Más de 100 años hemos estado monoproduciendo petróleo[1] y monodependiendo del $. Esta Monodependencia ha sido firmemente garantizada por el FMI-léase EE.UU.-, nuestro favorito importador, con su imposición de una bien pensada fórmula calculatoria de la paridad de nuestro Bs.F frente al $[2], según lo hemos señalado en varias entregas precedentes, sencillamente por carecer de cualidades profesionales para hacerlo.
Ya hemos dicho y escrito que la Ciencia de la Economía Política es, tal vez, la más prostituida de las ciencias-además de la Matemática-por el sistema capitalista[3]. De allí que analizar las derivaciones implícitas de semejante algoritmo financiero internacional no resulta ninguna "mantequilla".
Bien, la paremiología entra en nuestro auxilio: "No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista". Viene al pelo con aquel algoritmo cambiario y el Petro, la más fresca creación del Banco Central de Venezuela (BCV) hasta ahora la moneda que siendo digital es muy real en cuanto al respaldo que la acompaña desde su nacimiento.
El Petro es una moneda representativa de dólares a los efectos de servirnos como paquete de Reservas Internacionales, sin tener que venderse primero el petróleo para obtener dólares que después sólo han servido para cubrir los insumos importados y enriquecer a comerciantes importadores con malos hábitos contrarios a los intereses de la república.
La idea es que mediante el Petro estaremos trocando petróleo por cualquier mercancía que necesite el país, y ya no habrá necesidad de controlar el cambio de del $ como divisa, o sea, será un Petro de libre cambio internacional ya que sólo será el propio Mercado Internacional el que tasará su valor en dólares y no el BCV.
[1] No se lea tan a la letra porque también exportamos hiero de alto tener y otros rubros cuyo peso en nuestras exportaciones ha sido relativamente bajo, razón por la cual podrían desconsiderarse para estos efectos.
[2] Este es la fórmula de la paridad cambiaria: Bs.F/S. Con este ingenioso algoritmo, producto de mentes perversas literalmente desalmadas al servicio del capitalismo, cada uno de los Bs.F que el Estado emita y lance al mercado irá autoevaluándose automática y matemáticamente. Este algoritmo le garantiza a los EE.UU. el más seguro freno de cualquier conato industrializador que emprendamos ya que previamente debemos dotarnos de más dólares, con la particularidad de que de que mientras la adquisición de esto suele caminar a pasos de morrocoy, l volumen de Bs.F suele crecer a pasos agigantados El efecto devalaucionista automático salta a la vista. De allí la urgente necesidad de relevar esa dependencia de dólares que resulta contradictoria para el país ya que podemos disponer de suficientes reservas para enfrentar las compras más elevadas en dólares mediante los pagos que de ahora en adelante haríamos con los forzudos Petros, ya que ,en lugar de vender primero el petróleo en dólares y luego con estos comprar insumos extranjeros, de ahora en adelante pagaríamos en los dólares que respaldan nuestra novísima moneda virtual y real al mismo tiempo, una moneda como el PETRO que es una suerte de mestizaje muy propio de nuestra naturaleza poscolombina.
[3] Los NOBELADOS por el Imperio son prueba de ello. No se conoce a ningún Nobelado que no sea defensor de este sistema; tal premiación resultaría un craso absurdo para la "academia"