Más que inflación, confrontamos una perversa escalada de precios inducida por la burguesía que ha convertido a Venezuela en un mercado con uno de los más altos costos de vida, tan alto que no la soportan ni los trabajadores de ingresos medios.
De entrada, sepamos que ofrecer y demandar no es competir, es, más bien, la manifestación palmaria de necesidades y de la capacidad de satisfacerlas en momentos y espacios determinados. Ninguna compra-venta supone competencia, salvo la que pudieran escenificar los comerciantes o vendedores entre sí, y los demandantes o compradores por consiguiente también entre sí mismos.
La confrontación entre la oferta y la demanda está predeterminada, es perogrulladamente la compraventa en sí misma; ahora, que entre ambas acciones haya desequilibrio resulta normal en las sociedades capitalistas en las cuales no existe planificación total entre las necesidades de este o aquel bien y la correspondiente capacidad y efectividad para producirlos. Cada productor opera según su cuota de mercado y de este toma los precios que en él rijan para ajustar los pecios de su personalísima oferta.
En las economías del mercado-capitalistas per se-cualquier desequilibrio entre necesidades y la correspondiente producción se reflejará forzosamente en alteraciones de los precios y estos se alejarán del precio de producción e irán acercándose a un precio de mercado coincidente con dicho precio de producción. Sólo así se llega un equilibrio global estable ya que de otra manera, haría falta o sobraría medios de producción, o habría excedentes o faltantes en los bienes de consumo final. Si no se equilibra la oferta con la demanda ora de medios de producción, ora de bienes de consumo final, los precios se mantiene en constante ebullición hacia abajo o viceversa. Son "leyes" de fácil comprensión.
En cambio, la competencia ya es un asunto que va más allá del simple desequilibrio, aunque lo involucra; este es un efecto y no la causa de aquella que es, más bien, el mecanismo a través del cual, los productores que son los oferentes originales colocan a su voluntad excedentes o provocan faltantes de sus respectivas mercancías. Esta competencia industrial-verdadera competencia-busca estabilizar la tasa de ganancia mediante desequilibrios inducidos entre la oferta y la demanda: Cuando acaparan es porque les está yendo mal en cuanto a tasa de ganancia, y si sobreproducen es para aniquilar competidores.
Tales desequilibrios representan lo que se conoce como ECASEZ o ABUNDANCIA, unos mitos que los técnicos de Economía asimilan a causa de la elevación de los precios o de su baja como si tal escasez o abundancia fueran autónomas en sí mismas.
Hoy en Venezuela está reinando el caos de desequilibrio e inestabilidad. Mientras el Estado no actúe con la eficacia necesaria, es decir, con medidas más socialistas que vayan frenando la guerra que entre sí mantienen los productores e intermediarios, nuestro futuro está en veremos.
El Estado tiene la opción de socializar el mayoreo esencial y ajustar motu propio el poder adquisitivo que por su actual bajo monto produce descensos bruscos en la producción porque no hay salida para bienes diferentes a la cesta básica, cuya demanda de halla deprimida. Fedecomercio y Fedwecpamaras les le habrían aconsejado aguantar callado porque esa depresión sería transitoria y es también el precio de tumbar al gobierno.
En condiciones normales, los desequilibrios de la O-D van tendiendo al logro de precios de mercados que terminarán igualándose a los precios de producción ya que sólo mediante la venta a estos precios los capitalistas cesan en sus migraciones de capital hacia aquellas empresas que ofrezcan mayores tasas de plusvalía, de beneficios, de ganancia. Hoy los precios justos fijados por el Estado, más bien, están ajustándose a los precios que han ido imponiendo la oposición mercantil nacional y extranjera.
Los precios de producción son la metamorfosis que experimentan los valores de la producción cuando esta corre a cargo de un capitalismo desarrollado ya que este priva sobre el comercio, mientras este ya resulta algo del pasado precapitalista o, como ocurre en Venezuela, es una atavismo económico ya que todavía en el país donde el comercio dicte la pauta él mantiene asfixiada la producción industrial y por lo general las ventas son paramonopólicas, se realizan sobre la base de los costes de producción y al valor y no a los precios de producción que son exclusivos de la producción capitalista. Estos precios-valores terminan siendo impuestos y, por supuesto, unos comerciantes obtienen tasas de ganancias superiores a otros porque no se da competencia1 para buscar una tasa de ganancia media. Por lo general, los comerciantes mantienen clientelas cautivas.
Por lo demaś, no hay Inflacion, sino escasez de rentas. Los trabajdores sufren las alzas de precio cuando sus salarios caen por debjo del valor de la cesta básica, y este es el caso actual.
1 Si aplica competencia, sería abaratando los precios, pero entonces obtendrían una reducción en sus ganancias. Muy distinto cuando la competencia entre los fabricantes ofrece o provoca un abaratamiento de las mercancías con lo cual el comerciante podría comprar más mercancías para venderlas más baratas, pero mantendría constante su tasa de ganancia. Vender a bajos precios un mayor volumen de mercancías, o uno menor a precios superiores, no es propio de ninguna empresa comercial. Cuando venden más a bajos precios es porque su proveedor le vende más barato.