Lácteo “Los Andes”, fue una de las primeras empresas privadas que ingresó al patrimonio de los venezolanos. Después del cambio de dueño (¿y de razón?) logramos ver en una de esas alocuciones del Presidente dando recomendaciones y motivando a los directivos para que sacaran a la empresa de su antigua razón y la enmarcaran dentro de un nuevo esquema de producción. Recuerdo que en esa ocasión; el presidente sugirió “tropicalizar” la actividad de la empresa para darle un pequeño cambio en la línea de producción de jugos.
Era evidentemente, lógico y endógeno además, que en vez de pera y manzana; Lácteos “Los Andes” produjera jugo de guayaba, mango, parchita y otros sabores de frutas tropicales. Supongo que la “tropicalización” de la producción es una realidad y que los venezolanos están consumiendo juegos en varios sabores tropicales, que son producidos en las zonas próximas a las plantas procesadoras.
Siendo por supuesto una empresa del Estado y enmarcada dentro de unos lineamientos contenidos en el Proyecto Nacional “Simón Bolívar”, no tengo ninguna razón para dudar que la operación de la empresa en sus diferentes líneas productivas se piensa, organiza y ejecuta bajo el criterio de potenciar aguas arriba y aguas abajo la propuesta u orientación de darle prioridad a lo endógeno. Ese aspecto debe estar claramente resuelto e impuesto como un criterio básico y no hay razón para dudar o pensar que esta orientación se deje a un lado.
Sin embargo, ahora mismo tengo muchas dudas sobre su razón de existir como empresa., en estos días viví un pequeño percance, que espero sea una situación aislada (excepción) en dos sitios distintos de la Zona Norte de Anzoátegui, que me llevó, pasado el trance y de regreso a casa, a repetir mentalmente mientras manejaba, parte de la letra de esa canción de Rubén Blades que utilizo con frecuencias para pasar las angustias que me asaltan cuando logro percibir un pequeño desajustes entre lo que nos planteamos y los que se observa en la realidad. No debería suceder esa discrepancia entre lo que debe ser y lo que es, pero la hay, supone uno.
Fui a uno de los “mercados” de Barcelona (que es una instalación del Municipio) con la finalidad de comprar barios productos, que previamente había registrado en una lista y ahí aparecía: Leche en polvo (¿?). En un recorrido por los puestos de ventas logré comprar casi toda la lista, pero no vi leche en polvo en los puestos. Me propuse hacer otra visita para ver si alguien colocaba leche en su respectivo puesto. La leche no aparecía y opté por preguntar por el producto en un puesto en donde vendían café, arroz, azúcar y granos, y la señora me respondió: “Casualmente tengo dos bolsitas”. Sentí que ese “casualmente” tenía algo raro y rápidamente le dije que me vendiera una y así lo hizo. La señora me entregó la bolsita y yo le entregue 20 bolívares y casi automáticamente me reclamó 7 bolívares más. Pensé devolver el producto, porque me acordé en ese momento que la lactosa es un componente de la leche completa que el adulto no digiere y no es bueno para la salud. Aún con ese freno, decidí (“conscientemente”) caer en la trampa. Ya en el carro y lamentándome por dejarme robar por una kariña o Cumanagota (la señora tenía todos los rasgos de tener antecedentes kariña o cumanagotos), mire que la bolsita en cuestión era una producción de Lácteos los Andes. No pude evitarlo, y así como la señora me reclamó los siete bolívares muy rápidamente; automáticamente apareció el verso: “la vida te da sorpresa/Sorpresa te da la vida ay Dios”
Unos días después, en una zona de Barcelona denominada la Chica (zona de buhoneros), vi nuevamente la bolsita de leche y pregunté por el valor y me dijeron son 27 bolívares fuertes. Por pura casualidad, ese mismo día estuve en un abasto de esos que tienen los asiáticos y había leche, pero no era un producto de Los Andes. Tomé una bolsita y cuando estaba dispuesto a dejarme quitar 14 bolívares; el asiático me cobró 13,90. Creo que me quito 90 céntimos, pero lo justifiqué porque me dije: Estos asiáticos(as) vienen de muy lejos y la Señora kariña vino de bajo Hondo y eso está ahí mismito; llegando al tigre o saliendo de Cantaura. No se explicármelo ahora, pero justo cuando salía del abasto entraba una señora que repetía la letra de una canción que no la tenía registrada en mi memoria, cuya letra dice así: “todo se derrumbo dentro de mí… dentro de mí”
¿Qué lectura puedo darle a este hecho “casual”?
1) No debería venderse una kilo de leche de la empresa los Andes por ese monto (Bs. 27,00), pero se vende a ese precio y eso indica la larga cadena de corruptelas existentes para que un kilo de leche cuyo precio es de 13 bolívares, se venda a 27. No debería estar ahí, porque su lugar debería ser los anaqueles de MERCAL, PDEVAL y bodegas comunitarias.
2) Los mercados Municipales siendo un espacio “mantenido” por las Alcaldías se han convertido en una “tierra de nadie”. Nadie controla, nade vigila, nadie paga sus impuestos y todos es un pelito más caro que en un hipermercado que hay carritos y aire acondicionado. Este mercado (para colmo) se llama Bolivariano.
3) La otra lección y seguramente la más dura, es fijarse que una persona humilde con apariencia de Kariña nos clave más duro que la mujer asiática que vemos frecuentemente en la caja de los abastos. Se deprime uno al pensar, que esta señora con apellidos igual o parecidos los siguientes: Guaicamacuto, Chamchimre, Guararicoto, Pericaguan u otros de los tantos apellidos cumanagotos o Kariña, que están muy lejos de los exquisitos apellidos: Zuloaga, Mendoza y Cisneros; tengan sus mismas agallas
4) La empresa capitalista Los Andes produce leche para venderla a 13 y debe estar ganando y esta “Kariñita” de un “cholazo” se gana 14 bolívares. No pude evitarlo, pero automáticamente apareció: “Sorpresa te da la vida/La vida te da sorpresa…ay Dios”
Para no complicarnos mucho la vida y no abrumarnos con depresión tipo epistemológica que nos lleva a preguntar sobre la razón de ser del socialismo, suspiremos y digamos muy silenciosamente: ¡Mala Leche con los Andes!. Es parecido al caso de los pollos y productos de MERCAL
evaristomarcano@cantv.net