El Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, propinó dos golpes contundentes contra la maniobra propagandística de un sector criminal que permanecía invisible ante la opinión pública. El primero fue al denunciar un golpe de estado en el país, convocando con astucia una rueda de prensa para su supuesta renuncia. El Fiscal capta la atención de los medios y luego dispara la verdad en menos de 3 minutos, tiempo suficiente para desenmascarar la maniobra propagandística que se estaba tejiendo. Luego ocurre el asesinato de Danilo Anderson, y nuevamente el Fiscal Rodríguez conecta un segundo golpe a los conspiradores invisibles, no tanto con la imputación por autoría intelectual del crimen de Anderson contra dueños de medios, personajes del sector financiero, militar y mediático, pues después de todo fueron el resultado de una investigación. El golpe certero fue cuando solicitó la prohibición a los medios de manipular la información de las actas. El Fiscal hizo público un debate que deja ver los intereses de los dueños de medios de comunicación y su incapacidad de ofrecer información veraz y equilibrada.
Durante años un sector económico de gran poder han venido destruyendo las instituciones, imitando el sistema norteamericano. Ese sector recibe los beneficios y subsidios de los entes gubernamentales, sin embargo, durante años utilizaron una maniobra propagandística para que la opinión pública odiase al gobierno y las instituciones que éste representa. No es casual la abundancia de titulares como: “La fiscalía no funciona”, “el poder judicial es corrupto”, “la inseguridad es culpa del gobierno”. Y no se trata de un ataque en la gestión del presidente Chávez, pues todos los gobernantes anteriores tuvieron que lidiar con esas deformaciones periodísticas, solo que ellos contribuyeron desde adentro a destruir las instituciones. Han sido años de propaganda con el objetivo de fomentar el sentimiento antigubernamental, obviando que las decisiones gubernamentales que fueron en perjuicio de los ciudadanos, realmente fueron reflejos de los intereses privados y de los poderosos. Para los medios, la impunidad en el caso Anderson se supone que debe atribuirse a la Fiscalía, pero no debaten el hecho de que una periodista imputada, quien ha perdido un juicio por difamación e injuria, se fuga del país para continuar con denuncias desproporcionadas sin ningún tipo de fundamento. A ningún medio le causa suspicacia la actitud de la periodista, cuando los hechos sugieren que está enredada hasta el cuello en el asesinato de Anderson. Resulta más obvio, la actitud del señor Ravel, al hacer un chiste con el explosivo C4 en el asesinato de un fiscal. Esos chistes eran en privado en el pasado, puesto que quienes hacían el discurso mediático eran invisibles, tenían que ser invisibles para que toda la culpa recayera en el gobierno.
Ahora bien, el Fiscal Rodríguez se atrevió a desenmascarar un sector criminal y develar sus estrategias mediáticas para encubrirse. Sin duda, Isaías Rodríguez es el hombre que corre mayor peligro en el país. Estas personas serán capaces de volar un edificio entero para asesinarlo, pues si ya intentaron hacerlo con paramilitares colombianos, quienes siguen instrucciones precisas de un sector del gobierno norteamericano, y que en el pasado fueron capaces de volar el edificio del DAS y colocar carros bombas a lo largo y ancho de todo el territorio colombiano. Alerta, van a matar al Fiscal.
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