Retroactividad de la inflación e ilusión capitalista

La fuga del billete de 100 tuvo otra causa de la mayor importancia.

La extinción tendenciosa del Capitalismo es ventilada exhaustivamente por Carlos Marx[1]. Él dedica varios Capítulos a este crucial tema del modo de producción burgués e imperialista.

El tema lo denomina "Ley de la Tendencia Decreciente de la Tasa de Ganancia"; se trata de un tendencia a la baja de la rentabilidad expresada mediante demostraciones exhaustivas de cómo la acumulación de capital constante termina pesando como lastre irrenunciable y de resultas la tasa real de ganancia sobre todo ese capital, macroeconómicamente entendido, se embarrena para caer en picado.

Como es un resultado de velocidad ralentizada por algunos factores contrarrestantes (guerras inducidas, por ejemplo), los capitalistas suelen pasar inadvertidos esos efectos deflacionarios del poder adquisitivo del capital acumulado ya que ahora tiene que invertir en costes de conservación de dicho capital ocioso o colocarlo bajo condiciones desventajosas que son aprovechadas por capitalistas con mayor poder económico y que pueden manipular los precios de los capitales efectivos del resto del capital ajeno a sus intereses.

Estamos hablando del mismo capital ocioso que la Contabilidad Burguesa registra como costes por concepto de depreciaciones y/o de un capital que al no hallar mercado para su empleo se pudre o deprecia necesariamente[2].

Una forma de depreciación de ese capital acumulado es la que por concepto de retroactividad inflacionaria sufrirá todo ese capital que ya había acumulado el capitalista de hoy y el de quienes están coprotagonizando la depreciación de nuestra moneda con el caprichoso encarecimiento inorgánico y antieconómico de los precios de las mercancías de todo tipo, las de la cesta básica y las de las ni tan básicas.

Purgamos el siguiente ejemplo: Usted contaba con un 3 millones de Bs. F contantes y hasta sonantes antes de sumarse a este dañino e inducido inflacionario.

Para entonces atrás, usted compraba, digamos, un huevo al precio de Bs. F 30 lo que significa que usted disponía de hasta 100.000 huevos a dicho precio de marras.

Ahora, cuando un huevo cuesta, por ejemplo, Bs. F 300, usted sólo podrá adquirir con su mismo millón de esos bolívares, sólo unos 10.000. Matemáticamente usted se habrá empobrecido en su patrimonio si expresamos ese capital en especie, es decir, en valores de uso, además de que ese capital ya no podría revalorizase.

De allí que muy probablemente, la jugada de la exportación del billete de Bs. 100 buscaba, derribar al gobierno y valerse de las nuevas monedas y billetes del nuevo cono monetario con el cual podría perfectamente decretar una deflación general y súbita que le restablecería el poder adquisitivo de su capital ya que de otra manera y hasta ahora le está saliendo el tiro por la culata, ya que su devaluación es irreversible en caso de que el Estado siga moviéndose con una economía a precios justos, no tan bajos como antes, pero tampoco tan elevados como los que estamos sufriendo. De allí su interés en seguir fugándolo en la esperanza de tener éxito en sus tentativas golpistas ya que de otra manera será la ruina general de los capitalistas venezolanos la que retroactivamente sobrevendrá.

 


 

[1] Carlos Marx, El Capital, Libro III, Sección III, Cap. XIII. Cartago.

 

 

[2] Se trata de costes indebidos ya que el empleo de maquinarias para incrementar la productividad de la mano de obra que manipula esos medios de producción, es capital que no se integran físicamente a ningún producto, como sí lo hace la materia prima consumida, pero el capitalista lo involucra en sus cálculos a los efectos de la tasa de ganancia en un momento dado. La materia prima no consumida en el año también rebaja la tasa de ganancia.

 

 



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Manuel C. Martínez


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