Primero que nada un homenaje a los caídos en combate los camaradas fugados Emperatriz Guzmán,(La Chepa) ,caída en la masacre de Cantaura, Vicente Contreras Duque, (El Gocho Contreras) Marcos Ludeña (estudiante de Ciencias UCV y basquebolista de la selección de Guárico) Quintín Moya y Argenis Betancourt. ¡Honor y Gloria!.
Honra a la memoria de los fugados Francisco Prada Barazarte, (El Flaco) Jesús Marrero, (El Loco Marrero) y Mary Luz Rojas. ¡Honor y Gloria!
Homenaje al planificador y organizador de la Fuga, Tito González Heredia (Economista UCV), asesinado vilmente en 1976.
A todos aquellos que participaron, que expusieron sus vidas y que hoy no nos acompañan. ¡Honor y Gloria !
Homenaje a los héroes anónimos que pusieron su granito de arena para que la operación fuese posible y exitosa. Al pueblo venezolano por haber parido este tipo de humanos conscientes de que la lucha contra el capitalismo es una tarea ineludible para quienes creen en un futuro lleno de alegrías y sin las necesidades que esta sociedad nos impone.
Recuerdos eternos para Jesús Márquez Finol (El Motilón) ejemplo de firmeza y tesón revolucionario.
Pero también desprecio, para quienes liberados en esta gloriosa acción se pasaron al enemigo como delatores, Marco Tulio Cróquer y Alí Torres Dominguez. Igualmente desprecio para Argenis Veraciertu (Gordo Darío) quien participó en la operación y a quien los revolucionarios le depositaron su confianza, pero que su cobardía también lo llevó a pasarse para el enemigo. De estos tres traidores queda vivo Marco Tulio Cróquer, pero seguro llevando una vida despreciable.
Los hechos vivos de la acción final los narra hermosamente en Aporrea, nuestro hermano y camarada Pedro Reyes Millán en un artículo del 18 de Enero del 2010, quien junto a otros camaradas cumplieron la tarea de tomar la casa donde vivía el músico Víctor Cuica, para luego cavar la parte final del túnel por donde salieron los 23 presos políticos.
Esa fue una operación exitosa de mucho tiempo de preparación, combinada paralelamente con otras operaciones que se preparaban para rescatar de las manos del enemigo de clase a nuestros camaradas. Recuerdo ver a Tito González Heredia y a tantos otros camaradas de la otrora gloriosa Bandera Roja, moviéndonos por todos lados montando 2 operaciones paralelas, previendo que una de las dos fracasara, tal como ocurrió. Fracasada la de Diciembre de 1974, todos los esfuerzos se volcaron en la preparación definitiva de la Fuga del Cuartel San Carlos. Tito, por supuesto con los demás camaradas, fueron preparando con lujo de detalles, lo que después vino a ser una de las fugas más espectaculares de la historia revolucionaria donde actúo la sorpresa, el preciso momento (final de béisbol profesional Caracas – Magallanes); sincronización de los tiempos tanto de adentro como de afuera, definición y utilización correcta de los materiales necesarios para la fuga; la tenacidad y decisión de los camaradas participantes en los diferentes eventos, el esfuerzo de día y de noche de camaradas que sabían de la operación, de los que no sabían pero sospechaban que algo grande vendría y de quienes cumpliendo diversas tareas no sabían del objetivo de estas.
Fue una sumatoria de camaradas revolucionarios de distintas organizaciones (PRV – FALN y Bandera Roja) convencidos de la necesidad del socialismo, pero también de pueblo no militante de estas organizaciones, quienes a pesar de estar conscientes de que vivíamos uno de los momentos de mayor debilidad del movimiento revolucionario, no dudaron en poner en peligro sus vidas, sus empleos y hogares para liberar a nuestros camaradas. Fue una de esas tareas que permiten unir la diversidad en la práctica, sin tantos aspavientos de unidades concertadas, que casi nunca se logran por el espíritu de secta dominante en muchos grupos y por los criterios hegemonistas de las organizaciones con mayor poder dentro de fórmulas unitarias.
Fue una acción revolucionaria planificada por militantes comunistas, la cual marca profundas diferencias con las acciones terroristas de derecha o de izquierda, porque nuestro objetivo no era ir premeditadamente a destruir, matar, crear terror, asustar, sino que tenía como objetivo liberar a nuestros presos y como estas acciones son de alta peligrosidad para los revolucionarios, pues tenemos que ir preparados para hechos dramáticos donde se puede perder la vida y a los otros les pueda pasar lo mismo. Debido a la limpieza de la operación y al guiar humano que orienta a los revolucionarios, no hubo heridos ni muertos de ninguno de los dos bandos, tal como nosotros queríamos y aspirábamos.
Fue una tarea de héroes que nunca se plantearon serlo, ni mucho menos pregonarlo para obtener prebendas y privilegios, tal como ocurre hoy con algunos héroes de pacotilla que se fabrican historias desde sus oficinas para justificar los altos cargos burocráticos que ocupan en el Estado y el gobierno. Personas que se creen que porque tiraban piedras todos los Jueves en la Plaza las Tres Gracias, ya estaban obteniendo el título de revolucionario o porque aprovecharon ciertas circunstancias para vincularse al Comandante Chávez, las utilizaron para colarse en el entorno que gracias al cohete en que se convirtió el Comandante, hoy están disfrutando las mieles del poder. Ahora son revolucionarios de primera, encargados de despreciar a quienes estuvieron bregando día y noche a lo largo de varias décadas, en forma pacífica y militar, por llegar a aglutinar las fuerzas suficientes para derrocar el régimen político en el cual se sustenta el capitalismo y echar a andar el proceso de construcción socialista de la sociedad.
Para estos héroes de pacotilla, auto construidos, ya que los héroes los define el pueblo, los revolucionarios de épocas anteriores al golpe del 4 de Febrero, somos unos trasnochados, con teorías caducas, intelectuales con ideas viejas, etc., Hoy para ellos, es importante solamente la juventud, a la cual por supuesto pueden dominar con sus inventadas historias, con ofertas de una vida mejor para recibir su apoyo. Discurso de estos héroes de mentira para engañar incautos. Los viejos les conocemos sus historia y no nos pueden engañar.
Aunque este escrito no es hecho para desenmascarar héroes baratijas, no pudimos dejar de hacerlo, porque son estos oscuros personajes (sin hacer alusiones al color de piel), quienes impiden que se libre una discusión franca y abierta sobre el proceso revolucionario en Venezuela, para lograr que este se enrumbe por el camino del auténtico socialismo que tanto sueñan los verdaderos revolucionarios y que había captado el Comandante Chávez el 20 de Octubre del 2012, casi diciendo auto críticamente que no podemos seguir arando en el desierto, pegando un grito hasta el cielo ¡COMUNA O NADA!,pero estos oportunistas y advenedizos se niegan a escuchar. Su objetivo es disfrutar de las mieles del poder, no el de abrir puertas y ventanas para que el pueblo construya con sus propias manos e ideas el socialismo.
Con la fuga del Cuartel San Carlos, ese Enero 18 de 1975, hace 43 años, se demostró la posibilidad de derrotar la fuerza represiva del enemigo, fue una victoria contundente. Sin embargo, dejó un saldo negativo en lo organizativo con la liberación de algunos camaradas, en el caso de Bandera Roja, por ejemplo, afloraron las viejas contradicciones en su seno, lo cual condujo a su división en dos bandos: uno encabezado por Gabriel Puerta y Tito González Heredia por un lado, el cual continuó con la posesión del nombre del partido; el otro, con Carlos Betancourt y Pablo Hernández Parra a la cabeza, cuyo destino después de haberse quedado con el Frente Guerrillero Antonio José de Sucre y haber fundado Bandera Roja Marxista-Leninista, en su mayor parte negociaron la pacificación con el gobierno. Esta división fue un gran golpe para el movimiento revolucionario venezolano, que a pesar de esta victoria, se siguió debilitando.
El sectarismo grupalista, la negación a la discusión franca, abierta y profunda fue uno de los grandes males que acompañó a los revolucionarios por esos tiempos, sin que esa experiencia debilitadora sirva para superarlos por estos tiempos de revolución en el siglo XXI. La pugna por la hegemonía grupal se manifiesta incluso entre los colectivos que operan en las comunidades y su derrota sólo es posible si se comprende y se aplica dentro del pueblo trabajador, único sujeto real de la revolución socialista. El sectarismo dentro del pueblo no cabe, es manifestación llevada desde afuera por quienes pretendidamente propugnan la revolución, pero que su visión de gueto les niega en la práctica su palabra. Quienes como revolucionarios sostenemos la unidad en la acción, también agregamos que hoy más que nunca se hace necesario elevar el nivel de discusión teórica, porque esto se ha rebajado de tal manera, que un ciego pragmatismo viene a ser el principal conductor de la revolución y en ese terreno la burguesía y el imperialismo van imponiendo sus criterios. El marxismo, especialmente el pensamiento de Marx, está casi absolutamente ausente de la discusión, ni siquiera el Marxismo manualesco, recorre los espacios del debate.
Con la Fuga del Cuartel San Carlos, se obtuvo una victoria en el terreno de la práctica, pero a nivel teórico continuó el vacío teórico que a lo largo de muchos años estuvo rondando el proceso revolucionario. Hoy estamos en la misma condición, a pesar de que las condiciones revolucionarias permiten asumir una actitud diametralmente opuesta. Esta actitud pragmática la encabeza el gobierno y el PSUV, los cuales sustituyen el debate teórico por la retorica, la reflexión profunda por el discurso agitativo, la justificación de los errores y la difícil situación que atravesamos, achacados exclusivamente a las distintas guerras que la burguesía ha venido armando. El pragmatismo, no permite la presencia científica en la revolución, es por esto que el gobierno acude a teorías burguesas como el keynesianismo, diseñadas para salvar el capitalismo, como si fueran teorías capaces de guiar revolucionariamente los procesos de cambio necesarios.
Traer al presente eventos como la fuga del Cuartel San Carlos, no es simplemente para recordar los hechos y sus actores, sus lados positivos, sino para que nos sirvan para evaluar la realidad actual y con ello tomar sus enseñanzas para observar que males de aquellos tiempos continúan todavía vivos. Es mantener viva la memoria de lo que hicimos, para realizar mejor lo que hacemos y lo que tenemos que hacer. El mismo Cuartel San Carlos puede ser el espacio para estimular el debate que tanto nos exige la revolución venezolana, ese sería el mejor homenaje a tan importante acción revolucionaria.
18 de Enero de 2018