¿De qué podrán servir esos 50 precios convenidos para 50 mercancías, si el gobierno sigue sin dar demostraciones de tener voluntad efectiva para hacerlos respetar?,¿acaso un comerciante podría convenir en no subir los precios si la demanda supera su oferta, misma que él maneja a su antojo? Le hemos repetido mil veces al gobierno que los comerciantes no dialogan, que sólo negocian y siempre para su ventaja.
Lleva años regulándolos y sólo observamos su insoportable encarecimiento y el peligro de que la economía termine asfixiada en sus trabajadores, en sus niños hambrientos, en los posibles suicidios que se vislumbra ante tanta impotencia ante un gobierno lleno de amor que cuenta con toda la paciencia como para ver la comisión de cientos de asesinatos a cielo abierto sin poner preso a nadie.
Por lo menos, hasta ahora, no satisface a nadie en tal sentido económico, como tampoco a punta de leyes se podrá mantener la paz si los delincuentes tampoco son castigados.
¿Para qué tenemos centros de privación de libertad?, ¿para qué hay leyes penales, la más severa = 30 años y susceptible de indulto presidencial?, ¿para qué las cátedras sobre Derecho y Procedimientos penales?
¿Hasta dónde llegará el amor (impunidad) hacia la derecha cuyos atavismos se mantienen intactos luego de siglos de delincuencia comercial, de atropellos a los más débiles, con una clase media que hoy sigue creyendo que los patronos son buenos porque les dan fuentes de empleo?
¿Hasta cuándo la clase media resistirá la inflación dirigida básicamente contra ella porque demostró que poco le importa el precio del arroz con tal de que a sus lujosos supermercados no asistan los pobres?, ¿acaso, la clase media se meterá a saqueadora, una acción que les quebraría su glamour de gente especial porque también la clase media demuestra ser racista contra los pobres tan pornto empieza a respirar aires aburguesados?