20-10-16.-Quienes han logrado huir de las garras de los pranes de la Penitenciaria General de Venezuela (PGV), en el estado Guárico, han contado a las autoridades que dentro de ese penal hay cuatro fosas comunes donde el presidiario conocido como “Franklin Masacre” sepulta a sus muertos.
“Rompen el piso, meten los cuerpos, les echan cal y tapan otra vez con cemento”, contaron los reclusos que en los últimos cinco días han saltado la cerca que separa a la PGV del Centro para Procesados “26 de Julio”, la prisión donde están albergando a los reos rescatados por el Ministerio Penitenciario.
“La última fosa que abrieron fue cuando explotó la granada, en el cumpleaños de Viro-Viro”, contó un preso mientras le curaban un pie lesionado por un “pajizaso” (escopetazo) que le asestó “Franklin Masacre” porque se tomó un café que le sobró a uno de sus guardaespaldas.
Cuentan los reclusos que cuando ocurrió lo de la granada (14 de septiembre pasado) hubo más de once muertos. Pero los pranes no querían que ello se supiera pues temían una acción del Gobierno para poner orden. Entonces mandaron a comprar cal y enterraron a los cadáveres. Esa fue la última fosa común abierta por “Viro-Viro”, también llamado así porque tiene un ojo tuerto.
Desde diciembre de 2015, “Franklin Masacre” tomó los espacios de la PGV y desplazó al principal de esa cárcel, apodado “El Ratón”. Se enconchó allí porque lo estaba persiguiendo una OLP en Vargas. Desde allí se incrementó la violencia en ese penal.
Según el relato de los prisioneros, al que no pagaba la “causa” (2.500 bolívares semanal por cada preso) le trozaba la mano, le amputaba un dedo o le tiroteaba las piernas. Explicaron que Santini, el enfermero oficial de “Franklin Masacre”, era el encargado de amputarle el órgano al reo y que los que morían eran sepultados en las fosas comunes.
Pero el primer “cementerio” diseñado por el nuevo pran, fue para enterrar a unos familiares cercanos de José Antonio Tovar Colina, (”El Picure”). Un primo, un tío y un cuñado estaban en la “26 de Julio” y de allí migraron a la PGV y al llegar allá, “Franklin Masacre” cobró una vieja venganza contra El Picure y los asesinó. Luego los habría enterrado cerca del pabellón número tres.
Tensa calma en el penal
Sentados debajo de un acacio para guarecerse de la llovizna estaban ayer un grupito de familiares de presos de la PGV. “Nadie nos dice nada”, murmuró una señora que tiene a su hijo en la prisión. “Aquí hemos estado; porque los demás nos dejaron solos”, comentó otra mujer.
En Vista Hermosa, el barrio más próximo a la cárcel, hay varias casas con avisos que dicen “se vende”. Un señor nos mira y dice: “aquí vivían familiares de esos presos; pero eso no es vida”. La entrada de la PGV está restringida por dos piquetes de guardias nacionales que chequean los vehículos a la entrada de urbanización “Evaristo Linares Vega”. Hasta ese punto llegan los carritos, mototaxis y autobuses. Luego la gente camina hasta la entrada del Centro para Procesados “26 de Julio” para luego enrumbarse a las urbanizaciones Vista Hermosa, El Morro, Bella Vista, el aeropuerto y el Cicpc.
Al comienzo de esa avenida, la Fuerzas Armadas; está la Casa Amarilla, residencia oficial del gobernador de Guárico.