maracaibo ante la Corte española entre 1590 y 1593, para informar al rey Felipe sobre el estado de la provincia y pedirle ciertas mejoras, exenciones de impuestos y privilegios que facilitaran el desarrollo de la misma.
Entre sus logros para Caracas está el haber gestionado en el Consejo de Indias la concesión real del escudo que aún conserva, junto con el título de Muy noble y leal ciudad.
Con el tiempo los Bolívar se unieron en matrimonio con las familias de los primeros pobladores de Venezuela y alcanzaron rangos y distinciones tales como las de regidor, alférez real y gestionaron los títulos nobiliarios de marqués de Bolívar y vizconde de Cocorote, asociado con la cesión de las Minas de Cocorote y la facultad de administrar el señorío de Aroa, conocido por la riqueza de sus minas de cobre (estos títulos, sin embargo, no llegaron a concederse).
En cuanto a la familia Palacios, estos eran oriundos de la zona de Miranda de Ebro, actual provincia de Burgos, en España. El primero de los Palacios en llegar a Venezuela fue José Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Ortiz de Zárate, natural de Miranda de Ebro en 1647, que falleció en Caracas en 1703. El resto de los descendientes se unieron en matrimonio con otras familias aristocráticas y alcanzaron los puestos de alcalde, regidor, procurador, entre otros. Dos generaciones después de José Palacios nacería María de la Concepción Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Blanco, hija de Feliciano Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Gil de Arratia y de Francisca Blanco de Herrera, descendiente de algunas familias canarias establecidas en VENEZUELA Ella fue la madre de Simón Bolívar.
Infancia y juventud
Simón nació en la noche del 24 al 25 de julio de 1783 en una casa solariega ubicada en la plaza San Jacinto de Caracas. Fue bautizado el 30 de julio de 1783, en la catedral de Caracas, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, por el doctor Juan Félix Jerez de Aristeguieta, su primo hermano quien, de acuerdo con Juan Vicente, padre del niño, le puso el nombre de Simón. Una acotación muy importante es que el segundo nombre de Simón Bolívar (Santísima Trinidad) viene de la capilla en la que fue bautizado, que tiene ese mismo nombre, capilla que además era propiedad de la familia Bolívar y Palacios.
Infancia de Bolívar
El padre de Simón murió de tuberculosis en enero de 1786, cuando Simón tenía apenas dos años de edad. Concepción quedó como cabeza de familia, velando eficientemente por los intereses de la familia hasta su muerte.
Sin embargo, las responsabilidades hicieron que su salud, también enferma de tuberculosis, decayera rápidamente y, según la opinión de médicos historiadores, es posible que ya entonces Bolívar sufriera la primo-infección tuberculosa con un tipo de tuberculosis que pasa inadvertida mientras las defensas corporales son favorables.
Concepción murió el 6 de julio de 1792, cuando Simón tenía nueve años, pero tomando la precaución de hacer un testamento en el que dispuso quién debería hacerse cargo de sus hijos.
Los hermanos Bolívar pasaron entonces a la custodia de su abuelo, Feliciano Palacios, que cuando asumió el papel de tutor se sentía tan enfermo que empezó a preparar también su testamento para designar un sustituto como tutor de sus nietos y decidió pedir opinión a estos para respetar su voluntad.
Simón fue confiado a Esteban Palacios y Blanco::uno de sus tíos maternos, pero como este se encontraba en España permaneció bajo la custodia de Carlos Palacios y Blanco, otro de sus tíos, que por lo visto era un hombre con el que no se llevaba bien y que era tosco, de carácter duro, mentalidad estrecha, que se ausentaba frecuentemente de Caracas para atender sus propiedades y que por lo tanto solía dejar a su sobrino atendido por la servidumbre y asistiendo por su cuenta a la Escuela Pública de Caracas.
Las referencias que dejó Bolívar en su correspondencia suponer que su infancia fu, feliz, segura, rodeada de sólidos afectos y gratos recuerdos con parientes destacados e influyentes dentro de un ambiente aristocrático y en general, dentro de un ambiente que le brindó equilibrio emocional, cariño y afecto.
En este sentido existen algunas anécdotas que se popularizaron en Venezuela que presentaban a Bolívar como un niño turbulento debido a que los escritores románticos consideraron indispensable atribuirle una niñez indómita creyendo, según la moda de la época, que no podía salir un hombre excepcional de un niño normal pero se ha demostrado que esas anécdotas fueron inventadas e introducidas en los relatos de historia por Arístides Rojas, considerado un excelente narrador pero que usó a menudo su imaginación a falta de documentos que demostraran la veracidad de sus relatos.
Educación
La trayectoria escolar de Bolívar no fue muy brillante como alumno de la Escuela Pública, institución administrada por el Cabildo de Caracas que funcionaba de forma deficiente debido a la carencia de recursos y organización.
En aquel entonces, Simón Rodríguez era maestro de Bolívar en esta escuela. Carlos Palacios y Blanco, tío materno de Bolívar, pensaba enviarle a vivir con él porque no podía atenderlo personalmente y las protestas de su sobrina María Antonia sobre la educación y atenciones que recibía su hermano eran frecuentes.
Ante la perspectiva de vivir con su maestro, Simón escapó de la casa de su tío el 23 de julio de 1795, para refugiarse en la de su hermana María Antonia, que ejerció su custodia temporal, hasta que se resolvió el litigio judicial en la Real Audiencia de Caracas que devolvió a Carlos la custodia de Simón.
Simón trató de resistirse pero fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en volandas por un esclavo hasta la vivienda de su maestro.
Una vez allí, las condiciones en las que vivía con el maestro Rodríguez no eran las ideales, tenía que compartir el espacio con 20 personas en una casa no apta para ello, y por esto Simón escapó de allí un par de veces, en las que terminó volviendo por orden de los tribunales.
A pesar de las dificultades, la relación maestro-alumno fue fructífera y reveladora para ambos. El aprendizaje fue mutuo. Bolívar llamó a Rodríguez "El Sócrates de Caracas" y "filósofo cosmopolita". La profunda admiración que sintiera Bolívar por su maestro quedó documentada en una carta del 19 de enero de 1824, dónde ya con el título de Libertador, comienza diciendo: "Oh mi Maestro" y prosigue más adelante: "Sin duda es usted el hombre más extraordinario del mundo". Temas de conversación entre Rodríguez y Bolívar no se conocen de primera mano ni documentalmente, mas cuando Rodríguez tenía 33 años y Bolívar de 21, maestro el primero, díscípulo el segundo, aquel escribió "aseguro que fui discípulo, pues por adivinación él sabía más que yo por meditación y estudio".
Al poco tiempo, Rodríguez renunció a su cargo de maestro para irse a Europa y la Real Audiencia de Caracas determinó que Simón fuera trasladado a la Academia de Matemáticas, dirigida por el padre Andújar y que funcionaba en casa de su tío Carlos. La amistad entre los dos perduró por siempre.
Al parecer, en esta academia la formación de Bolívar mejoró notablemente en calidad y cantidad, y fue complementada con lecciones de Historia y Cosmografía impartidas por Andrés Bello hasta su ingreso en el Batallón de Milicias de blancos de los Valles de Aragua el 14 de enero de 1797.
Existe la falsa idea de que entre 1793 y 1795, estuvo inscrito en el Colegio Real de Soréze en el Sur de Francia, en el departamento del Tarn.
Matrimonio
Bolívar fue enviado a España a los 16 años para continuar sus estudios. En 1800, conoció a la joven María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza en Madrid. En agosto de 1800 María Teresa aceptó el noviazgo con Simón Bolívar y contrajeron matrimonio el 26 de mayo de 1802, en la desaparecida iglesia de San José que estuvo en el lugar que ahora ocupa la calle de Gravina con esquina Luis de Góngora (y en ocasiones confundida con el templo del mismo nombre situado en la calle de Alcalá donde fue transferida la Parroquia de San José en 1838) cuando Bolívar tenía 19 años y María Teresa 21. Al cabo de unos 20 días se trasladaron a La Coruña.
Bolívar se casa con María Teresa del Toro en 1802.
El 15 de junio de 1802 partieron los recién casados hacia Caracas, desembarcando el 12 de julio en La Guaira. Después de una corta estadía en Caracas, en la Casa del Vínculo y del Retorno, ubicada en una esquina que daba a la Plaza Mayor de Caracas, hoy Plaza Bolívar, se trasladaron a la "Casa Grande" del ingenio Bolívar en San Mateo. María Teresa enfermó poco después de «fiebres malignas» —hoy día identificadas indistintamente como fiebre amarilla o paludismo— por lo que el matrimonio regresó a su Casa del Vínculo, en Caracas, donde ella murió el 22 de enero de 1803.
El joven Bolívar se dedicó a viajar, transido de dolor, para mitigar la pena que le causó el fallecimiento de su esposa. Fue en este estado de ánimo cuando juró no volver a casarse jamás.
Segundo viaje a Europa
En el mismo año de la muerte de su esposa viajó a París. Allí reencuentra a su antiguo maestro Simón Rodríguez. Este último logra encauzar la desesperación sentida por Bolívar tras la muerte de María Teresa hacia la política y la causa de la libertad de su patria. No en balde Bolívar siempre verá a la muerte de su esposa como el momento decisivo de su vida que lo transmutará en un hombre público llamado a un destino mayor. Simón Rodríguez también lo orienta hacia la lectura de los clásicos y a ilustrarse en diversos campos del saber universal.
Viajó luego por Italia en compañía de Rodríguez y del primo hermano de su fallecida esposa Fernando Rodríguez del Toro y el 15 de agosto de 1805 en el Monte Sacro de Roma se comprometió solemnemente ante estos a libertar a su patria. Regresó a Venezuela en 1806 y a la vez que administraba los negocios familiares unió sus esfuerzos a la causa revolucionaria.
El resto es historia y ya todos la conocen. Aunque me plantee no hablar de su muerte tampoco, me gustaría que leyéramos su último discurso. Espero sea de su agrado.
Colombianos: Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía.
He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento.
Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro.
Yo los perdono. Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia.
Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro."
Ultima proclamación de Simón Bolívar, 10 de diciembre de 1830 en horas de la noche.
"El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error." Pablo Neruda.