Bajo régimen capitalista todas las producciones de bienes son asimiladas a mercancías. De esta manera, y, en consecuencia, toda oferta representa dos tipos de oferta, la de valores de uso y la oferta de valores, ofertas que para nada tienen por qué ser biunívocas.
Así, cuando, por ejemplo, son mejorados los salarios y esta mejora se traduce en una mayor productividad, la produccion de valores de uso se incrementaría con lo cual el valor de cada mercancía debería ser menor porque céteris páribus (constantes las demás condiciones de produccion) en cada unidad de tiempo se estaría produciendo un volumen mayor de esos valores de uso.
Sobre esa base, es lógico reconocer que la oferta puede mantenerse constante al precio anterior mediante una contracción de la oferta de valores de uso, aunque estos conservan el precio anterior.
Digamos que la oferta de mercancías puede mantenerse constante al precio anterior a pesar de que su valor haya bajado. Al capitalista no le convendría ofrecer toda la nueva produccion de valores de uso porque sencillamente la oferta desbordaría la demanda de marras y forzase, así, una baja de los precios, lo cual sería absurdo pedírselo o esperarlo de un comerciante capitalista.
El capitalista restringe la oferta de valores de uso, pero no la del valor de la oferta anterior a fin de que la nueva demanda incrementada con mejores salarios permita precios mayores sin que el productor así lo decida; tal decisión se la deja al mercado a través del juego de la oferta-demanda.
Piénsese que, si a ver vamos, lo que demanda todo comprador para producir o consumir familiarmente son valores de uso por los cuales puede entregar más valor en dinero, o sea, un precio mayor que el valor de la mercancía ofrecida.
La Literatura económica burguesa que reina en el mercado no trata esta diferenciación de las ofertas, una de valores de uso, y otra, de valores de cambio. Por esta razón se termina creyendo que incrementando la producción podrían bajar los precios al consumidor; esto se sostiene porque se considera que la oferta coincidiría con la producción. Eso no es así, los precios dependen del valor, pero estos están sujetos a los vaivenes de la competencia.
La formación de los precios es un asunto del mercado mientras la formación del valor es un asunto meramente de la produccion privada lo que obliga a una inevitable competencia entre los diferentes productores de una misma mercancía.
Los productores se acogen a los precios de mercado; éste marca los precios. Cuando se observa mucha oferta, los productores optan por reducir sus ofertas y eso garantiza mayores precios acá, menores allá.
30/03/2018 10:47:36 a.m.