Mi vivencia y algo más

El Bachiller, a 60 años del bombardeo

Eran las 6 y 30 am cuando un potente ruido me despertó, al igual que a mi mamá y mis hermanos. Abandonamos el cuarto y salimos al patio de secar cacao de la Hacienda la Trinidad, situada en el municipio Pedro Gual del estado Miranda, para cerciorarnos qué lo había producido. Dirigimos la mirada al cielo y no vimos nada. A los pocos minutos el sonido volvió a aparecer. Era un avión de guerra, pero ahora dejaba caer bombas sobre el Cerro el Bachiller, el cual se veía claramente desde la casa. Los artefactos reventaban al impactar con los árboles y producían columnas de humo blanco que se elevaban al espacio. Simultáneamente se oía el silbar de objetos que también impactaban en el cerro y estallaban. Parecían balas salidas de cañones ubicados en el caserío Corosal o Caño Rico. Luego me enteré, a través de fuentes documentales, que eran proyectiles disparados desde un barco de la marina apostado en la costa del mar Caribe. Seguidamente apareció un helicóptero que se colocó a gran altura sobre la montaña. Daba la impresión que su misión era hacerle seguimiento al bombardeo y su efecto en el área. Acto seguido la casa fue tomada por aproximadamente 60 soldados, quienes revisaron sus áreas minuciosamente, tomaron posiciones defensivas y procedieron a instalar carpas debajo de los árboles de mango y catiguire. No sé lo que preguntarían a Lucía, mi mamá. Mi padre, Rafael, estaba ausente.

Con las acciones descritas anteriormente, comenzaba el 30 de junio de 1964, día de mi cumpleaños número 9, la Operación Militar Bachiller I, decidida por el presidente de Venezuela Raúl Leoni y ejecutada por la aviación, la marina, el ejército, la Guardia Nacional, la Digepol (policía política) y el SIFA (Servicio de Inteligencia de la Fuerza Armada) contra el Frente Guerrillero Ezequiel Zamora que operaba en la Serranía el Bachiller, cuya elevación más alta lleva el nombre de Cerro el Bachiller. Además de esos actos, la operación contemplaba un cerco militar, para luego efectuar un escudriñamiento en el área comprendida entre la fila los Araguatos, la Hacienda la Trinidad, El Guapo, San José de Guaribe, Machurucuto, Cúpira y el suroeste de Batatal, sectores donde se movían los combatientes del frente. La operación concluyó el 31 de agosto de 1964 para después dar paso a las operaciones Bachiller II y III. Hoy 30 de junio de 2024 se cumplen 60 años del comienzo de esa operación militar, que se tradujo en detenciones de guerrilleros, campesinos inocentes, tortura, fusilamientos y desapariciones forzadas.

Tres días después de estar la tropa en casa, como a las 3 pm, a lo lejos se oyeron unos disparos y acto seguido los soldados se tiraron al suelo y empezaron a disparar en dirección a la montaña. En ese instante me encontraba en uno de los pasillos, me tiré al suelo y gateando llegué al cuarto de resguardo donde se encontraba mi mamá y mis hermanos. El tiroteo cesó a los pocos minutos. Los miembros del ejército pensaron, según oí decir, en un ataque de guerrilleros que buscaban salir de la zona del bombardeo, pero después comentaron que los disparos los hicieron unos soldados que iban a llevarles logística y los jeeps se atascaron en una pendiente de la carretera Corosal la Trinidad. Posterior a este evento, se presentó una comisión de militares y entregaron a los soldados que se encontraban en la casa, una persona que llevaron amarrada con mecate, lo sentaron en la romana de pesar los sacos de cacao y luego lo ataron a un palo que servía de base a la casa. Era joven, blanco, ojos negros, flaco, con barba y abundante pelo negro y de aproximadamente 1,70 metros de estatura. Al día siguiente un grupo de soldados salieron con él rumbo a la montaña. Regresaron en la tarde, pero sin el detenido. Mamá preguntó, de forma privada, a uno de los soldados del grupo qué había pasado con el hombre y éste respondió que se les había fugado.

Transcurridos unos diez días los militares se marcharon. El soldado responsable de la radio, que utilizaban para comunicarse, con el cual establecí buena relación, me dijo que se iban para un caserío llamado la América, sitio donde también pateaba la guerrilla. Después, todos los días, aproximadamente a las 6 pm, pasaba sobre la montaña un helicóptero militar en la dirección El Guapo Cúpira y viceversa. Me imagino que con la intención de localizar algún vestigio que pudiera indicar la presencia de guerrilleros.

¿QUE IMPACTO TUVO EL BOMBARDEO SOBRE LOS GUERRILLEROS QUE SE ENCONTRABAN EN EL CERRO EL BACHILLER?

No produjo muertos ni heridos. Sin embargo, de acuerdo con Gutiérrez (2021), Trino Barrios (comandante Sánchez), Víctor Ramón Soto Rojas (Mendoza, secretario político), Heriberto Cartagena (Malpica) y siete guerrilleros más, quienes se encontraban en el lugar, se replegaron hacia la región de Sabana Grande de Orituco, pero se encontraron con los soldados en Batatal y tuvieron que librar combate con ellos. En este evento resultó muerto el guerrillero Leonel Gómez, joven de Caracas, y herido en la cara Heriberto Cartagena, quien fue capturado vivo y trasladado en helicóptero al campamento antiguerrillero ubicado en el sector Pueblo Abajo de El Guapo, de donde lo desaparecieron. Cartagena era un astuto y valiente campesino oriundo de la comunidad la Arenita, San José de Barlovento, municipio Andrés Bello, Miranda.

El mismo autor indica que el combate en Batatal provocó la dispersión del grupo de guerrilleros, lo que llevó a Trino Barrios y a Víctor Ramón Soto Rojas a salir a la carretera que conduce a Altagracia de Orituco en busca de comunicación con Caracas. Abordaron un vehículo, pero se consiguieron con una alcabala de la Guardia Nacional donde fueron detenidos. Los llevaron a la jefatura de dicho pueblo y luego a la prefectura de San Juan de los Morros. De este lugar, Trino Barrios, oriundo de Aragua de Maturín, estado Monagas, dirigente sindical y agrario, fue trasladado a la Digepol en Caracas. De allí es conducido a Sabana Grande de Orituco, estado Guárico, donde lo fusilaron para luego enterrarlo en la Hacienda los Colorados de la misma jurisdicción. Dos años después (1966) familiares y amigos, con el apoyo de campesinos de la zona, encontraron su cuerpo. Todavía conservaba sus botas y su reloj. La autopsia reveló que le dieron un tiro en el ojo izquierdo. Por su parte, a Víctor Ramón Soto Rojas, nacido en Altagracia de Orituco, estado Guárico, sociólogo graduado en la UCV, después de llevarlo al comando número 5 de la Guardia Nacional del Paraíso y la Digepol en Caracas, lo trasladan al Teatro de Operaciones Antiguerrilleras de Cúpira, ubicado al lado del río Cúpira, donde le hacen simulacro de fusilamiento y después lo desaparecen. Infructuosas han sido hasta el día de hoy las diligencias de familiares y amigos para dar con el destino de su cuerpo. La última información que llegaron a tener fue la proporcionada por un militar a la madre de Soto Rojas, quien le dijo: "no lo busque más" porque su hijo, aun estando vivo, lo colgaron de un helicóptero y al hacer contacto con los árboles en pleno vuelo, su cuerpo se despedazó y cayó en un lugar desconocido.

Corrían los primeros días del mes de agosto del mismo año 1964, cuando llegaron dos camiones llenos de soldados a la Hacienda la Trinidad, los cuales estacionaron frente a la casa a una distancia de aproximadamente 80 metros. Descendieron los efectivos militares y junto con ellos bajaron unas camillas de rescate donde llevaban algo tapado. Cogieron la carretera que conduce al salto, caída de agua natural que está a 4 kilómetros de la casa, y a las haciendas de cacao Santa Rita, Banco Grande y San Blas. Mi hermano mayor y yo aprovechamos que dejaron los vehículos solos y nos montamos en ellos. Pudimos ver manchas de sangre en la plataforma donde se ponen los pies. Regresaron como a las dos horas y media. Abordaron los transportes y se marcharon. Después comentaron campesinos del vecindario que eran cuerpos de guerrilleros que habían matado y los habían ido a enterrar en la zona. Así nos lo hizo saber mi mamá. Nosotros, mi familia, abandonamos el lugar a finales de agosto y nos fuimos a vivir a El Guapo. Necesitábamos iniciar estudios de educación primaria. Además, en esos días la hacienda fue expropiada y mi papá fue desalojado sin la oportuna indemnización. Esto impidió que pudiéramos tener la oportunidad de recorrer el área para determinar si habían ocurrido los mencionados entierros. Hoy creo que la rapidez de sacar a mi padre de su propiedad obedeció a que en la casa había una bodega donde se vendían víveres que compraban los trabajadores de las haciendas, pero también los adquirían personas desconocidas que a veces pasaban y por sus características presumo que eran apoyo de los guerrilleros del frente.

Antes de escribir este relato, el 23 de junio de 2024 me trasladé a Santa Cruz (municipio Pedro Gual, estado Miranda), comunidad que está ubicada en la entrada que conduce a lo que fue la Hacienda la Trinidad. Pude hablar con dos personas, de las cuales no doy su identidad por razones de seguridad. Tienen más de ochenta años, pero están lúcidas. Una manifestó que para la época de la guerrilla ella vivía en Cúpira. En ese entonces tenían varios guerrilleros detenidos en la prefectura. Uno era doctor. Se produjo un intento de rescate por parte de sus compañeros y los detenidos murieron en esta acción. Esto fue lo que difundieron las autoridades en el pueblo. Dijo haber escuchado el tiroteo. Los cuerpos, expresó, están enterrados en el salto. La otra fuente, después de manifestar al comienzo de la conversación que no sabía nada, terminó diciendo: "le voy a decir lo que yo sé. En el salto hay enterrados cuerpos de guerrilleros en la parte plana".

REFLEXIONES

¿DE QUIENES SON LOS CADAVERES?

¿PUEDE SER UNO DE ELLOS EL DE VICTOR RAMON SOTO ROJAS?

No se sabe. Pero si la última estación del tren de la muerte, a donde llevaron a Víctor Ramón Soto Rojas, fue el campamento antiguerrillero de Cúpira, que estaba a tan solo 15 kilómetros de la Hacienda la Trinidad, ¿será coherente pensar que lo mataron en ese lugar y su cuerpo fue enterrado en el salto, utilizando el mismo criterio que aplicaron para Trino Barrios?. Es decir, enterrar su cuerpo cerca del lugar donde lo asesinaron. ¿Será lógico pensar que la información proporcionada por el militar a la familia de Víctor Ramón Soto Rojas tenía como propósito desmotivarlos para que desistieran de su búsqueda y no dieran con el paradero de sus restos?. ¿Convenía al gobierno de turno que se consiguieran los restos de Víctor Ramón Soto Rojas?. ¿La información del militar habrá sido obra de la contrainteligencia de la época?.

Hoy proporciono esta información y las reflexiones esperando que sean útiles para la localización de cuerpos de revolucionarios que fueron detenidos, torturados, fusilados y desaparecidos por órdenes de los representantes de los gobiernos de la época.

Fuente:

Gutiérrez M (2021). La Desaparición Forzada de Víctor Ramón Soto Rojas. Caracas. El Perro y la Rana.

1.Es economista y formó parte de órganos de la estructura legal y clandestina del Partido Bandera. En el año 1976 fue detenido en dos oportunidades en El Guapo. En una por el ejército y en otra por funcionarios de la DIM. Luego fue llevado al Batallón de Cazadores Coronel Genaro Vásquez, fuerte Guaicamacuare, ubicado en Chaguaramal, municipio Pedro Gual, estado Miranda. En la segunda ocasión fue torturado con electricidad en distintas partes del cuerpo por el capitán Jesús Estanga Gaiza, jefe del S2. Posteriormente fue transferido a la Disip de Barcelona (donde fue objeto de tortura física y psicológica) y finalmente a la Disip de Maturín donde recobró su libertad. La denuncia se hizo en la Fiscalía General de la República sin que a la fecha haya habido pronunciamiento sobre el caso.



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