El mes de febrero, el segundo mes del año en el calendario gregoriano, ha capturado la atención de historiadores, etimólogos y antropólogos por su singularidad y su rica historia. Febrero es un mes que, a lo largo de los siglos, ha sido testigo de transformaciones culturales, eventos históricos significativos y tradiciones que han perdurado hasta nuestros días. Aquí rastreamos en el tiempo el origen y la historia del mes de febrero, así como la razón detrás de su nombre y la época en la que se instauró.
Al indagar sobre el origen del nombre "febrero" nos resulta que proviene del latín "februarius", que a su vez deriva de "februa", un término que se refiere a un festival de purificación que se realizaba en la antigua Roma, un festival dedicado a la purificación, que consistía en realizar rituales de purificación y sacrificios, para expiar los pecados. El mes de febrero está personificado por el dios romano Februus, dios de la purificación, que en la antigüedad se creía que daba paso a la fertilidad y la creatividad.
Este festival también era llamado "Lupercalia", ya que era una celebración realizada en el Lupercal, una cueva ubicada al pie del Monte Palatino en Roma, en la que se decía que allí Rómulo y Remo habían sido amamantados por una loba. Luego fue convertida esta cueva, en un santuario, donde los antiguos romanos veneraban al dios Luperco, que era un antiguo dios de la mitología romana, asociado con la fertilidad y la protección de los rebaños. Su nombre proviene del término latino "lupus," que significa "lobo", que Inicialmente fue identificado con el lobo sagrado de Marte, luego, con el nombre de Fauno, (Fauno Luperco) y finalmente es asimilado al dios Pan. Este festival era celebrado a mediados de la temporada de invierno, y estaba dedicado a la purificación y la fertilidad. En este contexto se considera, que febrero se convirtió en un mes asociado con la limpieza espiritual y la renovación, elementos que tienen resonancia en muchas culturas a lo largo de la historia.
La historia del mes de febrero está profundamente ligada al proceso relativo al calendario. En la antigua Roma, el calendario contenía solo diez meses, comenzando en marzo y terminando en diciembre. Febrero no existía en el antiguo calendario. Fue en el año 713 a.C. cuando el rey Numa Pompilio, (753-674 a. C.) el segundo rey de Roma, (716-674 a. C.), sucesor de Rómulo, decidió anexar enero y febrero, para alinear el calendario con el año lunar, convirtiendo a Febrero, con sus 28 días, en el último mes del año, en este calendario primitivo, a partir de allí el calendario es dividido en doce meses lunares, con la anexión de los meses de enero y febrero, a los diez meses del calendario romuleano, ya que originalmente el mes de marzo era el primero del año y, según esta anexión, se coloca a febrero en la última posición, que posiblemente se mantuvo hasta el siglo iv a. C., cuando se fijó el inicio del calendario civil, con el mes de enero, pasando febrero a ser el segundo mes.
En el 46 a.C. el calendario romano fue nuevamente reformado por Julio César que introdujo el calendario juliano, que estableció un año de 365 días con un año bisiesto cada cuatro años. Esta reforma ajustó la duración de febrero a 28 días en años comunes y a 29 días en años bisiestos, lo que ha perdurado en el calendario actual.
Febrero ha adquirido un significado cultural especial en diversas sociedades. En muchas culturas occidentales, febrero está asociado con el amor y la amistad, en gran parte debido a la celebración de San Valentín el 14 de febrero. Esta festividad, que tiene raíces en festivales romanos de fertilidad y en la figura de San Valentín, un sacerdote que desafió las órdenes del emperador Claudio II, al casar a parejas en secreto, ha evolucionado hasta convertirse en una celebración del amor y la amistad. Por otro lado, en el hemisferio norte, febrero también es un mes que marca la transición entre el invierno la primavera, ya que la primavera se inicia el 21 de marzo, el día del Equinoccio de primavera. En algunas culturas, se celebran festivales que dan la bienvenida a la luz y la renovación de la vida.
El mes de febrero, con su rica historia y las tradiciones culturales, es mucho más que un simple periodo de tiempo en el calendario. Su origen etimológico, sus transformaciones a lo largo de la historia y las festividades que se celebran en él reflejan un viaje de evolución histórica, cultural y social, desde sus raíces en la antigua Roma, hasta su papel en la actualidad, febrero continúa siendo un mes de significados diversos, simbolizando tanto la purificación como el amor. Febrero es un mes que, aunque breve en días, tiene un peso significativo en nuestra historia y nuestras tradiciones.