Las más de 16MM de personas favorecidas hasta ahora con la provisión de los artículos de la cesta básica, de comida, útiles de limpieza, y afines, no son precisamente quienes requieran ninguna ayuda humanitaria, habida cuenta de que, por el contrario, por primera vez en siglos los pobres reciben pensiones todos los meses y por montos ajustados al salario mínimo; reciben servicios gratis sanitarios y estudios completos desde preescolar hasta Universitarios.
Sin embargo, ciertamente, urgentemente, hay muchísimas personas jurídicas que sí la necesitan. Estamos escribiendo sobre los comerciantes y los pocos fabricantes venezolanos y extranjerosque se enrolaron y se han enriqueciéndose durante siglos en estas tierras y ahora ven que el Estado les está roncando en sus madrugueras.
Los Clap son la más perfecta estrategia estatal de penetración del mercado privado ante la incompetencia de este para cubrirles las necesidades a las grandes masas de venezolanos que han visto y sufrido una de la inflaciones especulativas más atroces.
Ganar mucho dinero y a la vez desacreditar el gobierno que no les simpatiza ha sido el mejor artilugio económico improvisado por la alta burguesía, artilugio o trampa donde han caído todos esos soldados especuladores detallistas actuales.
La alta burguesía será la gran beneficiaria por aquello de que los peces gordos se tragan a los chicos.
Los remates, los embargos en masa sobrevendrán cuando la tolerancia moratoria se les venza a los medianos y pequeños intermediarios, a los fabricantes de escasos recursos económicos que han sido la clientela sumisa de sus correspondientes proveedores e infladores de los costos y precios en general.
Ayuda humanitaria están necesitándola los comerciantes que en su rol de soldados de esta guerra no convencional se han sumado al mandato político de unos líderes que definitivamente están dispuestos a acabar con el país, si ellos no vuelven al Poder perdido. Parecieran decirles: O Venezuela es nuestra o no será de nadie”.