Nos acostumbraron a esperar, a ser dependientes y paternalistas, esperamos siempre que nos resuelvan todo, el gobierno debe hacerlo todo. Con este aprendizaje hemos vivido y a los gobiernos les interesa que así sea, de esa manera nos controlan y dominan.
Estoy por creer que al gobernante le conviene la crisis, o al menos cabalga sobre ella. Dependemos de una bolsa de comida, de la tarjeta mi negra o el carnet de la patria.
¿Pero como hacer para salir de este embrollo? A nadie más que a nosotros nos duele nuestras sufrimientos y nos alegra nuestras aciertos y victorias. La clave está en la organización. Estamos disgregados, no somos unidos, nos han inoculado la división, somos divisionistas e individualistas, el capitalismo nos ha inoculado el individualismo y el rechazo al trabajo colectivo y solidario. Mientras más disgregado estemos es mejor para quienes mueven los hilos del poder. Entonces, es necesario y urgente ir creando estructuras organizativas de base, sustentadas en la defensa de la identidad campesina.
Nos han dividido de acuerdo a la actividad agrícola que realizamos, nos llaman caficultores, cacaoteros, horticultores, etc. Cuando en realidad lo que somos es campesinos, vivimos en el campo y trabajamos en el campo. De esa manera nos dividen y nos ponen a pensar y a actuar de manera individidualista, al caficultor no le preocupan las penuria de los paperos, o de los cacaoteros y viciversa, cada quien en su oficio, y así nos hacen mono productores y nos sentimos bien que nos llamen caficultor, como si fuera una escala superior que dá Stratus social. De esa manera nos han dominado y nos siguen dominando.
Es necesario primero reencontrarnos con el ser, con lo que realmente somos, campesinos, y desde esa visión, organizarnos para pelear por nuestros derechos, por nuestra identidad, por la tierra, semillas, insumos agrícolas, implementos, maquinarias y equipos, tecnologías, financiamiento, seguridad social. Coincidiendo en el territorio, en la lucha, no solo en el discurso, es en el territorio dónde se libra la batalla contra ese infernal veneno que resulta ser el divisionismo, individualismo, y la desorganización.
Los gobernantes son transitorios, nosotros somos permanentes, nuestra presencia va mucho más allá de un gobierno o una ideología. Nosotros, los campesinos, somos la esencia de la vida en el planeta. La ciudad no puede sobrevivir sin el campo, el campo si puede sobrevivir sin la ciudad. Cada región tiene sus particularidades sociologicas y productivas, desde esa realidad debemos generar organización en base a nuestras realidades y necesidades, para desembocar en la gran UNIÓN NACIONAL DE CAMPESINOS Y AGRICULTORES (UNCA).
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