La Fiscalía General de laRepública ha solicitado el enjuiciamiento de Manuel Rosales. El hecho ha causado un alboroto mediático con repercusión en diarios yestaciones extranjeras. CNN en Español, el Miami Herald y El País de Madrid se encuentran desolados por la última barbaridad ocurrida en Venezuela. La SIP se apresta a emitir comunicados y José María Aznar le llevó el chisme a George W.
Bush, por no dejar.
Los observadores criollos, como de costumbre, están ubicados en diversos bandos: unos a favor o en contra y otros que no saben o no contestan para no meterse en vainas.
Muchos entrevistados señalan que dichas medidas se han debido dictar contra varios connotados personajes de la oposición o del oficialismo, o sea, de la Cuarta y de la Quinta República.
En Nueva Esparta se ha despertado el sentimiento regionalista y muchos margariteños consideran que se trata de algo injusto. "¡Carajo, compay! me dijo un compatriota insular, esa lavativa es una discriminación. ¿Por qué se ocupan de Rosales y no de Morel Rodríguez?".
La pregunta me hizo reflexionar sobre la calaña de ambos personajes.
Manuel Rosales fue gobernador del Zulia; Morel Rodríguez también lo fue y todavía lo es en Nueva Esparta.
Rosales es un adeco camuflado bajo otro partido; Rodríguez fundó un ensamble neoadeco cuando lo botaron o se fue de Acción Democrática.
Rosales es el jefe de la banda antichavista en su estado natal; Morel Rodríguez es el capo de la mafia contrarrevolucionaria en Margarita.
Se dice que Rosales tiene una cuantiosa fortuna que no pudo ganar lícitamente con las remuneraciones obtenidas desde que era concejal; con Rodríguez pasa exactamente lo mismo, con el agravante de que lleva más tiempo sacándoles el jugo a los cargos públicos.
Rosales, según parece, tiene testaferros y cuentas en dólares en el exterior, si no lo agarró la estafa del Stanford Bank; de Morel Rodríguez se asegura que tiene socios encubiertos, uno de ellos un famoso chino, y posee cuentas en bancos extranjeros, incluidas otras islas caribeñas y españolas.
Sería injusto que uno vaya preso y al otro no le inicien un juicio.
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