Régimen impune

   Afirmar que el brazo armado del régimen venezolano y su partido es el hampa común no es nada descabellado. Y esto lo indicamos porque, así como ha copiado metodologías propagandísticas de la Alemania nazi, también lo ha hecho con las estrategias de la dictadura cubana que por años utilizó al hampa y sus secuaces para aterrorizar a la población.

   Para lograr esta bien delineada manera de control social los estrategas ideológicos del chavismo han encontrado en las miles de bandas hamponiles organizadas, suficiente personal para desatar en la sociedad venezolana un infierno de asesinatos, robos, violaciones y secuestros, que el régimen de manera burlona, irónica e inmoral denomina sensación de inseguridad.

   No vale la pena entrar a mencionar estadísticas que en nada solucionan esta dantesca situación de violencia generalizada que el régimen, por acción u omisión, ha permitido que se desate. En escritos de hace ya más de 10 años habíamos advertido sobre la gravedad que significaba permitir que un presidente, fue el caso de Hugo Chávez Frías, apareciera en los medios audiovisuales en claras, diáfanas y seguidas secuencias de imágenes donde, bien con su lenguaje corporal y/o verbal, incitaba a la violencia.

   Esa permisividad desató en la sociedad venezolana las más oscuras pasiones que luego de 15 años de una práctica de imitación, desde hace un tiempo se manifiestan en la estadística internacional: Venezuela se encuentra entre los 5 primeros países más violentos del mundo.

   Modelar la violencia ha sido la estrategia más beneficiosa para este régimen. De la violencia política iniciada por HCh y sus secuaces acordémonos cuando afirmó: A los adecos les voy a freír la cabeza en aceite- o cuando de manera irónica, dijo esto: Marisabel, esta noche te doy lo tuyo Además que fue público y notorio que la golpeaba.

   Esta manera de modelar la violencia desde el Poder del Estado y del régimen de gobierno permitió que se estableciera un modo de vida, de cotidianidad, traducida en lenguaje común, que hacía y quiere hacer ver como una práctica normal una sociopatía que en modo alguno debemos permitir.

   El asesinato de una joven venezolana, como fue el caso de Mónica Spear, es doloroso y terrible. Más aun por lo dantesco que supone herir a una niña de apenas 5 años quien vio cómo asesinaban a sus padres y sufrirá las secuelas de traumas futuros. Este doloroso hecho aparece resaltado en los espacios noticiosos por tratarse de una figura pública.

   Pero cuántos asesinatos, iguales o más dantescos, han ocurrido y continúan sucediendo mientras los responsables del régimen, cual parásitos felices, creen solucionar esta dramática situación de inseguridad, ofreciendo declaraciones o relatando artificiosas estadísticas o afirmando que eso es herencia de la IV república.

   Ciertamente que es evidente la relación estrecha que existe entre el régimen fascista e inepto y la delincuencia común. En las cárceles venezolanas, pranes y luceros establecen mesas técnicas para beneficiar a presos, quiénes salen libres o quiénes aún deben pernoctar bajo el cuidado y manutención del régimen. Eso puede corroborarse fácilmente.

   Así como el régimen ha sido exitoso en el uso inescrupuloso de la propaganda oficial, caso elecciones municipales cuando desató toda una estrategia propagandística mientras incitaba a la población, tanto al saqueo de comercios como a la compra compulsiva, también se evidencia su éxito de sesgada propaganda en patria segura donde permiten que se violen ancianos, secuestren niños, por incapacidad gerencial, y asesinatos como la de esta joven venezolana, trabajadora, esposa y madre, víctima de un régimen fascista que, por ineptitud y una bien elaborada estrategia de propaganda, permite que esto ocurra en el país que oficialmente se hace llamar La Patria bonita con ministerio para la felicidad incluido.

 



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Juan Guerrero


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