Lamentamos y advertimos que, por ahora, en materia de calderilla seguimos sin adoptar y sin aplicar monedas acordes con la dinámica comercial al detalleo. Ya desde su lanzamiento, el cono metálico que se halla vigente demostró no funcionar con el nivel de precios que imperaba desde mucho antes de la presente guerra no convencional.
Aclaremos que por calderilla[1] se entiende monedas acuñadas con metal feble[2] ya son las que más sufrirían deterioro por desgaste dada su alta velocidad de circulación en condiciones comerciales normales. Las monedas de oro[3] han existido con monedas de plata y con su correspondiente calderilla.
La realidad es que en el presente caso venezolano, estamos ante una economía de elevadísimo y acelerado crecimiento económico desde el mismo momento en que el Estado viene distribuyendo con mayor equidad el Presupuesto Nacional, vale decir, desde el inicio mismo de la presente V República.
Partamos de que nuestro Presupuesto Nacional ha sido principalmente derivado del petróleo y con mayor razón propiedad colectiva, pero, aun así siempre fue el peor repartido, a diferencia del Presupuesto actual que viene perdiendo dependencia de ese recurso natural y que, paradójicamente, podría tolerar una desviación hacia el sector de la población que aporte mayores productividades laborales, y no lo hace. Los beneficios de esta nueva distribución presupuestaria se han desviado comercialmente hacia la burguesía y comerciantes en general como consecuencia de la guerra económica.
A pesar de todo, esa desviación ocurre gracias a una mayor equidad distributiva, razón por la cual la demanda de bienes en general presenta un crecimiento notorio de manera geométrica mientras la oferta apenas ha crecido aritméticamente en una suerte de renovación e inusual actualización maltusiana puesto que ya no sólo se trata de una oferta rezagada frente a una población creciente a mayor ritmo, sino de esta y con mayor poder adquisitivo.
Es decir, ese mayor crecimiento adquisitivo de la población demográfica no ha sido acompañada de un crecimiento armónico de la oferta ya que quienes han impulsado y mantenido esa mejor distribución de la riqueza nacional ha sido un gobierno desaburguesado que ya dejó de seguir los mandatos dictatoriales de la burguesía nacional e internacional.
Como consecuencia de ese desfasamiento oferta-demanda, la escasez ha hecho lo suyo: ha frenado la oferta y acelerado los precios. Esta elevación de precios ha terminado en una suerte de moda inflacionaria a manos de una población comercial enemiga del presente proceso de cambios.
De manera consciente e inconsciente, los comerciantes convencionales e informales vienen practicando un comercio ilegal amparado en un irrespeto a las leyes promovido por la derecha que se niega a morir.
Lo cierto es que económicamente estamos frente a una inflación sostenida que ya no usa la calderilla, sino los billetes de Bs.F 100, y con mayor razón no usa los de menor denominación.
Ante esa realidad comercial, el gobierno-el Banco Central de Venezuela (BCV)-dispuso la emisión y acuñación de un nuevo cono monetario que, a nuestro modesto juicio, podría adolecer de los mismos vicios del anterior, solo que en una escala superior de valores y denominaciones.
Ya expusimos nuestro criterio cuando señalamos que la emisión de billetes de alta denominación estaría convalidando la actual escalada de precios inflados indebidamente, por una parte.
Por otra, la calderilla del nuevo cono tampoco parece funcionar por ahora, ya que las compraventas actuales giran todas sobre los billetes de Bs.F 100 y sus correspondientes múltiplos.
Sin embargo, los CLAP vendrían a terminar con la actual carrera inflacionaria; las nuevas compraventas perfectamente podrían realizarse a precios que se expresen en montos inclusivos de monedas inferiores a Bs.F 100, para lo cual el comercio legal, el comercio convencional, empezaría a entrar en competencia con los precios ajustados de los CLAP, como alternativa para aquellos comerciantes que pretendan seguir operando con rentabilidad ya que con los precios CLAP tendrán, no sólo que frenar la carrera inflacionaria, sino que deberán vender a precios inferiores. Así es la competencia burguesa.
Desde acá proponemos que los precios justos vendrían expresados en Bs.F propios de la nueva calderilla.
P.D.: La derecha está mandando gente a entorpecer el proceso de carnetización patriótica. Este Carnet podría ser entregado "casa por casa".
[1] La calderilla se refiere a submúltiplos de la unidad oficial monetaria.
[2] Metal de bajo valor tanto real como adquisitivo frente al de la unidad unitaria. Aquellas monedas de oro y plata de baja denominación se acuñan con menor tenor.
[3] Las monedas de oro por lo general eran pasadas de mano en mano con la mayor delicadeza.