Debemos pensar para seguir haciéndolo. Tomado de Balzac, palabras +o -.
En principio, sólo son exportables los sobrantes de producción, y dentro de estos, aquellas mercancías en cuya producción, calidad y garantía de suministro tengamos ventajas respecto de otros países que pudieren compartir el mercado exterior.
¿A quiénes benefician las emigraciones de personas con baja o ninguna preparación técnica para el trabajo productivo? Ya los Economistas preclásicos estaban contestes en que con cada tipo de mercancía importada se colaban algunos insumos que podrían resultar muy perjudiciales a mediano y largo plazos; por ejemplo, hombres e ideas culturales muy distintos que competirían con las nuestras.
Efectivamente, los europeos terminaron acostumbrándose a la papa, y nosotros al pan de trigo. Con el libre tráfico exterior se cuela una mano de obra parasitaria que sólo beneficia a sus exportadores y perjudica a sus correspondientes importadores. Como las sociedades suelen ser clasistas, en estos casos resulta beneficiaria la clase burguesa del país exportador.
Si algo les sobra a los países menos desarrollados de Suramérica es el analfabeto técnico. A esta mano de obra, sus gobernantes al servicio de la clase burguesa les facilitan y estimulan su migración hacia países vecinos.
En Venezuela-hay que reconocerlo-últimamente, tenemos la desgracia de importar muchos analfabetos técnicos y exportar mucha mano de obra muy alfabetizada
Las inmigraciones de la posguerra nos permitieron iniciarnos como país moderno. No podemos ignorar que nuestros inmigrantes de mediados del siglo pasado fueron trabajadores con alta preparación técnica listos para producir como efectivamente lo hicieron.
Durante las más recientes décadas del Puntofijismo y parte de las dos primeras del presente siglo, hemos estado importando una mano de obra a todas luces analfabeta porque es razonable que ninguno de los países suramericanos ha confrontado guerras destructivas de su aparataje productivo que hayan dejado sin empleo a muchedumbres de trabajadores.
Buena parte de las últimas inmigraciones han respondidos a razones políticas, como es el caso chileno. Pero aquellos países incapaces de crear sufriente empleo y educación a sus ciudadanos como es el caso de nuestra apreciada Colombia, sus ciudadanos han sido impulsados muy subrepticiamente a emigrar hacia otros países, fundamentalmente hacia el nuestro.
En Economía, lo más importante es la competencia exterior. Para su mejor práctica, debemos contar con una amplia y concienzuda información del mercado y principalmente tener claro que sólo la calidad y responsabilidad comercial terminan marcando la mejor pauta competitiva ya que siempre estará mejorándose cualquier tipo de producción para la cual se desarrollan constantemente sus fuerzas productivas que suelen ser naturales, salvo en materia tecnológica que nos viene dada por la importación de maquinaria e insumos primos donde no podamos competir.
Por lo general, los países desarrollados sólo nos han exportado productos de tercera calidad u obsoletos respecto a los avances que sus propias industrias experimentan indeteniblemente. Aparte de las inmigraciones de posguerra, el mercado exterior nos ha exportado su peor mano de obra.
Hoy vemos una Venezuela en cuyas principales ciudades abundan jóvenes vendiendo café elaborado o fungiendo de bachaqueros; por lo general, son inmigrantes sin mayor preparación técnica para nada con cuya libérrima importación estamos aliviándole la vida a la burguesía de origen.
Las ventajas comparativas no son sólo de carácter natural. Una mejor cultura salarial-si viniera al caso-, mejores incentivos para el trabajador de exportación, mejores horarios y otros privilegios que incentiven su productividad, serían una importante forma ventajista de competir con el exportador extranjero que por su mismo mayor poder económico suelen pagar mejores salarios anuales.
Como otro tanto caracterizaría a los competidores en materia de sus exportaciones, los contratos deben ser a mediano y largo plazos para que las inversiones y la experiencia adquirida no terminen en el vacío. Los países más desarrollados suelen moverse y competir a través de dumping. Nosotros debemos enfrentarlos a base de calidad y mejores salarios anuales. Esta última estrategia provocará en el menor tiempo posible inmigraciones de trabajadores con alta calidad y podríamos restringir cada día más las importaciones de gente comerciante que no traiga dinero a nuestro país ni tampoco mayor preparación técnica.
Así como los países se llaman soberanos, la inmigración alegre de mano de obra analfabeta técnicamente debe ser controlada tal como lo hacen los demás países del mundo. Debe restringirse y regularizarse también el ejercicio del comercio a todos los irregulares.
Estamos llenos de inmigrantes con baja formación técnica; vemos jovencitos vendiendo café, y ahora metiéndose a practicar el oficio improductivo más antiguo que es el comercio informal. Medidas proteccionistas de nuestra economía sería un mejor control de calidad de nuestros inmigrantes porque una mano de obra sobrancera incapaz atrae su contratación por parte de empresas inescrupulosas que no podrán competir en materia de Comercio exterior y sólo contribuirían a una competencia laboral interna perjudicial para todos nuestros trabajadores.