Veo con mucha preocupación cómo escuelas de fútbol de la región zuliana, acarician el riesgo de aquel desastre que se produjo en Venezuela al inicio del coronavirus, cuando la Academia de Béisbol Roberto Vahlis en la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta, hizo caso omiso a las normas de prevención contra el covid-19 del Gobierno nacional, y tal irresponsabilidad derivó en ese momento (mayo de 2020), en el mayor brote de contagio del país con 90 afectados, de los cuales 37 eran jóvenes peloteros, incluyendo uno que firmó con un club de grandes ligas.
Es inconcebible que Talentos del Sur, en el municipio San Francisco, a pesar del estricto llamado que hacen al país el presidente Nicolás Maduro, la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez; en Zulia, el gobernador Omar Prieto, a que se cumpla una cuarentena radical de dos semanas en vista del aumento de contagios y la variante brasilera P.1 y P.2, los directivos de esa escuela de balompié se nieguen a detener las prácticas y los juegos. Y a esto se le debe agregar este pequeño detalle: denuncian padres y representantes que, en tal academia, los obligan a pagar estrictamente con dólares.
No estoy contra el fútbol, menos contra el desarrollo de las actividades deportivas en los muchachos, al contrario, hago la crítica-denuncia, con la intención de preservar la vida de los hijos y de los padres, que ilusionados con el deporte y sus prospectos también se exponen llevándolos a esa escuela.
Otro aspecto es que, si quieren estimular el deporte en nuestros barrios, no es posible que se les obliguen a pagar a los padres y representantes en dólares, salvo que esa academia solo sea para las familias acomodadas que cuenten con la divisa norteamericana, porque dificulto que en los hogares de los barrios más empobrecidos del municipio San Francisco, la gente se dé el lujo de obtener la moneda americana, para pagarle futbol a sus hijos.
Creo que cobrar en dólares y no detener las actividades en esas academias deportivas es un acto de inconciencia, sobre todo sabiendo del llamado que hace, por ejemplo, el presidente Maduro, el cual a veces raya hasta en la súplica. Ni siquiera se detienen a reflexionar que suspendieron las clases en las escuelas y universidades, a fin de evitar mayores tragedias.
Lo peor es que todo hace presumir que, por lo menos, en esas escuelas como Talentos del Sur, no suspenden las actividades por los dividendos que le genera el cobro de las divisas norteamericanas. Y eso puede salir más caro.
La vida de un niño, una madre o un padre esperanzados en que su hijo sea un destacado futbolista, vale más que todos los dólares que puedan rodar por el mundo en las canchas de futbol profesional.
A esos señores y señoras, se les debe inculcar que es preferible que sus prospectos pierdan las clases que sea necesario mientras dure la pandemia, a que de pronto se contagien de covid-19 o no los vuelvan a ver más nunca en la vida.
Hay que cuidarse del covid-19, el covid-19 no es cuento.
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