Hoy en el imaginario nacional está clara la verdad de que en Venezuela hubo un proceso de terrorismo de estado que se implantó a la fuerza utilizando a los cuerpos de seguridad para aplastar cualquier indicio de luchas por la soberanía nacional y que los mentores políticos de ese proceso están vivos representados por otros que están pujando lombrices para hacerse del poder.
Es ahora cuando le toca al estado, ley mediante, asumir sus responsabilidades para sancionar moral, ética e históricamente a quienes todavía le deben a la justicia el pago de sus deudas políticas, pero es también es tarea del estado hacer concreción de lo expresado en esa ley.
Es una honorable tarea que debe ser asumida como lo dijo el Ministro del Poder Popular para la Cultura, Pedro Calzadilla, desde una nueva historiografía que involucre a toda la sociedad pero sobre todo al pueblo que sufrió en carne propia los agravios de una política que ensayó y practicó sobre miles de ciudadanos y ciudadanas de este país las más terribles experiencias de represión y tormento físico y psicológico, y que sólo por pensar distinto eran perseguidos y hostigados hasta morir.
Por ello se han reactivado equipos de veteranos militantes de la insurgencia de los 60 y 70 con las nuevas generaciones del pueblo insurgente venezolano que deben ser capaces de sensibilizar al resto de la población juvenil que poco o casi nada se sabe del proceso de insurgencia armada en Venezuela .