El papa Francisco nos recomendó diálogo. En este caso; el papa Francisco actuó como los padres de familias, que persisten en decirle a sus hijos e hijas que se porten bien y eviten las malas juntas.
Tuve la oportunidad de leer dos veces un artículo de Víctor Álvarezi. Lo leí en un portal Web el viernes o el sábado y este domingo 10/0472016, volví a leerlo en la edición de Últimas Noticias. Comparto todas las premisas que Víctor Álvarez nos ofrece en este artículo y que justifican la posibilidad de un diálogo. Comparto esa necesidad “de trabajar de buena fe y por el bien común [y que la] la diatriba [nos ] ha puesto al aborde de una crisis de gobernabilidad.
Estos elementos justificatorios no ameritan ninguna discusión y pudiéramos decir, que casi el 90% de los venezolanos y venezolanas estamos convencidos y convencidas de la necesidad de “trabajar de buena fe y por el bien común”. Justo ahí, está la tranca de todo esto, porque más o menos el 10% de la población no ve viable, ni cree ni está de acuerdo en que el “trabajar de buena fe y por el bien común” sea una opción que le favorece.
¿Hay algún bien más común que Venezuela? ¿Qué puede estar por encima de Venezuela? Realmente no creo, que haya un asunto que esté más cerca de un “bien común” y “de trabajar de buena fe” que estas cuatros sílabas que permite construir la palabra VENEZUELA. A pesar de representar estas cuatro sílabas el bien común más preciado que tenemos y el acto más de buena fe que pudiéramos concebir; no lo es. Todo lo que nos asegure tranquilidad, paz, tranquilidad, desarrollo, estabilidad para Venezuela, es una acto o “trabajo de buena fe” y ahí se reúne el bien común más preciado.
En estos días, leía una noticia, en la cual se apreciaba que el CELAC y UNASUR donde convergen países con diferentes visiones políticas se pronunciaron en contra de la renovación del Decreto de Obama y apostaron por su eliminación. Mientas eso fue posible en ese contexto donde igualmente impera un antichavismo, a lo interno (de Venezuela) no ha sido fue posible un acto de buena fe y por el bien común, a través del cual haya un acuerdo sobre este punto, que definitivamente concentra el bien común. La oposición espera y desea una intervención de EEUU. Se frota las manos y crea las condiciones para que eso sea posible. Este simple detalle, es contrario a “trabajar de buena fe y por el bien común”. Si en eso, no ha podido existir una coincidencia, parece claro que el diálogo para una minoría con poder, es un obstáculo.
Como sabemos, Chávez se pasó de ingenuo. Perdonó dos veces y convocó a un diálogo y de allá acá, hay evidencias contundentes, que parecen confirmar la imposibilidad de un diálogo, aunque se han dado reuniones que no es necesariamente un diálogo.
El auto perdón incluido en la ley de amnistía, qué tiene de cercanía con un acto de “trabajar de buena fe y de tener como norte “el bien común”. La ley de amnistía que fue aprobada y aplaudida por el otro actor clave del diálogo, es un acto de guerra y una declaración para colocarnos en un espiral por la violencia.
No digo, que el gobierno esté muy involucrado en esto del diálogo, pero sus acciones son de espera y francamente de paz. No hay duda que apuesta por la paz, aunque su acción de diálogo cojea porque se remite casi que exclusivamente al ámbito económico.
Se anuncia, que el nuncio Aldo Giordano ante la recomendación del papa y la indiferencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, decidió colocar su granito de arena para promover el diálogo. Esperemos y veamos si este nuevo esfuerzo no se queda en una pajarita preñada, que no podrá parir un pajarito, porque las pajaritas no se empreñan y no paren.