Peligro: Poder Popular Campesino y la reversión del rescate de tierras

El Movimiento Socialista Agrario Sin Tierra de Venezuela ha dejado escuchar su voz de protesta contra la política de reversión del rescate de tierras, de lo cual culpan al  Instituto Nacional de Tierras (INTI),  La publicación de revocatoria de instrumentos agrarios en varios fundos es una denuncia muy grave. El Poder Popular Campesino ha liberado tierras en las garras terrofágicas de la burguesía y la oligarquía criolla, que prevalida del poder de los años de la IV República  copó la tenencia de tierras en Venezuela, llegando solo 1100 familias a disponer del 25 %  del total de la tierra equivalente a lo que  disponen 400 mil familias campesinas. Han dicho con claridad de diana madrugadora: Desde el rescate de la finca hasta ahora hemos producido más de 2.326 toneladas de hortalizas anuales, de diversos rubros. No se trata de una proeza, sino de un compromiso y consecuencia con el proceso revolucionario que dio origen a la toma de estas tierras, que ahora penden de un hilo jurídico débil, y pueden revertirse a los anteriores tenedores oligarcas.
 
La revolución mexicana fracasa en su empeño de generar una sociedad más justa; el poder de los campesinos solo se vio en las luchas y el  reguero de cadáveres que quedaban bajo el fuego de la metralla de los oligarcas. Al final de la revolución, algunos campesinos que regresaron a sus  antiguas precarias viviendas llevaban en su rostro  la desilusión. Si una revolución se levanta en nombre de los oprimidos, es para redimirlos, no para que las cosas sigan  igual. Así, la lucha más importante que ocurrió en América en  favor de los campesinos  en el siglo pasado, dejo muchas lecciones sobre lo que no debe hacerse. Hay una ética  de los procesos revolucionarios: Nadie debe procurarse tierras en nombre de la revolución, nadie debe dejar de lado al Poder Popular Campesino, lo que se avanza no se retrocede.
 
Medio siglo antes del inicio de la revolución mexicana ocurrió en Venezuela  La revolución campesina de 1846, que ha sido recordada recientemente (Chacón, P, 2014) en un artículo que subtitula Del conuco a la guerrilla,de la guerrilla al conuco. Las guerras de  independencia terminan con el éxito  de expulsar las fuerzas monárquicas españolas, el dominio colonial, pero un remanente de privilegios de guerra, sobre todo una acumulación de tierra en pocas manos y una reversión de tierras confiscadas a las mismas manos esclavistas, de los descendientes de aquellos que montaron  el mito de la agricultura próspera colonial, a costa de la esclavitud y el martirio. Un territorio tan amplio y despoblado como la Venezuela de mediados del siglo XIX, tenía pocos dueños, terratenientes de charreteras doradas, exitosos luchadores en la guerra de independencia, que cambiaron su esfuerzo por tierras, generando  un nuevo malestar en quienes dejaron a sus familiares en los campos de batalla. Este movimiento abre el espacio para la aparición ulterior del gran líder campesino Ezequiel Zamora. Pero,  la guerra de la Federación, tampoco logró una justa distribución de la tierra. Por aquí pasó Zamora y por aquí lo mataron, y con su muerte, cayó también un sueño.
 
Nuevamente se sintió el despojo del principal bien que deben  disponer los campesinos, que una vez  presenté en otro artículo con las palabras de Chávez:¡ La tierraaaaaaa!
 
Los años iniciales del proyecto  revolucionario bolivariano a la cabeza de Chávez se caracterizaron por rescatar la gran propiedad en manos de latifundistas nacionales y extranjeros. Se tenía  la experiencia de las invasiones brasileñas, pero  Chávez utilizó todo el poder del Estado para revertir la propiedad de grandes extensiones de tierra, en algunos casos bajo la condición de pagar los costos de las fundaciones que allí existían. Pero, en paralelo, algunas invasiones campesinas, fueron motivo de análisis y de manera política se acordó frenarlas, como medio para evitar confrontaciones entre campesinos y los poderosos terratenientes, con el pretexto de rescatarlas bajo el mismo concepto de lucha contra el latifundio desde el poder omnímodo del Estado. Cierto es que el Comandante Eterno paró lo que ha podido ser una confrontación directa campesinos-terratenientes. Pero no ha sido del todo cierto que estos se han desmovilizado, desde esa época  cientos de campesinos e indígenas han muerto a manos de sicarios pagados por terratenientes. También han utilizado los medios legales para logar revertir los procesos de ocupación de tierras, y con estas  presuntas decisiones que señalan  están ocurriendo en el estado Lara, todo pareciera que la lucha por la tierra tomará otros matices.
 
El gobierno debe aclarar y ratificar su compromiso en la lucha revolucionaria contra el latifundio, y no solo  eso, debe profundizarse en la nueva organización del Poder Comunal Campesino para evitar que a futuro pueda revertirse cualquier conquista en el rescate de la tierra para quienes la trabajan. En efecto, he leído algunas declaraciones  del ministro de Agricultura y Tierras, dando por falso que es posible revertir la tierra a los antiguos tenedores. Eso es un buen signo, solo falta que se convierta en política oficial, y que  se le meta la lupa al INTI, organismo que debe dar la talla en estos momentos  en que se pretende despojar a los campesinos a favor de los oligarcas.
 
Extraña que algunos  colectivos y movimientos campesinos no hayan  mostrado su solidaridad con la gente que está en peligro de desalojo de estas tierras. Mientras  viene el desenlace, hay que retomar la mística de aquel Ezequiel Zamora  que sin ambages gritó a lomo de caballo y armado hasta los dientes: ¡Tierra y hombres libres¡

 



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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