Pero la firma intempestiva del presidente estadunidense de un Decreto Ejecutivo amenazando a los que usen la criptomoneda, me quitó todas las reservas que tenía sobre la efectividad y eficacia de la misma para frenar la guerra económica que estamos sufriendo.
Me alegré mucho cuando los venezolanos fuimos considerado por Obama como un peligro inusual a la seguridad del imperio más poderoso que ha conocido la humanidad; ese privilegio no lo obtuvo el pueblo vietnamita, ni el chino, ni el ruso, ni los iraníes. No correspondió a nosotros esa gloria. Solamente hace 500 años, un imperio había dado muestra de considerar a un pueblo como un peligro a su existencia y ordenó su exterminio: El Imperio Español contra los Caribes que dominaban los mares del norte y sur de centro América. Casi lo logran en su totalidad. Hoy los herederos de los Indios Caribes (los venezolanos) somos considerado una amenaza al imperio estadunidense y tratan de exterminarnos con sanciones, cerco económico y amenazas de invasión.
El imperio que más tiempo reinó en el mundo, fue el romano y duró mil años; el gringo no llegará a los 100, pues el sistema económico en el cual se apoya es intrínsecamente perverso", tal como lo definió el Papa León XIII en la encíclica Rerum Novarum (1891)
El decreto de Trump sobre El Petro es una muestra que le estamos dando en la madre al dólar y que el reinado de esta moneda sin fondos que la avale, está llegando a su fin. Así que aquellos que se han enriquecido usando esa moneda para desangrar a nuestra patria, deben poner su barba en remojo.
Lo que no tengo dudas es que a Nicolás Maduro no lo van a sacar del poder, ni los gringos, ni los militares; eso lo está logrando es la banca nacional e internacional. Lo que estamos sufriendo los adultos mayores para cobrar las pensiones es de tal magnitud, que uno oye en las interminables colas son maldiciones contra Nicolás, el cual ha hecho todo lo posible para atendernos. Lograr que nuestros pensionados maldigan a su benefactor es una hazaña de la banca nacional: pública y privada. Banesco y Bicentenario se llevan las palmas, en cuanto hacernos sufrir, cuando nos acercamos a esas entidades para retirar un dinero que es nuestro. Actúan con saña y alevosía y con una máxima crueldad y desconsideración contra un sector de la población cuyo único delito es haber llegado a envejecer. No puedo en esta página describir cuanto sufrimiento e incomodidades nos causan los que dirigen esos bancos. Parece que nos odiaran.
Pienso que las buenas intenciones no bastan, que ya es tiempo de darle un parao al abuso de los banqueros contra el pueblo. En tiempos de guerra los cañonazos de pólvora no se responden con salvas de flores. Ojalá el presidente Maduro se disfrazara de viejito, como hacia Chávez, e intentara tratar de cobrar una pensión en Mérida, seguro estoy que no aguantaría tanto desmanes, abusos y falta de respeto contra su persona. Cobrar una pensión es en Mérida todo un viacrucis.