Ahora estamos en el mercado para vender la mercancía cuyo valor de cambio (valor) [1]conoce y ofrece la contabilidad individual de cada empresario en particular. Esta contabilidad no lo llama valor sino costo de producción [2]con lo cual la plusvalía se esconde en los libros pero no en el valor de uso que la porta.
Efectivamente, toda mercancía capitalista tiene como costo primo mano de obra y materias primas, además de otros costes falsos que no viene al caso tratar por los momentos[3]. Si bien los salarios fungen de costo por concepto de esa mano de obra (sólo el costo de su fuerza de trabajo), nada impide señalar que el valor creado por esa mano de obra supere, iguale, o no cubra esos salarios. La plusvalía aparecería cuando el valor añadido supere los salarios causados.
Curiosamente, quienes necesitan el valor de uso de cualquier mercancía-sobre todo el de la fuerza de trabajo-no pagan por aquel, sino por el valor portado por dicho valor de uso. Digamos, pongamos por caso, que una arepa no cuesta Bs.FX ni Bs.FY, sino el valor de la fuerza de trabajo que la confeccionó, el de ella y el de su materia prima.
El mundo del mercado es un mundo de valores de cambio, de trabajo invertido en materias primas y en mano de obra asalariada para su trasformación en otros tipos de valores de uso.
Los valores se hallan revestidos de valores de uso ya que sólo se intercambia valores que por ser una abstracción pasan inadvertidos y se termina creyendo que se compravende valores de uso, como también se cree que pagamos los servicios del sastre o del panadero, pero no es así; no, lo que compramos o pagamos es fuerza de trabajo indistintamente prestada por cualesquiera tipos de técnicos.
Seguiremos.
[1] Hablemos de valor de fabricación y valor de mercado, o sea, el valor transfigurado como efecto de las pujas oferta-demanda, de las ralentizaciones en la oferta de algunos empresarios y hasta de las sobreofertas propias del dumping.
[2] La contabilidad burguesa parte del supuesto de que el salario paga toda la jornada independientemente del rendimiento de la fuerza de trabajo. Claro que el fabricante, el capitalista, procura extraer el máximo rendimiento de cada asalariado, con lo cual indirectamente está reconocido que algo indica que ese salario, aun cuando cancele el precio de la cesta básica, encierra una innegable correlación de variables, esto es: a mayor rendimiento o productividad de la mano de obra, mayor posibilidades de que el trabajador cree más valor que el monto del salario recibido. Tal es el origen explicativo de la fuente de la plusvalía. Esta, sin embargo no necesariamente la aportan todo los trabajadores ya que no todos son igualmente productivos.
[3] Véase, Manuel C. Martínez M. PRAXIS de EL CAPITAL.