Cuando la Poesia y el Canto se hacen Barco de Piedra
Hay diversas clases de seguidores, dentro de la amistad humana y la creación literaria, que clasifican las obras como desean, para luego hacer lobby en la sociedad, algo así como para demostrar que somos verdaderos intelectuales o extraordinariamente revolucionarios en las artes. Un amigo poeta muy conocido y reconocido también, nos conto una experiencia sobre el trato que le dan los amigos de los autores a los libros publicados, Jamás los leen. Tal experiencia se origina, producto de esos fantasmas de imprentas, la cual un día el libro de aquel amigo poeta sale publicado con extraordinaria portada full color, buen diseño y formato, solo que en las quinientas y más páginas no había contenido alguno, sus páginas sensualmente lisas de Glasé estaban en blanco. Este ejemplar fue obsequiado a un conocido del autor y meses posteriores, al encontrarse, su amigo le saluda con tanta admiración, “¡Poeta!, leí su libro, el mejor que haya escrito Ud.” Lo que le hizo entender, que tal amigo nunca ojeo aquel bello e imperfecto libro.
Hay entonces amigos y verdaderos amigos también, que a pesar de estar en menores facilidades para leer y comerse cuantas obras publicadas existan, devoran cuantas en sus manos caen. He aquí los casos de los amigos privados en LIBERTAD, aquellos que entre sus cuatros muros sin ver el sol anhelan los libres pasillos de una biblioteca o las cálidas casas, llenas de ideas escritas, saborear y acariciar la lectura como enamorados a media luz y con elixires de trances lujuriosos. Ellos, los amigos que apenas ven el sol, que se apasionan por la lectura, son vulnerablemente buenos adictos a los libros, caso por la cual, sin duda alguna se convierten en grandes emisarios de pensamientos humanistas, en buenos escritores, impolutos músicos, extraordinarios intelectuales, lejos de la pacotilla.
De otros continentes, pudiéramos nombrar a miles de lectores encarcelados. Por cierto, a un venezolano privado en LIBERTAD, en el siglo XIX, Francisco de Miranda, asiduo lector y escritor acabado injustamente por el tiempo febril, involuntariamente ensimismado en la Carraca, Cádiz, España.
Aquí en Venezuela, a principios del Siglo XX, nos cansaríamos de nombrar Camaradas, amigos de la buena lectura, encerrados en tapias de oscuridad. Solo recordemos a Salvador de la Plaza, al poeta Cruz María Salmerón Acosta (en las áridas tierras de Manicuare, en la península de Araya), otro coterráneo suyo, no menos torturado por ser poeta y escritor de la paz y el amor a los pueblos, nuestro Andrés Eloy Blanco, autor de centenares de obras literarias, escritas en sus malolientes celdas infernales, cuando escribir un verso en ese holocausto, era casi imposible, en tanto no era permitido ni siquiera leer las líneas en las palmas de sus manos. Barco de Piedra, por ejemplo, un manojo de poemas escritos en la Rotunda de Caracas, en el Castillo de Puerto Cabello, y confinamientos de Timotes y Valera, salvados del ogro y la perversidad.
Entrada la segunda mitad del siglo XX, poetas como Ramón Palomares, Aquiles Nazoa, cantores como Ali Primera en Venezuela y Víctor Jara en Chile, fueron maltratados psicológicamente y hasta torturados, por elevar pájaros libres en sus versos cantados. Solo por abrir la tierra, surcarle con amor para la siembra del futuro con placentero presente, les asesinaron y golpearon. ¿Qué tiene la poesía que le causa escozor a los apátridas cancerberos? ¿Qué contiene el canto popular que les produce piquiña a los corruptos negociadores de humanos, aun en este siglo?, por engendrar la belleza en la Patria, el poeta caroreño y comunista Ali Lameda fue torturado por siete años en Corea del Norte (gobierno de CAP). Y hoy en Venezuela, en nuestro gobierno Revolucionario se sigue privando de LIBERTAD al cantor Revolucionario Julián Conrado, poeta y agricultor de la Paz, del Amor.
Este colombiano, injustamente apresado en nuestras tierras, enfermo y agotado, andado ya en edad, fue sometido a fuertes maltratos, cuando se encontraba en casa del reconocido compañero declamador Rafael Martínez (El Cazador Novato), con quien compartí el pasado domingo 30 de junio y quien me conto de las faenas agrícolas y musicales que hacia el Cantor Julián Conrado, a pesar de sus malestares.
Canto y Poesía están en las bocas del pueblo, ya lo dijo Ali, “La canción es lengua del pueblo”, así que quienes pretenden vender el cuerpo del Cantor Julián Conrado a los perros infernales de Colombia y a las Putas Serpientes del norte, sepan que Julián Conrado anda suelto desde hace siglos en el alma de todos aquellos poetas que encarcelados trascendieron las paredes, que torturados, volaron las pesadillas, que asesinados sembraron la idea y hoy en flor gozamos de sus néctares. Sepan sicarios anónimos, que sus nombres y sus rostros están en la puerta del sol, tangiblemente en la memoria que no se escaparan. Estamos armados de versos y de amor, para exorcizarlos.
Este Amigo cantor, es de los que devoran los libros y la música en su encierro, día a día se pasea por la historia de América, engulle filosofía, bebe de la buena poesía y el canto lo hace vivo. Ya conocemos la bonita experiencia de nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez, encerrado en la cárcel de Yare. Solo que los ágrafos y embotellados intelectuales de la cuarta, no supieron que ese pájaro, poeta y cantor militar, era un lector de vidas y libertador de pueblos. Vaya que coincidencias en la vida, estos dos pájaros cantores, Hugo Chávez y Julián Conrado, estuvieron en el mismo árbol, en el mismo espacio, ese 5 de Marzo del 2013. Decimos atinadamente, que Hugo, voló hacia el canto infinito donde el paisaje le brinda su verde esplendor. Nuestro Amigo cantor, el pájaro de Turbaco, aun lo mantienen enjaulado, como privando de LIBERTAD a su poesía cantada.
“No se puede derrotar lo que no ha sido posible todavía…la utopía se ha salido de la bóveda, se ha bajado del tren de los intelectuales y camina a pie…” así lo dice el poeta Carlos Angulo en su libro Los Ángeles del Final, por lo que el canto y la poesía jamás la derrotara quien no sabe de victorias, quienes jamás sabrán del amor. Con Andrés Eloy Blanco, parafraseamos ese amor a los niños y la poesía, que son cantos vivientes en la boca de los y las poetas, porque “quemar un poema es tan desalmado, tan inútil y tan mezquino, como matar a un niño. Si el poema es bueno, se mata un niño bueno, si el poema es malo, se mata un niño malo. Los niños malos no se matan, se vuelven a escribir. Los poemas malos se vuelven a parir. ¿Es así?”.
¡Que salga el nuevo sol¡ “ya es tiempo de estar a la altura del tiempo” y que seamos cóndores aleteando la LIBERTAD, y no serpientes arrastrándonos en la muerte, envenenados hasta los dientes.
“Sin tanto Perendengue, le cantaremos a la Paz”.
¡Amando Venceremos¡