El destino es una antiquísima palabreja, manoseada por los primeros fabricantes de dioses en los estertores de la comunidad primitiva y los comienzos del esclavismo; es una categoría esotérica de la más amplia incertidumbre, donde hasta la muerte misma se puede perder de su propia inseguridad, pero que sin embargo, siempre es convertida por la diosa Moira, en el fatum donde él o la mortal, el dios o la diosa, caen irreductiblemente en los incontenibles brazos de la tragedia. Aunque todo este cuento sea anticientífico, estuvo muy arraigado en el esclavismo, el feudalismo y por supuesto, lo está en el capitalismo; por eso el destino sigue siendo una preocupación, sobre todo de la clase obrera, sometida por la cultura que surge de la las relaciones sociales de producción.
Las grandes mayorías, que todavía creen en el destino, se preguntan con angustia, y hasta con un terror silencioso, ¿dónde realmente va a parar la descomunal bola de billetes de 100 bolívares, cuya cuantía sobrepasa los 320 mil millones de bolívares, que están en Colombia, y en algunos países de Europa y Asia, y que ascienden a más de la mitad de esa puntual emisión del Banco Central? Dejando atrás el destino, sus presentimientos, adivinanzas y acertijos, avancemos por favor, en la utilización de los recursos de análisis filosóficos e históricos.
A partir de la promulgación del decreto del presidente Maduro, que deja sin efecto de respaldo monetario los billetes de 100 bolívares, en un plazo de 72 horas, se activan los reflejos de una realidad horrorosa: detrás de cada billete de a 100, guardado, acumulado en bóvedas clandestinas, galpones en Colombia o en otras regiones del mundo, hay una práctica mafiosa, dirigida por una poderosa organización, tutelada por la CIA y el Mossad; esas acciones conspirativas para implosionar la economía venezolana y desprestigiar a la Revolución Bolivariana, y a un supuesto socialismo en Venezuela, no hubiesen prosperado, sin el concurso de un coro de complicidades, integrado por individualidades dentro del seno del propio proceso de cambios y reivindicaciones populares, iniciado por el gran bolivariano, Hugo Chávez.
La corrupción corrompe y muta en más corrupción, exponencialmente. Los últimos 3 años, a partir de la desaparición física del líder indiscutido de la Revolución, el ataque indiscriminado, la agresión imperialista se activa con sus poderosos mecanismos; lo primero que hicieron fue organizar un ejército de bachaqueros, y con la complicidad de la banca, privada, e individualidades, en la pública, se le otorgaron hasta 10 tarjetas de débito, y de crédito a cada bachaco, y bachaca, con la tarea de reglamentar las colas, en una gigantesca operación de capturar los alimentos regulados por el gobierno revolucionario; al mismo tiempo ese inusual ejército de bachacos, comandado por pranes de las cárceles, y por el paramilitarismo sembrado en Venezuela, desde Colombia, ejecutan otras tareas como el poderoso e incontrolable efecto propagandístico que nos derrotó en las elecciones para la Asamblea Nacional, desde cada cola de supermercado, todavía suenan en nuestros oídos las consignas, en medio de los rigores de la larga y penosa espera: "Sigan votando por Maduro", "Pero tenemos Patria". Así mismo los bachacos actúan como mulas para capturar y transportar montañas de billetes de 100 para ser revendidos en el espacio neogranadino, traspasando la línea divisoria, con la complicidad de guardias, y de otros funcionarios, esté abierta o cerrada la frontera.
Con el concurso de ese eficiente coro de complicidades, en el que participan directamente la MUD, dirigida por los poderosos mecanismos del imperialismo, y sus agentes encubiertos, pero también individualidades civiles y militares, de todos los rangos; escuálidos y contrarrevolucionarios, o simplemente corruptos, infiltrados en el proceso bolivariano, ¿Qué seguridad tenemos nosotros, los miembros de la clase obrera, de que se quede por fuera del banco en su correspondiente cambio, uno sólo de los billetes de 100 en poder de la mafia, independientemente del lejano lugar del mundo en que se encuentre?
No tenemos esa seguridad, lamentablemente, y no la tenemos, por aquello de que, "el picao de culebra, cualquier bejuco lo asusta". A propósito, hemos visto con impotencia la quiebra de Abastos Bicentenario, PDVAL, MERCAL, CASA, CVAL, avistamos con mucho dolor, como esas estructuras, y muchas otras, creadas por Chávez para cancelar la deuda social, contraída por el capitalismo, han sido devoradas por la corrupción de los rojitos, rojitos, infiltrados en el proceso revolucionario.
Cada billete de 100 fuera de nuestras fronteras tiene poderosos padrinos en el exterior, el principal de ellos, el imperialismo, y sus lacayos: Álvaro Uribe, Varito Corleone; por supuesto, el Presidente Juan Manuel Santos, quien también ha participado en la piñata del premio Nobel de la Paz; Caracol, RCN, CNN, y sus réplicas en Venezuela; Los bachaqueros, los paramilitares, y los pranes que controlan las cárceles, otro gran negocio de la plataforma imperialista; la banca privada, e individualidades, de la pública; naturalmente la MUD, y los pocos fascistas presos. Pero también son padrinos para hacer posible el arribo del último billete de 100, que pronto será difunto, a cualquier entidad bancaria, cada rojito rojito infiltrado en puestos encumbrados, en medianas posiciones, y hasta en las más humildes; escuálidos que en definitiva, han sido determinantes en su complicidad y corrupción, para que el imperialismo pudiera llevar a cabo el daño más terrible causado a la sociedad venezolana en toda su historia republicana.
En Venezuela hay un negocio de la corrupción que sigue moviéndose hacia adelante en la más completa impunidad. Un ejemplo, el cinismo de Kreisel, diciendo que el gobierno revolucionario los ha robado con la confiscación de un voluminoso alijo de mercancía importada; con la que han venido robando de verdad verdad a la sociedad venezolana, aplicándole ganancias a los juguetes que alcanzan hasta el 100.000%, de paso, importan con las divisas preferenciales nuestras, otorgadas por nuestro gobierno revolucionario
La corrupción es la madrina de cada billete de 100 que viaja desde más allá de nuestras fronteras para ser canjeado antes de que se cumpla el plazo, la prórroga, y las prorroguitas que pudiesen conseguir la complicidad infaltable. Y en tono cachaco, "De qué llegamos, llegamos"
Ante la gravedad de este asunto, no sirve de mucho cerrar la frontera, porque cuando esta se cierra, se abren innumerables trochas que multiplican el tráfico clandestino. Nosotros no estamos en capacidad de seguir siendo robados por las mafias que el imperialismo ha montado en Colombia; ese no es nuestro destino, entre otras cosas porque no creemos en el destino, sino en el trabajo, que es el único que genera la riqueza, lo demás es explotación. En ese sentido, el señor Santos, presidente de Colombia, incondicional aliado del capitalismo imperialista, no va a derogar la disposición transitoria Nº 8, aunque quisiera, no está autorizado por su amo imperialista para hacerlo; el fulano infundio, ya tiene una permanencia de 16 años, como Ley de la República, legalizando el robo del diferencial bolívar-peso, y que las mafias del narcotráfico realizaban mucho antes, desde Maicao y Cúcuta.
A partir del año 2.000, el genocida presidente Uribe, le entregó ese suculento negocio del robo del diferencial bolívar-peso, a la burguesía nacional y trasnacional a través de la superestructura estatal. En consecuencia, es una necesidad imperiosa romper relaciones con el Estado narcoparamilitar colombiano, primero para obligarlo a derogar la infame ley que legaliza la constante devaluación de nuestro signo monetario, llenando de pobreza y miseria a nuestro pueblo trabajador; de no hacerlo, el robo de los alimentos, de los billetes de la más alta denominación, del salario a través de la inflación inducida, y del coltán, entre otros numerosos robos descarados, va continuar, sin remedio, en enero del 2017.
Una vez suspendida las relaciones con la República de Colombia, y no con el hermano, y sufrido pueblo neogranadino, a quien nos une lazos históricos indestructibles, entonces Maduro, si puede decir como dicen los Llaneros, cuando se encuentran respaldados por un juego inigualable: "Vengan a mí que tengo flores"
Apoyamos de manera incondicional, al presidente Maduro, y a nuestro gobierno revolucionario, en su lucha en contra de la corrupción, y en la defensa de la patria venezolana, y del proceso bolivariano.
En Venezuela, nos encontramos todos.