Hace pocos días en una conversación casual en la oficina, surgió el tema de "los bonos de Maduro" y la pregunta clave fue ¿Cuántos bonos te llegaron a vos?. Cada quien opino y compartió en que utilizaban los bonos. Se revelo que los usos eran variados: desde resolver temporalmente alguna necesidad de alimentación, hasta comprar bebidas alcohólicas. Al final de intercambio me quedo la inquietud: ¿Cómo es que no se problematiza "el bono" ?. Esta medida gubernamental se asume sin una perspectiva critica, de alguna manera una extraña mezcla de resignación y suspiro en la asfixia económica.
Los bonos sociales que se otorgan por parte del ejecutivo nacional deben verse dentro de la política social que desarrolla el gobierno bolivariano. Pretenden complementar los mecanismos estatales de atención social y la estrategia de misiones, micro-misiones y grandes misiones sociales. Para quienes no están familiarizados con este aspecto de la realidad venezolana, los bonos son estipendios o asignaciones económicas (en moneda nacional y que se abona a una cuenta bancaria -del beneficiario o no-) que se asignan exclusivamente a aquellas personas que poseen el Carnet de la Patria. Existen dos tipos de bonos: los regulares y los que pudiésemos llamar temáticos. Los regulares son para aquellas personas que se ha registrado en los sub-sistemas Hogares de la Patria, Amor Mayor (Adultos mayores), José Gregorio Hernández (personas con alguna discapacidad certificada) y Mujeres estado de embarazo. En el caso de Hogares de la Patria declaran su carga familiar y en función de esta se establece el aporte. Los no regulares son aquellos cuyos montos varían (generalmente se incrementan), son en función de temas (el de Día de las Madres, en ocasión a la Batalla de Carabobo -que sello la independencia de Venezuela-, entre otros) y se asignan solo a algunas aquellas personas que se registran (a través de la aplicación para teléfonos celulares que existe para tal fin) en cada ocasión.
Estos bonos en mi opinión se constituyen en una demostración del insuficiente control por parte del gobierno bolivariano sobre el aparato del Estado y en consecuencia para hacer de este un Estado de Bienestar (que se basa en el sistema de misiones fundamentalmente) tal como lo promulga. La política de bonificación beneficia a un sector no minoritario de la clase económica, que se caracteriza por ser especulador y parasitario e incrementa el gasto publico en niveles no calculados hasta ahora. La estrategia de los bonos que promueve el presidente Maduro no es auditada, en consecuencia, los niveles de contraloría publica son equivalentes a cero. Finalmente, tal y como se implementa nos coloca en un enfoque del populismo, donde las causas de nuestra situación socio-económica no solo siguen intactas, sino que se incrementan, al igual que los resultados de estas.
El gobierno del Presidente Maduro atendiendo un consejo que desde hace tiempo algunos economistas y sectores políticos venían planteando, implementa dentro la política social, bonos sociales, que son una forma de subsidio directo, dada la incapacidad del Estado para garantizar el acceso a los productos de alimentación fundamentalmente. ¿En la práctica cual es el desempeño de los mismos?, pues cada vez que una venezolana o venezolano recibe un bono dispone de una cantidad de dinero para ir al mercado donde adquiere los productos a precios especulativos, así pues, un compañero me comenta que cuando se le hizo efectivo el bono de Hogares de la Patria en el banco fue a un supermercado a comprar un kilogramo de arroz cuyo precio es muy superior al regulado. Ciertamente mi compañero tiene un alimento mas para colocar en su mesa, pero el comercializador especulador logra su objetivo, de tal manera que hay una transferencia directa de parte de la renta petrolera administrada por el Estado a la red de comercializadores especuladores.
Estimo que el Presidente Maduro opto por el esta medida puesto que su control del aparato estatal es muy limitado y ello fundamentalmente gracias a redes de corrupción que han llevado al fracaso cuanta propuesta se ha desarrollado para garantizar la soberanía alimentaria, por solo dar un ejemplo. En la misma conversación se sostuvo que el Estado, a través de algunos entes fiscalizadores como la Sundee o el Seniat (entre otros) no es capaz de regular los mecanismos de comercialización existentes en Venezuela, por dos razones, la primera es que hay acuerdos con sectores económicos para que produzcan a cambio de impunidad, como en el caso del sector avícola, donde el gobierno no otorga los suficientes dólares preferenciales a los empresarios y estos acceden en el mercado ilícito de estos y a cambio los organismos estatales no hacen contraloría a los crecientes precios de venta de los huevos (a la fecha un cartón de huevos de 30 unidades es el equivalente a dos salarios mínimos mensuales). La segunda por las redes de corrupción instaladas en las organizaciones estatales de control, a las que les sumamos las policiales y militares. Asumiendo que la estrategia de los Consejos Locales de Alimentación y Producción (Clap) es adecuada, esta es mas eficiente que la de los bonos, puesto que la relación costo beneficio de la primera es superior. Con una caja de los alimentos que se otorga a las familias, estas disponen para solventar parte del problema de la alimentación mas de una semana. En cambio con el monto de los bonos ¿Qué sé solventa?. El problema real se encuentra cuando no es posible hacer llegar las cajas a las familias venezolanas, por las ya aludidas y múltiples redes de corrupción, a lo que adiciona el hecho de que las cajas con alimentos son adquiridas con divisas extranjeras en otros países y los bonos son dinero generado desde el Estado.
Finalmente, la estrategia de bonos que asume el gobierno bolivariano no esta sujeta a mecanismo de contraloría que den cuenta a la población de los resultados de las auditorias que se realizan. No son públicos cuales son los criterios para la adjudicación de los beneficios, ni si estos se cumplen en caso de que existan. De igual manera se desconocen los montos del erario publico destinados a esta estrategia. Esta situación compromete no solo la transparencia de esta estrategia, sino de cualquiera que se pueda implementar para mejorar la situación de las venezolanas y los venezolanos.
Cualquier enfoque de política social en tiempo de crisis, nunca descarta las estrategias asistencialistas, pero estas deben ser las más eficientes y no deben contribuir a profundizar las causas que generan. De tal manera que es necesario hacer las correcciones necesarias en esta materia, puesto que de no hacerse son un peligro para quienes se "benefician" y por supuesto para quien las promueve. Ciertamente hay un sector que la población que aplaude una política que arraiga aún más la concepción rentista y paternalista que prevalece en las venezolanas y venezolanos y que se acrecienta con la baja valoración del empleo bajo una relación de dependencia; pero hay otra que demanda actuar sobre las causas de las crisis, pero quizás esta última no comprende claramente que la correlación de fuerzas del presidente Maduro en esta materia no esta a su favor. Por ahora…