El valor original o de fabricación suele revalorizarse; en estos casos, ese valor es una suerte de materia prima que su poseedor "procesa" en el mercado.
Las antigüedades bien conservadas en el tiempo cobran valores extraordinarios, pero, obviamente se trata de valores de uso y no de valores de cambio ya que estos son estrictamente el resultado de trabajo vivo aplicado a materias primas susceptibles de transformaciones físicas.
En el caso de la valoración comercial, un mismo valor de cambio termina encarecido en su precio de venta sin recibir ningún nuevo valor agregado. Estamos ante una mercancía que por su excesiva demanda puede alcanzar valores comerciales que subjetivamente reconocerán quienes se sientan atraídos por su posesión que ya no es para consumirlo sino como depósito de valor susceptible de reventa.
Obras literarias, pictóricas, escultóricas y musicales alcanzan precios millonarios en dólares ante la pobre confianza que inspira la banca privada.
Pero igual ocurre con las mercancías de consumo masivo acaparadas o que dejan de ofrecerse dentro del mercado nacional y salen de contrabando al comercio exterior porque allá obtengan mejores precios.
Cuando un Estado opta por cubrir mercados extranjeros debe asegurarse una producción no sólo elevada que cubra necesidades domésticas y foráneas, sino que los diferenciales de precio deben ser ligeramente diferentes.
Se comprende que mercancías financiadas, por ejemplo, con dólares a Bs.F frente al resto. valoradas a Bs.F 3.000 y mucho más, aquellas pueden ser vendidas a este segundo precio dentro o fuera del mercado nacional; es una asunto meramente económico.
En Venezuela se ha estado confundiendo guerra no convencional con simple competencia comercial. Por supuesto que desde que llegó Chávez al poder estamos en guerra, en lucha de clases..., pero eso es una tema paralelo.
