El pueblo, el sufrido, el que bate el cobre y ordeña la vaca o la chiva, es el primero en saber qué está pasando en las calles, en el comercio, con el dinero, con las pensiones, con la banca, con el hambre sufrida cada día con pequeños intervalos de desayunos.
Mal puede condenarse diariamente a este pueblo tan hasta ahora defendido a oír qué se hace en el campo, qué se fabrica allá y acá, qué leyes se aprueban, si no se termina de resolver nuestros más acuciantes problemas en paralelo y no uno ahora y otro después porque tampoco es lo más conveniente.
Los problemas son muchos y no toleran programaciones cronogramáticas ni aisladas; necesitamos hechos y soluciones diarias y menos declaraciones por TV ya que cuando ustedes resuelvan algún problema, también el pobre será el primero en saberlo.
Eso de planear hacer y no hacer sino después es también una fuerte malversación de fondos públicos de los que tanto carece actualmente el país.
Por ejemplo, cuando un ministro suyo anuncia que tomará medidas, está al mismo tiempo alertando a los potenciales sancionados o afectados con tal o cual anunciada medida. Le sugiero que tome la medida, ejecútela y luego informe de sus resultados, eso es lo sabio, lo lógico, lo político y lo sano administrativamente.
Cualquier yerro es corregible, pero no hacer nada oportunamente es agravar la situación porque nada es estático, salvo la pérdida de las oportunidades coyunturales. El fenómeno que esté ocurriendo y usted no lo pare a tiempo cuando decida hacerlos ese fenómeno se habrá desarrollado inevitablemente por llegarle tarde.
"Vacilar es perder", y no actuar sino anunciar lo que en paralelo se esté haciendo con mucha parafernalia es perder también. Hacer primero y pensar después es particularmente necesario con todas las posibles medidas correctivas económicas.
17/01/2018 11:39:58 a.m.