Entre los accionistas de toda empresa burguesa y sus clientes suele tejerse una suerte de comodato capitalista.
Las compañías anónimas se hallan despersonalizadas y al frente de ellas se halla el personal de confianza, sus directivas, gerencias y jefaturas en general.
Por ejemplo, las cajas registradoras de las ventas son responsabilidad directa de un personal que, si bien es muy honesto frente a sus patronos, no lo es frente a la clientela. A esta suele alterarle los precios: a unos por exceso y a otros por defecto de tal manera que a muchos les suben los precios mientras a otros les rebaja un poquito. Al final del día se habrá redondeado un dinerito extra sin robar a su patrono.
La alta gerencia de toda empresa va más allá. Por lo general el personal de alta calidad profesional sabe ingeniárselas para administrar todo el capital de sus accionistas aunque en los libros registre sólo una parte. De esa manera, de hecho y en una contabilidad paralela, ese personal usa en su favor una parte del capital como si fuera suyo. Lo hace, por supuesto, mancomunadamente con trabajadores de alta confianza y que son clave en toda empresa,
Esos fenómenos comerciales son de vieja data. Los administradores o encomenderos de la Colonia española escamoteaban las recaudaciones y los diezmos a la Corona; fue por eso que esta tuvo que arrendar sus propiedades de ultramar. La corrupción burocrática actual tiene antecedentes coloniales. Muchos ricos actuales heredaron esas fortunas que no le entregaban al Rey, al que defendieron durante la Guerra de Independencia, pero lo robaron de lo lindo.
Hoy estamos viendo cómo hasta el dependiente y funcionario de bajo rango está clonando todas esas mañas que eran exclusivas de ciertos funcionarios. Tal es el pasmoso caso que viene delatándose en nuestra sociedad.
El personal gerencial de la banca tanto privada como de pública, en connivencia con algunos de la cadena de trabajadores, viene tomando para sí el dinero de los ahorristas, de los cuentahabientes.
YA EL MINISTERIO PÚBLICO HA DENUNCIADO LA PRIVATIVA DE LIBERTAD DE ALGUNOS GERENTES ACUSADOS DE SEMEJANTES PRÁCTICAS. Esperamos que se haga todo un barrido porque esa práctica se está propagando aceleradamente.
Ese dinero, de los cuentahabientes, lo están negociando con estos dueños mediante comisiones directas no registrables en libros que vienen cobrándoles a los usuarios para poder disponen a su arbitrio del dinero que tienen depositado en dicha banca, además de los cargos convencionales aprobados generosamente por un Banco Central que ya sabemos juega un papel servil ante dicha banca a la que le financia el costo de las emisiones y acuñaciones de dinero, y se los deposita mansa y gratuitamente a dichos banqueros.
Usted va a una taquilla bancaria (hoy lo hice); podrá observar que hay muchos reclamos en las taquillas vecinas porque el cajero no le da sino una pequeña suma, pero, oye reclamos como este: Ya hablé con el gerente y él me dijo que bajara porque usted me pagaría el monto que estoy solicitando en retiro. Se presume que muy posiblemente ese usuario ya convino en el pago de alguna comisioncita.
Así, pues, se está revelando que los empleados son intermediarios entre los capitalistas y los consumidores, y como tales están haciendo valer esa intermediación, pero como no son capitalistas propiamente dichos, sí son encomenderos del capital o condueños del mismo y como tales aspiran una ganancia.