En esta guerra todos somos perdedores

Por ejemplo, los comerciantes ahora convertidos en tremendos especuladores, estafadores y hambreadores: Con inventarios invendibles, con salarios creciendo por disposiciones gubernamentales ante subas criminales de precios, con prestaciones sociales crecientes a mediano y largo plazos, con gastos de alquileres, electricidad, teléfono y agua que deberán cancelar con cargo a su capital, es previsible que con semejante y obtusa estrategia para tumbar el gobierno están trenzado la soga con la que se autoahorcarán muy muy pronto.

Ellos, esos comerciantes de mediano y pequeño giro irán a la ruina, mientras la alta y mediana burguesía podrá flotar y renegociar con las ofertas de convivencia convencional que el gobierno viene planteándoles pero que ese liderazgo al servicio de esa alta y mediana burguesía ha venido engañando a aquellos idiotizados comerciantes.

Deben recordar que Carlos Ortega, el golpista y servil de la alta burguesía, les habló claro a los comerciantes y trabajadores que cerraban sus negocios, dejaban de vender, y a los trabajadores, que los 50 y más días de paro sin remuneración era el precio que tenían que pagar para que Chávez cayera.

Hoy, ese liderazgo obsoleto y decadente les está señalando a estos ingenuos comerciantes menores que esa ruina es transitoria y que es el precio de su futura participación en el reparto de las riquezas de Venezuela cuando ellos retomen del Poder. ¡Pónganse a creer y los llamarán creyones!

Por supuesto, esa pérdida es ignorada por los comerciantes, y sólo los consumidores, las clientelas de esos comerciantes, ya por fuerza se reconocen como perdedores.

06/12/2017 10:42:33 p.m.



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Manuel C. Martínez


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