27 de Febrero de 1989 quiebre de una economía rentista basada en el endeudamiento del país a la banca extranjera y la privatización e hipoteca de nuestros principales fuentes de ingresos sin importar cuanta necesidad venía sufriendo el pueblo de la patria de Bolívar, eran los tiempos de las “Casas de Cartón” de los niños sin calzados, los tiempos que describe claramente el panita Alì en cada una de sus canciones, solo basta escoger al azar algún tema musical de la autoría de Alì Primera para ver reflejado cuanto sufrimiento del pueblo venezolano producto del mal manejo de nuestra economía en aquel momento, inmerso en las consecuencias de una serie de gobierneros de la llamada Cuarta Republica, donde se turnaban adecos y copèyamos y parecía que era solo para competir cual gobierno era mas ineficaz e ineficiente, había un pueblo adormecido que solo les serbia a los politiqueros del momento a la hora de votar, era en esos tiempos donde se veían por el barrio buscando votos, era en tiempo de elecciones cuando ofrecían latas de zinc a el venezolano del barrio, aquel humilde lugar donde era común ver un niño barrigón “Millonario de lombrices” con carita empantanada, el torso desnudo y los píes descalzos.
Hace ya un cuarto de siglo en que el pueblo cansado de tantos desmanes decidió pegar un grito al Fondo Monetario Internacional y sus políticas hambreadoras, que masacraban el estomago de nuestro pueblo sin ningún remordimiento y en complicidad con apátridas que jamás debieron gobernar la patria de Bolívar, fue en un pueblo contestatario del Estado Miranda llamado Guarenas, donde se pego aquel grito libertario, el colectivo de a pié salió a las calles en protesta por las medidas económicas implantadas por el Gobierno de Carlos Andrés Pérez que trajeron consigo acaparamiento, aumento de la gasolina, remarcaje de productos, aumento del pasaje que fue quizás el detonante o la excusa perfecta del pueblo para insurgir en contra de la rancia oligarquía derechista.
Productos de la cesta básica desaparecieron de los anaqueles, no se conseguía harina, leche, arroz, café, azúcar, ni aceite, cada día la situación empeoraba en una sociedad capitalista que además acribillaba con publicidad invitando a los lectores de la prensa o usuarios y usuarias de la radio y la televisión a comprar productos de línea blanca y hasta vehículos que solo estaban al alcance de un pequeño grupo “riquitos de cuna” o “ladrones del erario público”. El pueblo debía conformarse con una cocinita de Kerosene para cocinar los pocos alimentos que lograban obtener, un catre para aliviar el hambre con el sueño y un radiesito y el que más podía un televisor pequeño en Blanco y negro por donde llegaban los mensajes cargados de mentiras, en aquel ranchito de tablas o cartón piedra con techo de zinc y goteras por todos lados donde no faltaba un perrito, fiel compañero que compartía con la familia el hambre y la miseria en que nos tenia sumergido el sistema.
Como olvidar aquella mañana cuando se interrumpía el quehacer diario con una noticia que hablaba de saqueos y Vandalismo, cuando en realidad era “La chispa que incendio la Pradera” era el despertar de un pueblo que salió en busca de lo que le habían negado desde siempre, salió en busca del alimento acaparado, de la cocina y la nevera que solo habían visto en fotos y por televisión, salió en busca de los sueños de una patria libre, ese día salieron a protestar Flora y Seferino, las casas de cartón quedaron solas en mi Guarenas querida, Bandera en mano y consignas con un alto contenido ideológico y aquellos medios que servían para engañar al pueblo sirvieron de búmeran para propagar la insurrección popular, y en pocas hora toda Venezuela era una sola voz, es aquí donde una vez más sale la saña de aquellos gobierneros de turno, aquellos apátridas que habían hipotecado la patria al Fondo Monetario Internacional en detrimento de las mayorías, quedaron sorprendidos, “se cayeron para atrás”, diría la vieja Ana en algún barrio de Caracas, nunca imaginaron de lo que era capaz un pueblo cuando se les violenta su dignidad, y no tardó mucho aquel mísero personaje que fungía como Presidente en dar la orden y descargar su rabia en contra de aquella gran masa de gente humilde en busca de sus derechos arrebatados por un lacayo imperialista llamado Carlos Andrés.
El 28F llego la licencia para matar y lo que el 27F era tiro de perdigones, con el toque de queda y la suspensión de las Garantías constitucionales se convirtió en disparos de distintos calibres , a partir de ahí la vida de Silverio, Juan, Pedro, María o Juana no valía medio, muchos muertos infinidades de heridos y unos apátridas desenmascarados que pretendieron a fuerza de balas callar ese grito de libertad, pero no fue en vano la sangre derramada por aquellos héroes anónimos del 27F, ese grito resonó en la diana de los cuarteles y 3 años después en 1992 Militares Patriotas también alzaron su voz, un segundo libertador el Teniente Coronel Hugo Chávez junto a jóvenes militares insurgian también gritando libertad, vaya que valió la pena ese despertar .
Hoy a 25 años de aquel hecho histórico cuando despertó el pueblo, podemos afirmar que somos un pueblo despierto, en pueblo leyendo, investigando, aportando, construyendo sueños nobles, un pueblo encaminado hacia la libertad plena, un pueblo avanzando en revolución. Atento a cualquier intento de esta misma derecha apátrida de arrebatarnos lo que nos ha costado conseguir.
Aquí hoy están presentes en cada venezolano aquellos y aquellas mártires que sacrificaron sus vidas por un sueño el 27 F, hoy está presente Alì con sus canciones, , hoy más que nunca está presente Simón Bolívar, hoy está aquí junto a Maduro ¡¡¡ Hugo Chávez!!!. Solo que multiplicado en millones en cada uno de los pueblos de nuestra América.