Sí, sonríe. Imagino que sonríe. Estando preso, salva su vida. Así, y en su lugar, todos sonreiríamos. ¿Salva su vida? Sí, porque no descartamos que sean muchos los que, aunque comulgando con su “causa” de lucha, quieran verlo pasar a otra dimensión. Darle pasaporte sin regreso. El botón play de su ventilador se dañó y no hay técnico que lo repare. Las aspas del pajar de los videos se desatan con nombres y apellidos. Álvaro Uribe Vélez, en el campo extranjero, es uno de ellos. Antonio Ledezma, en el solar criollo, otro. Por ahora.
El alcalde Metropolitano no he tenido los cojones de desmentirlo. El discursito de “yo condeno la violencia venga de donde venga” apenas le mojó los labios. Nadie le cree. Está devaluada y vencida, desde hace tiempo, su presunta actitud pacifista.
Debería, por ejemplo, aclarar quién es Guerrilla, el mismo a quien se le escuchó decir “yo trabajo con el alcalde Ledezma”. Uno quisiera suponer que trabajan juntos en la junta de condominio, en el comité pro-aseo de cacas de perros abandonados o en el Frente de Desenredadores de Papagayos Pegados a los Postes. Mientras no defina cuál era o es esa relación de “trabajo”, cualquier cosa que se piense podría tener visos de certeza.
Ni hablar del señalamiento de que es de los “duros” y de ser quien más “ha apoyado la resistencia de los políticos”. Guau: no parecen estar las cosas color de rosa para el exGobernador del extinto Distrito Federal.
“A los chamos de Caracas siempre los ha apoyado”, afirmó Lorent en el video revelado el viernes. Apoyar es sinónimo de respaldar, ayudar, proteger, defender, amparar. ¿Será cierto eso? ¿A cuáles “chamos de Caracas” ha apoyado y en consecuencia respaldado, ayudado, protegido, defendido o amparado? ¿Cómo lo ha hecho?
Hay más videos en camino dice el ministro Miguel Rodríguez Torres. La lista de señalados podría ser larga, tan larga como las ganas de sacar del juego a Gómez Saleh, por confiado y pajúo. Por eso decimos que preso debe sentirse mejor. Allí, el Estado le garantiza la vida, esa que él no respetó a las víctimas de las guarimbas.
¡Chávez vive…la lucha sigue!