Esos males que nos mantiene en crisis permanente son sólo efectos de una grande y notoria falta de aplicación de las leyes a las que está obligado a hacer cumplir todo gobernante. Aplicación severa, rígida, oportuna y sin distingos de afiliaciones políticas ni de posición oligárquica ni económica.
Aplíquese ese paquete de leyes penales que existe desde hace muchos años; castíguese severamente a los comerciantes infractores, castíguese severamente a los antipatrias sin mayores fórmulas de juicio.
Tómese una muestra de comerciantes, de productores, de distribuidores, de burócratas corruptos agarrados in fraganti y aplíquese esas leyes sin citas previas, sin holguras para su escapatoria, y véase sus resultados.
Se verá cómo en poco tiempo la economía, la producción, la distribución y el antipatriotismo irán desapareciendo, y la estabilidad económica en materia de producción, de distribución, de precios, y hasta de delitos comunes comenzará a lograse.
De poco servirá incrementar la producción si esta emigra hacia pueblos vecinos o es acaparada sin que se castigue a los delincuentes de ese tipo. De poco servirá la modificación de los canales de distribución si estos son protegidos con sanciones oportunas y severas.
Donde no se aplica las leyes del orden público, el país cae en crisis de alguna forma. Ahí está México: la delincuencia se les fue de las manos a sus gobernantes delincuentes y hoy es un país insufrible en lo en lo cultural, en lo moral . ..