La reconversión de Chávez

El presidente Chávez acababa de ganar las elecciones en diciembre de 2006 y un día de enero de 2007 el ministro de Comunicación e Información, Willian Lara, informó a quienes trabajábamos con él que debíamos comenzar a pensar en una campaña para el nuevo cono monetario que estaba emprendiendo Chávez. Estar en el MinCI al lado de Willian era olvidarse prácticamente de vivir pues por encima de él, en la presidencia de la República, estaba un hombre incansable que casi no dormía.

A nosotros nos tocaba lo comunicacional y para eso hicimos sinergia con el Banco Central de Venezuela. Primero nos dieron varios talleres para comprender la complejidad de la medida. Jesús Faría, actual constituyente y ex ministro, estaba recién llegado al país (no sé de dónde) y se encargó de explicar en qué consistía el nuevo esquema, asegurando que en el mundo muchas medidas similares habían fracasado por falta de información a los usuarios. Particularmente nos explicó la técnica del "redondeo" pues había que restar tres ceros. El "Bolívar Fuerte" equivalía a mil bolívares (de los viejos) y el tipo de cambio se fijó en 2,15 Bs/US$. Por cierto, no sé en qué momento se le volvió a sumar los tres ceros que ahora le vuelven a quitar.

El decreto de reconversión fue publicado el 6 de marzo de 2007 y aunque el Bolívar Fuerte arrancaba en 2008, la campaña comunicacional, que también comprendía cursos para la comunidad, estaba muy adelantada y hasta incluyó un breve mensaje del directorio del BCV encabezado, entonces, por Gastón Parra Luzardo e integrado por Rafael J. Crazut, Bernardo Ferrán, Armando León Rojas, José Félix Rivas Alvarado y Jorge Giordani como Representante del Ejecutivo Nacional. La idea era que el pueblo conociera a tan ilustres personajes ya que el BCV siempre se había caracterizado por su bajo perfil.

Para el 1 de enero de 2008 no hubo ningún trauma porque el Bolívar Fuerte coexistió con el cono anterior unos seis meses hasta que sus piezas se fueron desmonetizando. La gente pagaba con el billete viejo pero le daban "el vuelto" con los nuevos. No hubo corredera ni colas ni ansiedad ni miedo. Más de un año de preparación acompañó al proceso aunque Venezuela ya avanzaba por el espinoso camino de la inflación. Esa vez la International Association of Currency Affairs, otorgó a nuestro país el primer premio por el mejor diseño de monedas y billetes.

Tres meses

Ahora se tomarán solo tres meses para instalar la familia del "Bolívar Soberano" con billetes de 2 (volvió el "tinoquito"), 5, 20, 50, 100, 200 y 500 bolívares y monedas de 0,5 céntimos y un bolívar soberano, habiéndose ampliado el anterior esquema dos veces, entre 2016 y 2017, y en medio de una aguda escasez de efectivo, además de que nuestro papel moneda sigue siendo vendido groseramente dentro y fuera del país, especialmente en la frontera colombo-venezolana. ¿Correrá la misma suerte el Bolívar Soberano?

Recordemos también que aquellas nuevas piezas tardaron meses en llegar a los bancos y que hasta hace poco el efectivo que dispensaban era en billetes de muy baja denominación. Hace apenas un mes cayó en mis manos uno de cien mil bolívares de los que entraron en circulación en noviembre de 2017 (¡hace cuatro meses!), pero en breve desaparecerá.

En la web del BCV, chequeada antes de escribir este artículo, aún no hay información actualizada sobre la materia y quizás sea pertinente preocuparse menos por la belleza de los billetes nuevos y más por salirle al paso a planteamientos relacionados con el pago de la gasolina o del ticket del metro, que son de los pocos bienes y servicios que aún podemos cancelar en efectivo por su bajo costo. Otra interrogante es si debemos gastar los billetes viejos, o depositarlos de nuevo en el banco, considerando que el de 100 bolívares ha sobrevivido a todos los anuncios presidenciales y embates de la crisis. Por añadidura, la gente se ha dedicado a buscar efectivo, hace grandes colas para eso, va al banco casi a diario y ahora todo ese esfuerzo y tiempo los verá perdidos. Quizás en tres meses el gobierno no tenga chance de recoger esa gran masa monetaria y al final se vea obligado a una prórroga.

Sobre este tema hay un vacío comunicacional preocupante que alimenta las dudas sobre una decisión que hasta ahora sus detractores hacen ver como improvisada y carente de seriedad. Es necesaria desde ya una campaña divulgativa y educativa que trascienda a los medios de comunicación, que llegue a las escuelas y otros ámbitos, para que el pueblo conozca y reciba con confianza a la nueva reconversión y ésta no fracase al menos por la falta de información, tal como advirtió hace 10 años, Jesús Faría.

 

 

 



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Luisana Colomine

Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.

 @LuisanaC16

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