El mal llamado "sueño americano" de un sector de la población ha llegado a tal punto de aspirar a que se dolarice nuestra economía, de sustituir el bolívar por el dólar, de realizar todas nuestras operaciones bancarias y financieras con la moneda que está destruyendo la economía de nuestro país. Obviamente que es un símbolo, pero detrás de éste hay unas manos de gorila que están dañando nuestro signo monetario para presionar al gobierno revolucionario de dolarizar la economía venezolana como la excusa perfecta a nuestra salvación humanitaria y a la crisis que hoy vivimos. El candidato de la derecha, Henry Falcón, quiere encantar a los venezolanos con esta propuesta, como una alternativa única, cuando en realidad toda forma parte de un plan maquiavélico muy bien concebido. ¿A quién interesa la dolarización de Venezuela? Aunque parezca increíble hay una minoritaria corriente chavista que han venido promoviendo la idea de dolarizar nuestra economía. Según esta línea de "eruditos" creen que se puede establecer una relación de un bolívar frente a un dólar (Bs. 1/$1), plantean que nuestros sueldos y salarios automáticamente se colocarían a la par en dólares —soñar no cuesta nada—, creen que se evitaría la especulación entre el precio oficial y el DólarToday, cuando este fenómeno se da en el país producto de la plusvalía desmedida de los comerciantes y prueba de ello es que el dólar negro ha bajado y los productos todos los días aumentan de precios sin ninguna explicación, por lo menos económica. También existe un sector de la burguesía nacional empresarial, las grandes corporaciones del país (industrial y comercial), cuya conducta antipatriota e irresponsable, valiéndose de las elecciones presidenciales, aúpan al candidato opositor a que dolarice nuestra economía, a los fines de generar más caos en la población, pero también para jugar al ganar–ganar a los intereses económicos que ya tienen comprometidos con el candidato de resultar ganador en esta contienda electoral y a los intereses del imperio.
Al otro sector muy amplio que le interesa eliminar nuestra moneda es al opositor de la mano del imperio. Sus razones están sobreentendidas, como una manera de llevar a cabo su plan desestabilizador como vulgares peones del imperio. Ellos son los que más se han beneficiado con las divisas del pueblo, los que crearon el dólar paralelo, los que más cupones rasparon, los que hicieron la triangularización con las divisas para luego disfrutarlas a través de las remesas familiares, los que pudieron construir grandes edificios y centros comerciales con la divisas del pueblo, los que utilizaron los dólares preferenciales para comprar alimentos y medicinas pero vendieron los mismos a precios dólar negro, o peor los que las usaron para otra cosa y generaron escasez en el país; pero que hoy "lamentablemente" no pueden seguir gozando porque el gobierno restringió ese tipo de prebendas, por ello quieren tumbar a Maduro, desean dolarizar la economía, ya que además tienen un encanto con el Norte como si fuesen más gringos que venezolanos. Los candidatos presidenciales opositores han expresado el interés en dolarizar nuestra economía. Los intereses aquí son mucho más altos que los de los ingenuos chavistas que así lo desean y que la de los opositores gringo liados, aunque el resultado final de concretarse es el mismo: dolarizar la economía es equivalente a entregar nuestra soberanía. Efectivamente tenemos una hiperinflación —inducida como dice Pascualina Curcio—, pero existente, así que los efectos serían más catastróficos. Dolarizar la economía no va a terminar con nuestros problemas, todo lo que estamos viviendo en el país ya transcurrió por otros países y la fórmula de dolarizar la moneda fue a costa de un gran sacrificio del ciudadano de a pié o de las pequeñas empresas que apenas sobrevivían, no de las grandes corporaciones o de la burguesía apátrida. Aplicar esta receta capitalista salvaje haría que el sector externo impacte directamente en la producción de bienes y servicios, en el empleo, para generar el activo circulante nacional y sería definitorio en la producción de nuestros recursos petroleros, energéticos y minerales para la captación de divisas; habría más dependencia del mercado mundial y de los precios internacionales del crudo. Por ejemplo, un pequeño productor de papa del estado Mérida vería comprimida su posibilidad de colocar su bien porque los factores de producción tendría que aumentarlos y no contaría con los mismos como el de un productor a gran escala.
En otros países, como Ecuador y Argentina, cuyos gobernantes capitalistas, dolarizaron su economía, se observa que este método no ha resuelto el problema de la dependencia del sector externo; por el contrario se ha hecho más vulnerable, sin autonomía circulante, carentes de políticas monetaria y cambiaria nacional. Dolarizar la economía del país significó para estos países (y puede significar para Venezuela), el desequilibrio de su balanza comercial, ya que se pasaría a una economía mucho más dependiente de la demanda internacional; los productos subirían de precios de manera desproporcional sin control; la banca incrementaría las tasas de interés para conservar su liquidez, cuyas ofertas serían menores en bolívares y altas en dólares; la divisa puede llegar a niveles altísimos superiores a los de DólarToday; las reservas internacionales se debilitarían; el control de EE.UU. sobre nuestra economía y nuestros recursos serían más fuertes; las exportaciones no petroleras dependerían del precio del dólar y resistiría el más fuerte o los grandes capitalistas. Lo más peligroso para nuestra economía es que el dólar no cuenta con ningún respaldo, sino solo en papeles de valor cero; es decir, es una divisa fiduciaria respaldada en la fe de la gente que la usa, distinto a nuestra moneda y ahora el Petro. Ante esta situación nadie pediría que se aplique la Carta Democrática contra Venezuela, o pediría una "Ayuda Humanitaria", o una intervención norteamericana, porque el imperio los dejará solos con este paquete una vez cumplido su objetivo: recibir en bandeja de plata la soberanía económica de Venezuela, el país con las mayores y mejores reservas del mundo, que les quitó Chávez y luego Maduro desde el año 2000. La solución en nuestro país no está en dolarizar nuestra economía. El capitalismo va hacia un proceso de decadencia, está en una fase crítica sistémica que se agudizaría con la guerra comercial que se avecina entre China y los EE.UU. En este sentido, la revolución Bolivariana, única vía para superar esta crisis, debe defender su moneda porque es defender al pueblo y a su economía de la dependencia del capitalismo y de los mercaderes opresores que atentan contra la vida misma. Debemos seguir avanzando en la construcción de un mundo nuevo, combatiendo los intentos de entregar nuestra patria por la que luchó Bolívar para liberarla de la miseria del imperio en nombre de la libertad.