Lo que pasó con los petrorinocos de Chávez[1].
El ansiado default que tanto deseó y/o estuvieron configurando los enemigos jurados del mando chavista = mando de los más humildes, ahora parece estar cambiando de manos, de las del Presidente N. Maduro a las de los comerciantes y ricos involucrados en el tremendo negocio de la inflación inducida que ha empobrecido a los ya empoderados por el Presidente Chávez más a quienes, habiendo hecho lo imposible en toda sociedad burguesa para, al margen de actividades comerciales y financieras, obtener unos pocos ahorros en efectivo bancario, algunas prendas doradas, algunos bienes muebles, ahora quedaron “ruches”, como solía decirlo mi recordada y amada abuela materna[i].
Por ejemplo, los pésimamente pagados docentes de primaria, de Secundaria y Universitarios, por lo menos empezaron a comer mejorcito con el reconocimiento de los Petrorinocos que el Presidente Chávez optó por reconocerles.
Desde hoy, podríamos pensar que ese anhelado default ha pasado de manos del gobierno acosado a las de los comerciantes y de muchísimos mediorricos deshonestos, a cuyas mayorías de ellos se les oía decir al cabo de unas “felices navidades” con jugosas y abultadas ventas, luego de superar el default en que el Puntofijismo dejó la Administración chavista: “Vendimos bastante con este gobierno-chavista-, pero no lo que esperábamos”. ¿Y ahora qué podrán decir?
[1] Ante tamaña injusticia, reconociendo la pobreza del salario del docente nacional, miserable como pocos en América Latina, el Presidente Chávez reconoció el pasivo “impagable” por los gobernantes de la derecha, enquistados como siguen en las Universidades Públicas prechavistas, la de ayer y menos pagables por la derecha de hoy, decimos, el Presidente Chávez reconoció y canceló los PETRORINOCOS que fue una morosa cuenta adeudada por Carlos Andrés Pérez desde el mismísimo año 1975-2014. Impagables por una derecha propia de la Administración adecopeyana alzaprimada con falsos izquierdistas. Tales petrorinocos fueron devorados recientemente por los deshonestos comerciantes que hoy, cual castigo divino, reciben un destino no envidiable como potenciales insolventes ante fabricantes que actuarán sobre sus clientes, los primeros intermediarios, estos sobre los segundos y así en toda la cadenas de morosos posibles hasta llegar al comerciante detallista que inevitablemente debe y deberá pagar porque el derecho burgués mercantil así se los impone por su mala administración o deshonesta conducta.
[i] Anécdota pertinente: http://www.aporrea.org/