El Plan de Recuperación, Estabilidad y Prosperidad Económica (PREPE), que anunciará al país el venidero 20 de agosto, el Hno. Presidente Nicolás Maduro Moros, ha generado expectativas positivas en la población venezolana. No conocemos antecedente alguno, en la historia republicana de la Venezuela Bolivariana de nuestros tiempos. Si bien, en junio de este año –según estudios de Hinterlaces- el 59 por ciento de los venezolanos y venezolanas prefería que fuera el Presidente Maduro quien resolviera los problemas económicos del país, antes que un gobierno de la oposición apátrida. Ese mismo mes, la encuestadora elaboraba otro estudio para evaluar la opinión del pueblo opositor sobre su dirigencia, obteniendo como resultados que el 80 por ciento de la militancia opositora desaprueba la actuación del ex diputerrorista de Primero Justicia, radicado en Bogotá, Julio Borges; el 77 por ciento, desaprueba la actuación del diputado adeco Henry Ramos Allup; el 73 por ciento, repudia la actuación de Henrique Capriles Radonski, militante de Primero Justicia; y con 62 por ciento de desaprobación, se igualaban: Henri Falcón, Leopoldo López y María Corina Machado. Indicativo de lo nefasta que ha resultado ser, la actuación política de ese liderazgo negativo, y cuyos efectos los está padeciendo el pueblo venezolano en sabotajes eléctricos y demás servicios públicos, en el bloqueo económico imperialista que impide al país acceder a medicinas, alimentos y demás insumos, necesarios para la producción nacional. De julio, también es otro estudio de opinión de esa destacada encuestadora, que nos indica el cambio de valoración que ha ocurrido en el país todo, en cuanto a su opinión sobre el supuesto responsable de los crímenes que contra el país, ha encauzado ese nefasto liderazgo negativo oposicionista. Hinterlaces, indagó la opinión de los venezolanos acerca de que si está de acuerdo con que el Gobierno debe hacer más eficiente y productivo el modelo económico socialista, en vez de cambiar el modelo económico socialista por uno capitalista, obteniendo como respuesta que el 66 por ciento está de acuerdo y el 39 por ciento en cambiarlo. Orientándose el 82 por ciento de los encuestados, por un modelo económico productivo donde existan empresas del Estado, empresas privadas y de propiedad social, valga decir, el modelo económico mixto, contemplado en la Constitución Bolivariana de 1999. Una primera conclusión, nos conduce a afirmar: que fracasaron en sus propósitos de posicionamiento de la economía de libre mercado, bajo la égida del FMI, como alternativa de sociedad ante la inclusiva y solidaria o Estado Social de Derecho y de Justicia, así definida, en la Constitución Bolivariana de 1999. Lograron el objetivo contrario, pues el pueblo se ha atornillado al modelo chavista de sociedad y, en todo caso, reclama a su liderazgo mayores niveles de eficiencia, mano dura contra la corrupción y demás males endémicos, propios del modelo de capitalismo dependiente rentístico, y mano de hierro contra la burguesía parasitaria agroindustrial-comercial-importadora que se ha refugiado en la escalada de precios para sostener sus tasas de ganancias, en perjuicio de la calidad de vida del pueblo todo, llámese chavista, opositor e incluso, sin simpatías políticas con ninguno de los anteriores.
Eso, nos lleva a una segunda conclusión, en lo político, y ello tiene que ver con la derrota histórica del viejo liderazgo opositor. Hecho, que ha motivado a que sean otros actores e incluso, instituciones empresariales, eclesiásticas, académicas, mediáticas, sindicales, quienes se disputen entre ellas, la ocupación del vacío de liderazgo dejado por los partidos políticos oposicionistas. A sabiendas como están, que ocupando ese vacío, lloverán sobre ellos la chorrera de dólares que –diariamente- la embajada de EEUU desparrama sobre quienes pretendan oponerse al liderazgo revolucionario y procuren, su desestabilización y derrocamiento. En fin de cuentas, en todo un negocio redondo han convertido el ejercicio de la Política en la Venezuela Bolivariana.
En el plano exterior, el imperialismo de EEUU, el principal artífice que mueve todos los hilos de ese muñeco llamado oposición "venezolana", no está en mejores condiciones para hacer frente a los nuevos rivales que le disputan mercados y zonas de influencias a todo lo largo del planeta. Donald Trump, recibe un imperio con un gasto militar insostenible, comprometido en escenarios de guerra en Siria, Afganistán y Libia; con enormes retos a lo interno de la sociedad estadounidense, que reclaman la atención prioritaria de unas élites gobernantes que poco o nada, les interesa el empobrecimiento generalizado de la población estadounidense, las cuales votan por Trump, con la esperanza de que éste pueda mitigar sus penurias, generar empleos y satisfacer sus posibilidades de mayores ingresos para poder hacer frente a una vida en la que todo se paga, y bien caro. Nada casual, que Trump haya ganado la presidencia con el lema de "Hagamos a América grande de Nuevo" ('Make America Great Again').
A diferencia de Obama; Trump, recalienta el planeta mediante las agresiones verbales, prefiriendo el uso de métodos no convencionales de hacer la guerra, como los bloqueos económicos y guerras comerciales contra China, Rusia, la Unión Europea, Corea del Norte, Irán, Turquía, Cuba y Venezuela. Mientras, emplea novedosísimos mecanismos de desestabilización e intentos de golpes de Estado contra países que se resisten a doblegarse a su mandato, como ocurrió contra Venezuela y Nicaragua entre 2017 y 2018, siendo derrotado -el imperialismo- en ambos intentos. La realidad es, que desde la llegada de Trump a la Casa Blanca en medio del repudio generalizado de la mayoría de la población estadounidense, recuérdese que la mayoría de los votantes prefirieron a la Clinton, quien obtiene cerca de 3 millones de votos por encima de Trump; los EEUU, han venido replegándose del protagonismo positivo de la humanidad. La crisis de los migrantes, se convirtió en el mayor espectáculo denigrante que sociedad alguna haya visto, con la imagen de los niños y niñas mexicanas recluidos en jaulas, llorando, separados de sus padres y madres. Toda una vergüenza, que evidenció el testimonio de la mayor violación de derechos humanos de la que hayamos sido testigos en, al menos la última década, tan solo comparables con las imágenes de exterminio que llevan a cabo las élites nazisionistas que gobiernan Israel, en contra de los niños y niñas víctimas del genocidio palestino.
Trump, aboga por ese repliegue en función de hacer realidad su compromiso con las y los votantes blancos que le apoyaron y poder reelegirse para un segundo período presidencial; solo que, fuerzas internas globalizantes, el llamado establishment estadounidense, se le oponen y resisten su política aislacionista. En la misma línea China, Rusia, la Unión Europea y demás países son objeto de los ataques imperialistas de Trump y cía; incluidos, países aliados a EEUU, como pudieran ser México y Canadá, que se han visto obligados a acudir ante tribunales internacionales para resolver el tema de los aranceles. Con las sanciones y aplicación de aranceles, Trump, quien considera que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar", intenta propiciar que la burguesía estadounidense invierta en EEUU y procure generación de empleos en territorio del imperio.
En medio del caos, que ha surgido a raíz de la dinámica de guerra no convencional, impuesta al mundo por parte del imperialismo de EEUU, somos testigos del surgimiento de un bloque contra hegemónico sustentado en la alianza: China-Rusia, como nuevo polo de referencia del mundo multipolar emergente, y que impugna la estructura hegemónica estadounidense en todos los ámbitos: económico, financiero, militar, tecnológico y hasta cultural. Sea como fuere, la estrategia de la Administración Trump, lejos de restablecer la hegemonía estadounidense, pareciera intentar frenar el declive como potencia mundial en muchos aspectos, en los que fueran los EEUU líderes. De hecho, su liderazgo ha sido dinamitado e incluso ridiculizado, como ocurriera con motivo de los bombardeos al pueblo sirio con misiles cruceros Tomahawk, los más modernos de la industria militar estadounidense, anulados por las defensas aéreas del país árabe, provenientes de tecnología rusa, ya obsoletas, por cierto. Lo concreto, es que estamos apreciando la conformación de un nuevo orden mundial, un nuevo sistema mundo, que no orbitará alrededor de los EEUU, como centro fundamental de ese nuevo sistema planetario, sino que girará alrededor de toda una comunidad de países, Venezuela entre ellos. El nuevo mundo, que bien lo definiera el Zar de la diplomacia rusa, Seguéi Lavrov, en una entrevista que le hicieran posterior al encuentro Putin-Trump en Helsinki, el pasado 29 de junio del presente año: "Bueno, creo que estamos en el orden mundial post-occidental, pero este orden se está formando y llevará mucho tiempo. Es una época histórica, si quieres. Ciertamente, después de cinco o más siglos de dominación del Occidente colectivo, por así decirlo, no es muy fácil adaptarse a las nuevas realidades de que existen otras potencias económicas, financieras y políticas, China, India y Brasil. Los países africanos van a estar en aumento, tan pronto como resuelvan al menos algunos de los conflictos que existen en el continente…" (http://www.mid.ru/en/foreign_policy/news/-/asset_publisher/cKNonkJE02Bw/content/id/3285972).
Es, en medio de un contexto global y nacional bien complejo, en que el Hno. Presidente Maduro ha anunciado al país, la pronta entrada en escena del PREPE, para afrontar la dinámica de guerra no convencional instrumentada por el imperialismo de EEUU, en contra del pueblo venezolano, su Gobierno y Fuerza Armada Nacional Bolivariana. No le ha resultado fácil, al Hno. Presidente Maduro, revertir esa dinámica de guerra no convencional, en específico, en lo correspondiente al ámbito de lo económico-financiero. Pero, como acostumbraba referir nuestro Comandante Infinito, Hugo Chávez Frías, aquel 02 de febrero de 1998, cuando ascendía a la primera Magistratura de la República: "Todo lo que va a ocurrir debajo del sol, tiene su hora. ¡Llegó la hora de la resurrección de la Patria de Simón Bolívar!".
No será, este 20 de agosto, un día cualquiera, sino un día de parto, difícil y doloroso, pero bienaventurado. Todas las condiciones, nacionales e internacionales, se han conjugado para que sea un parto natural, y la Nueva Economía nazca libre y soberana. Para que la Prosperidad, en todos los ámbitos de nuestra sociedad, se imponga y vuelva la alegría a los hogares venezolanos. Y, tengamos presente siempre, por secula seculorum en nuestras memorias de lo que fueron capaces de hacer para satisfacer sus ambiciones de poder, el imperialismo de EEUU, sus colonias del Cártel de Lima, sus agentes en territorio venezolano: la MUD, Fedecámaras, Consecomercio, la jerarquía eclesiástica, los medios privados de incomunicación, la Averú, las mafias del transporte y sindicales, en contra de todo un pueblo. Y, podamos gritarles a todo pulmón: ¡Valió la pena haberlos resistido!
Caracas, 11-08-2018