He podido ver y leer algunas notas y muy pocos obituarios sobre la desaparición física de Carlos Andrés Pérez. El contenido de esas notas, que en su mayoría provienen de líderes de la oposición, es igualmente un recurso para entender su forma de hacer política y de asumir sus responsabilidades. Carlos Andrés Pérez cae en desgracia política y pierde el inmenso piso político que mantuvo en sus dos elecciones por dos razones fundamentales: 1) Asumió, con el apoyo de esta oposición que aparenta ser una nueva, un proyecto político que en su desarrollo generaría más pobreza y 2) Los aliados que tuvo se transformaron en un grupo aparentemente enemigo de la segunda versión de CAP, porque salir de él, era una vía para la oxigenación política del pacto de punto fijo.
Carlos Andrés Pérez cae en desgracia por iniciativa de la derecha. La izquierda venezolana no tenía capacidad ni fuerza social y política para aprovecharse de las condiciones que la propuesta económica de CAP II estaba generando. Carlos Andrés Pérez cae por malversación de fondos y no porque su propuesta política y económica tenía el sello de la pobreza. Sus “verdugos” son los que ahora mismo y a través de una cosa aparentemente nueva conocida con el nombre de la MUD, lamentan su desaparición física.
Con la desaparición física de Carlos Andrés Pérez no se va, como lo sugirió o deseo el presidente Hugo Chávez Frías una manera muy particular de hacer política. CAP no era el centro dinamizador de ese esquema, porque al fin de cuenta su muerte política ya había acontecido desde hace varios años y la oposición toda se ha manejado con el viejo esquema, que definitivamente está patentizado y resume su manera de ser.
En la nota que dio a conocer la mesa de la ultra derecha (MUD) y que pudo leerse en varios diarios de circulación nacional, se registra, como políticas exitosa y muy sobresaliente de los períodos de CAP: la nacionalización del petróleo y hierro, el programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho y muy hipócritamente se le reconoce por sus “ideas libertarias y de justicia social”. Al reconocer estas situaciones como parte fundamental de la herencia que dejó CAP; la MUD con todos sus actores no dejan de reconocerse. Por ejemplo, parece muy poco cuestionable el programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho, porque tuvo aparentemente su sentido nacional. Es muy complicado desmontar la justificación que en su momento tuvo este programa, sin embargo, como propuesta, ese programa no alteró para nada el perverso proceso de exclusión y fortalecimiento de una elite. Muy por el contrario, ese programa se cuadro totalmente con ese proceso de exclusión social que ya había sembrado a Venezuela de jóvenes sin futuro y sin perspectivas.
Lo más perverso de ejecutoria política de CAP son los impactos que esas políticas generaron en el ámbito de la juventud venezolana. Si se mira esa ejecutoria, los resultados son muchos jóvenes torturados, desaparecidos y cientos de miles de jóvenes excluidos.
La “nacionalización” del petróleo es también una forma de verlo y entenderlo. Reconocer esa “nacionalización” es una forma de visualizar su proyecto político. La MUD, que suele verse como muy democrática y humana a la vez, nada dijo ni dirá sobre cómo este “paradigma” de la democracia tuvo en su conciencia y en su haber, una parte importante de las desapariciones física y muertes por torturas. No dice la MUD, que Carlos Andrés Pérez cuando fue ministro del interior puso en práctica la política de desaparición, que después fue asumida por dictadores del llamado cono sur pienso. Nada dicen de un hecho reciente que olvidaron y que es seguramente es uno de los acontecimientos más crueles y criminales que se conozcan en el mundo. Nada dijeron que con CAP, venezuela vivió ese horrible momento del carachazo.
