Nuevas esperanzas se abren con los nuevos precios acordados entre el gobierno y la empresa privada. Suponemos que la diferencia de precios entre esos nuevos y los elevados y crecientes que reinan a sus anchas en este desordenado comercio nacional[1] obligará al intermediario avizor a rematar cuanto antes sus inventarios ya que no tendría a quién vendérselos. Como perdieron sus "empates" en Pdvsa y el Ejecutivo Nacional, recurrieron a esa vía de la especulación desenfrenada que, si a ver vamos, es tan "rentable" como antes ya que drenaba hacia los bolsillos de la burguesía todo ese gran billetaje que el gobierno concede a los burócratas activos y pensionados, y con subsidios varios.
También, suponemos, el Estado confiscará la mercancía de los reincidentes en violaciones de los precios acordados. Este cuadro prospectivo nos hace inferir que empieza el final de la especulación que nuestros rentistas y parasitarios fabricantes y comerciantes han aplicado con fines de enriquecimiento fácil y, de paso, con fines políticos.
Sólo nos queda una duda razonable, ¿en verdad el gobierno podría aplicar las sanciones, esta vez, con la enorme severidad que amerita este tipo de delitos cometidos hasta por menores de edad, porque atacan la variable social más celular como es el poder adquisitivo de unos salarios que, de por sí, siempre han sido de hambre, con una severidad tal que vaya frenando la tentación al dinero fácil con esta modalidad de robo disfrazado de comercio?
¿Cuál de los nuevos fiscales le pondrá el cascabel al gato? Ya sabemos de sobra la tremenda lección que aplicó la derecha golpista contra todo tipo de abogados cuando voló-literalmente-al Fiscal Danilo Anderson.
Dudamos que haya en todo el territorio nacional un abogado con suficiente valentía para mandar a la cárcel a los delincuentes de cuello blanco, a sabiendas de que el flamante Ministerio Público todavía no da garantía plena de poder enfrentar a ese monstruo que fue alimentado durante muchísimas décadas con impunidad comprobada porque, a lo sumo, son sometidos a visitas periódicas, a insultos mediáticos verbales; se les facilita su fuga, o hasta se les canjea cárcel por casa.
Ahora, no hay duda alguna que abogados listos para asumir la defensa de esos delincuentes demandados, los habrá de sobra. En hora buena para quienes se encuentran desempleados.
[1] Buena parte de esa elevación desenfrenada de precios sigue la ruta colombiana, pero el gobierno es incapaz-lo ha demostrado-de no cerrar indefinidamente esos 2.000 km de paso abierto para el contrabando de extracción y fuga ganado, gasolina y de los conos monetarios. Antes, ocurría lo contrario: los venezolanos iban a Colombia a buscar mercancías muy baratas para su reventa aquí, pero allá no se fabricaba ninguna mercancía con subsidios gubernamentales. Digamos que Colombia ampliaba su mercado exterior ante la baja productividad de un empresario venezolano rentista y parasitario ocupado más en robar al Estado que en producir.